Rafael Valero Oltra, un poeta en la cúpula fiscal
Era uno de los principales colaboradores de Conde-Pumpido
Derecho y poesía. Ésas fueron las dos pasiones de Rafael Valero Oltra, fallecido repentinamente en la madrugada de ayer en Majadahonda (Madrid) tras sufrir el martes una hemorragia cerebral. Recordado por sus compañeros como un jurista riguroso y discreto y una muy buena persona, Valero lo fue casi todo en la carrera fiscal. El fiscal jefe de la Inspección -número tres del Ministerio Público- compaginó su brillante trayectoria profesional con una constante afición por la poesía que, según explicaba él mismo, suponía una vía "para compartir los sentimientos".
Esas dos facetas, la jurídica y la artística, se entremezclaron durante sus 65 años de vida. Nacido en Valencia el 26 de mayo de 1944, estudió Derecho y arte dramático y, durante su juventud, formó parte de varios grupos de teatro aficionado. Aprobó la oposición a fiscal en 1970 y, desde entonces, ejerció en Sevilla, Ciudad Real y Lleida. Hasta que en 1990 fue nombrado fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, cargo en el que permaneció 13 años.
Su trabajo en la Red le valió el galardón Mecenas de Plata en 2001
Su salto a la cúpula fiscal se produjo en julio de 2003, cuando el entonces fiscal general, Jesús Cardenal, se lo trajo a Madrid como fiscal jefe de la Inspección Fiscal, lo que le convirtió en el número tres de la carrera -sólo por detrás del propio fiscal general y del teniente fiscal del Tribunal Supremo- y miembro nato del Consejo Fiscal.
Su valía profesional, según fuentes fiscales, pudo más que el cambio de gobierno, y el sucesor de Cardenal como máximo responsable del ministerio público, Cándido Conde-Pumpido, lo renovó en su puesto el pasado noviembre al considerar que desarrollaba su labor de una manera ejemplar. La relación entre ambos fue tan buena que el actual fiscal general lo consideraba uno de sus principales colaboradores. Valero alcanzó la máxima categoría de la carrera -fiscal de sala- y obtuvo la cruz de honor de San Raimundo de Peñafort, que premia las más brillantes carreras en profesiones jurídicas.
En lo literario, su libro más conocido, titulado Fe de vida, fue presentado en certámenes internacionales como el Festival de Poesía de El Salvador. En los últimos años, su producción poética se difundió sobre todo en Internet, a través de varios foros y revistas literarias y bitácoras poéticas, pero sobre todo a través de su página personal Los poemas de Oseas (www.ctv.es/USERS/rafavalero). Su trabajo en la Red le valió además el galardón Mecenas de Plata en 2001, que premia páginas web en español y dedicadas a la cultura.
Su sorpresiva pérdida produjo ayer una profunda consternación entre los miembros del ministerio público. Varios fiscales consultados por este periódico coincidieron en subrayar su singular valía profesional y "su buen carácter".
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