'The Secret Circle': crepusculines con la güija a cuestas
Una montaña rusa de pin-ups previsible y efectiva a partes iguales. The Secret Circle bebe del éxito Crepúsculo y se mofa de Harry Potter; habla de brujos adolescentes desbordados por las hormonas y, aunque dulzona y empalagosa como un algodón de azúcar, ya ha formado una pareja más que decente con Crónicas Vampíricas -ambas se inspiran en novelas de la escritora L.J. Smith- dándole unos nada despreciables resultados a CW. Hasta el momento se han emitido dos episodios y en el último de ellos, con dos millones de espectadores y dura competencia, ha estado a punto de igualar a la ficción protagonizada por Ian Somerhalder, su lead-in. Ha sido el mejor estreno del canal esta temporada, aunque ha perdido casi un millón de seguidores entre el piloto y su segunda entrega, un descenso del 31% entre los demográficos (18-49 años).
The Secret Circle narra las desventuras de la que bien podría ser una modernización sensacionalista de cualquier novela de Jane Austen o Alejandro Dumas. Cassie Blake (Brittany Robertson, Life Unexpected) es una adolescente feliz y despreocupada, cuya vida da un vuelco trágico cuando pierde a su madre en lo que parece ser un fuego accidental. Huérfana y desorientada, se traslada junto a su abuela a la pequeña ciudad de Chance Harbor (Washington), donde descubre que es una bruja, el eslabón perdido de un grupo de postpuberales a los que la güija les sabe a poco.
Junta las novelas deStephenie Meyer con los cánticos de un aquelarre en lugar del Claro de Luna que embelesa aEdward Cullen y tendrás como resultado esta videoclipera amalgama de tópicos adolescentes. Peinados despeinados de una hora frente al espejo, estratégico empleo de la lencería y el efecto mojado en la ropa, toneladas de gloss en los labios de las protagonistas... Ingredientes que invitan a cualquier amante de la televisión a desconfiar de los guionistas; del género humano en general, quizá, pero que engarzan de maravilla para dar a luz el enésimo fenómeno teen y uno de esos placeres culpables de los que ya te hemos hablado en este blog.
Una vez instalada en Chance Harbor, Cassie conocerá a los que se convertirán en sus compañeros de aula: la dulce y mandona Diana (Shelley Hennig), el solitario Nick (Louis Hunter), la aparentemente tímida Melissa (Jessica Parker Kennedy), la impulsiva e impúdica Faye (Phoebe Tonkin) y el intento de Emo Adam (Thomas Dekker), una nueva víctima para los que guardan muñecos vudú de Ted Mosby en sus armarios. Juntos formarán el nuevo Círculo de hechiceros en un lugar en el que la magia está prohibida desde que casi todos sus padres -también brujos- murieran en extrañas circunstancias. Para huir de miradas indiscretas y no correr la misma suerte, la heterogénea pandilla practicará en una casa abandonada que jamás se anunciaría en Idealista.com.
Los Angeles Times ha señalado que el "guapísimo" reparto"aporta alma" a sus personajes; nada más lejos de la realidad. Robertson, la protagonista, no pasa del aprobado alto, dado que el título parece estar hecho para su lucimiento personal. Su gesto puchero, y eso sin ser demasiado malos, amenaza con superar los de Lydia Bosch en Médico de familia;Tonkin coquetea no sólo con su escote y con prendas dos tallas menos que la suya, sino también con el precipicio de la sobreactuación.
Falta profundidad argumental en los secundariosy el montaje acusa en ocasiones cambios bruscos en el ritmo. No obstante, y para ser sinceros, la serie se deja ver y el papel de Natasha Henstridge (Species) promete competir contra el de Melinda Clarke en Nikita por el premio a la mejor mujer fatal de CW. Los fanáticos ya han demandado uncrossover con los personajes de Crónicas Vampíricas, pero el productor de ambas, Kevin Williamson, ha matado sus ilusiones al decir que el nuevo proyecto "necesita crear su propia mitología". Vamos, que chupasangres y hombres lobo no son bienvenidos... De momento.
Entre lo que se salva, también es justo destacar escenas de indudable impacto estético y habilidad cinematográfica -como cuando Adam enseña a Cassie a controlar su magia por primera vez en el bosque- y ese intento de dotar la serie de cierto sentido antropológico: que todos necesitamos pertenecer a algo y, por ende, también un grupo de adolescentes automarginados a causa de sus respectivos dones.
Lamentablemente, su naturalezakitsch, su vacuidad dramática en las tramas adultas y sus diálogos memorables -"Deja que la magia fluya dentro de ti"- dan al traste con el propósito de moldear algo más allá del simple entretenimiento. Encender una bombilla, aunque sea a base de magia, nunca debería parecer una clase de preparación al parto. Y, ¿acaso es mucho pedir que las actrices no amanezcan con una capa de maquillaje? InclusoBlair Waldorf ySerena van der Woodsen de Gossip Girl tienen peores pintas por la mañana. Lo dicho: será necesaria mucha magia para mejorar The Secret Circle o ni siquiera la memoria eidética de Sheldon Cooper la recordará en unos años.
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