EE UU nacionalizará General Motors con un canje de deuda
La firma plantea un duro ajuste para evitar suspender pagos
General Motors dio ayer un nuevo golpe de tuerca a su plan de viabilidad, en un último intento para reestructurarse al margen de la bancarrota. En el apartado industrial, endurecerá su plan de ajuste, mientras que en el financiero ofrece canjear deuda y otros compromisos por capital. En los términos planteados, el Tesoro de EE UU se haría con una participación del 40%, mientras que los trabajadores tendrían un 39%, los tenedores de bonos un 10%, y los actuales accionistas, sólo el 1%.
El gigante de Detroit cerrará otras seis plantas y casi la mitad de los concesionarios, acometerá 21.000 despidos más y se desprenderá de Pontiac para concentrarse en cuatro marcas.
Es la tercera revisión del plan presentado en diciembre, cuando la Casa Blanca acudió en su auxilio. Fritz Henderson, su consejero delegado, quiere ser más agresivo y concentrar los recursos financieros, técnicos y comerciales en los pilares más sólidos. "No se trata de sobrevivir, sino de ganar". Para ello propone dejar en 31 las plantas de ensamblaje con las que opera en Norteamérica, frente a las 47 que tenía en 2008.
GM se concentrará en cuatro marcas y suprimirá 8.000 empleos más
El grupo se desprenderá de Pontiac, como trata de hacer con Saab, Saturn y Hummer. La nueva GM estará integrada por Chevrolet, GMC, Cadillac y Buick, y ofrecerá 34 modelos, frente a los 48 en 2008. Su cuota de mercado bajará del 18,6% al 15,6%, por detrás del 16,3% de Toyota. Y si el grupo se contrae en tamaño, también su red de concesionarios, que pasará de 6.246 en 2008 a 3.605 a final de 2010.
Este drástico ajuste, diseñado con el Tesoro, tendrá un impacto en el empleo. GM habla ahora de dejar la plantilla en 40.000 asalariados en 2010, es decir, 21.000 menos que en 2008. Son 8.000 despidos más que los previstos en febrero. Todo sumado reducirá un 25% los costes estructurales.
GM, cuyos títulos subían ayer con fuerza en Bolsa, tiene hasta el 1 de junio para reestructurarse al margen de la suspensión de pagos. Los sindicatos recibirían un 39% del capital a cambio de renunciar a compromisos por pensiones y seguros de salud. El Tesoro lograría un 40% a cambio de su ayuda. Los tenedores de deuda por 27.200 millones se quedarían con un 10%, canjeando cada 1.000 dólares en bonos por 225 acciones.
El castillo puede derrumbarse si no se llega a un acuerdo con los acreedores, a quienes el trato les parece injusto. El canje sólo se realizará si el 90% de los tenedores de bonos está de acuerdo. El dilema para ellos es que la alternativa es la suspensión de pagos, en la que correrían el riesgo de quedarse sin nada.
En el caso de su rival Chrysler, el reloj descuenta más rápido y tiene hasta el jueves para cerrar la alianza con la italiana Fiat. Este fin de semana cerraron un principio de acuerdo con el sindicato para reducir costes, mientras intenta encontrar la manera de reducir los 7.000 millones de deuda.
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