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Cuando César ganó el concurso de publicidad de una multinacional de la alimentación con la frase: “Me encantan los paseos por la tarde con mi mujer. Cada vez llegamos más lejos”, nunca pensó que de pasear pasarían a caminar, de caminar a correr y de correr a plantarle cara, en pareja, al cáncer de mama de Elena.

Elena Costa y su marido César son miembros del Club Runner Ciutat de València. Desde hace tres años participan en el circuito de carreras, maratones y medias maratones que se organizan en la Comunidad Valenciana. Elena se detecto un bulto en abril de este año. “No sabes a quien acudir y lo primero que hicimos fue llamar a la Asociación contra el Cáncer en Valencia”, comenta César. “Nos atendieron enseguida, nos pidieron la prueba y a las 48 horas ya teníamos la confirmación”.

Elena recuerda que empezaron con la quimioterapia. “Cuatro sesiones cada 21 días y ahora doce, una a la semana. La suerte que tengo es que no sufro mucho los efectos secundarios, salvo por el tema de la caída del pelo”. El tratamiento, paso previo a la intervención del tumor y la radioterapia prevista para noviembre, no ha parado su trayectoria como deportista. Elena ha pasado de participar en carreras contra el cáncer de mama a correr con un cáncer de mama en su cuerpo. “Es sorprendente porque al principio, después de cada sesión, me sentía llena de energía. Ahora me noto más cansada pero aun así estoy corriendo 4 o 5 kilómetros. Salgo dos veces entre semana y una el fin de semana”.

César, implicado al cien por cien en el proceso, propuso al resto de corredores del club manifestar el apoyo a Elena y a las mujeres que, como ella, transitan por el tratamiento contra el cáncer de mama. "La primera carrera en la que aparecieron todos con un pañuelo rosa en la cabeza fue hace unas semanas en Mislata, fue precioso y muy emocionante. Sólo podía llorar”, comenta Elena.

El pañuelo rosa, una de los símbolos del cáncer de mama, se ha convertido en una parte más del equipamiento de los deportistas del club. Sergi González, Siro Marchante, Pepe Escribá y Silverio Rubio, compañeros de carreras de Cesar y Elena, lo llevan siempre durante las competiciones o los entrenamientos. “El pañuelo ya estaba presente en alguna carrera pero desde que Elena está con el tratamiento es nuestra manera de darle ánimos, a ella y a César”, comenta Sergi. “Y siempre piensas que puede pasarle a una persona cercana, eso lo tienes en mente con lo que extendemos el mensaje a todas las mujeres y sus familias” añade Siro. Silverio concluye “a este club le va el rosa”.

“No hay terapia que supla ese punto donde llevas la mente y el cuerpo cuando corres. La resistencia en una carrera, la planificación mental para mantener la fuerza y llegar al final, requieren de una alta concentración y un pensamiento positivo” comenta Elena. Por no hablar del efecto que las hormonas que se producen con esta clase de ejercicio tienen sobre el cuerpo y el cerebro.

A Elena el cáncer le ha cambiado la percepción de lo que tiene alrededor “ahora solo tengo ganas de vivir, de hacer cosas. Los problemas de antes ya no son problemas para mi, todo es más fácil, disfruto de la vida y en casa estamos concienciados. El cáncer me ha dado un punto de felicidad, ha sacado algo de dentro de mi…..vivir la vida”. César dice que es más objetivo que ella, “todo normal, te dice, pero ves que no llega o que tiene que parar. Le agradezco lo que hace, con eso tengo suficiente”. César mira a Elena y sonríe, “yo veo que esto le hace bien. La droga del deporte”.