Un nuevo mártir del republicanismo irlandés
Robert (Bobby) Sands, militante del Ejército Republicano Irlandés (IRA), que contaba veintisiete años de edad, llegó a ser diputado electo del Parlamento británico, ha pasado a engrosar la lista de mártires del republicanismo irlandés.
Sands fue producto de la lucha, que se prolonga ya doce años, entre unionistas protestantes y católicos en Irlanda del Norte. Con sus otros tres hermanos, nacidos en Belfast, comenzó a trabajar a los dieciséis años como aprendiz de chapista. Pronto se interesó por la actividad sindical y el deporte, llegando a ser un corredor conocido en el Ulster al que se le auguraba un brillante porvenir.
El 30 de enero de 1972, trece manifestantes católicos son abatidos por los disparos del Ejército británico en Londonderry. Fue el Domingo Sangriento (Bloody Sundav). Ese mismo año, Sands ingresa en el IRA.
En un artículo autobiográfico publicado en el órgano del IRA Provisional, Republican News, Sands escribió. de si mismo: «Vi tantas casas destruidas. Tantos padres e hijos detenidos, amigos asesinados. Tanto gas, disparos y sangre, en la mayoría de los casos de nuestra propia gente, que, cuando tenía dieciocho años y medio, me unía los provos».
En 1973, las puertas de la prisión de Maze, entonces llamada Long Kesh, se abrieron para recibir un nuevo recluso: Robert Sands, con victo de dos robos a mano armada. dos tentativas de secuestro y Posesión ilegal de armas de fuego. Fue condenado a cinco años, más otros tres por pertenecer al IRA.
Abandonó el penal en 1976, y poco después se casó. Pero su periodo de libertad fue breve. Seis meses después fue detenido en un automóvil donde se encontró un arma de fuego, cerca de una tienda de mueble donde había explosionado una bomba se produjo un tiroteo. En esta ocasión la pena fue de catorce años y las condiciones del detenido más duras. Ese año se había abolido el estatuto especial para los detenidos como con secuencia de los enfrentamientos entre protestantes y católicos, y los presos republicanos eran considerados como criminales de derecho común.
De nuevo en Maze, Sands insiste en su rebelión. Declaró inmediatamente la «huelga de uniforme», llevando exclusivamente la bata marrón reglamentaria, para apoyar así el reconocimiento del estatuto político.
En su protesta fue uno de los directores de las llamadas «huelgas higiénicas», que, junto con otros 450 presos, rehusaba lavarse manchaba las paredes de la celda con sus propios excrementos.
Durante sus largas horas de aislamiento, contó su vida a través de artículos, poemas y canciones, que, escritas en papel higiénico, hizo llegar clandestinamente al Republican News, para su publicación.
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