"Tener referentes serios de lesbianas elimina estereotipos"
Mientras que escritores, actores e incluso políticos se declaran gays, las lesbianas siguen siendo invisibles en la vida social. Angie Simonis (Barcelona, 1963), filóloga y militante lesbiana, investiga sobre escritoras homosexuales. Es una de las ponentes de las Jornadas de Políticas Lésbicas, que la asociación de homosexuales Gehitu celebra de hoy al sábado en San Sebastián.
Pregunta. Conocemos los nombres de célebres escritores gays y apenas de lesbianas.
Respuesta. Las mujeres siempre hemos tenido más problemas a la hora de conquistar libertades. Las lesbianas llevaron una vida disfrazada de heterosexuales. Es mucho más difícil rastrearlas.
P. Se centra en las de la Segunda República.
"Salir del armario' es la única manera de normalizar la homosexualidad"
R. Fue una época transgresora, emergió el feminismo y la libertad sexual estuvo en el candelero. Hay rastreos de muchas lesbianas escritoras: Carmen Conde
[primera académica de número], Victorina Durán, Margarita Xirgu, Ana María Sagi, la periodista Irene Polo, Lucía Sánchez Saornil, fundadora de Mujeres Libres
[sección feminista de CNT]... Incluso existía un círculo sáfico en Madrid como lugar de encuentro y tertulia.
P. ¿Se declaraban lesbianas?
R. Había quien no se escondía mucho, como Polo o Durán, pero lesbiana era un insulto, algo innombrable. Excepto los poemas homosexuales de Sánchez Saornil, sus textos no eran explícitos para poder publicarlos, así que hay que reinterpretarlos.
P. ¿Qué aporta sacarlas del armario?
R. Eran mujeres de rompe y rasga, rebeldes, feministas y transgresoras, de las que podemos estar muy orgullosas. Dos gallegas consiguieron casarse en 1901 disfrazándose una de ellas de hombre. Las pillaron y tuvieron que huir a Argentina. Hay que homenajear a todas estas mujeres: si hoy lo pasamos mal, imaginemos a lo que se enfrentaban ellas. Además, tener referentes dignifica y rompe con el estereotipo de que sólo pensamos en divertirnos y en el sexo. Con los gays ya ha pasado: contar con gente seria como el ararteko, Iñigo Lamarka, ayuda muchísimo.
P. Pero aún apenas hay famosas que se declaren lesbianas.
R. Muchas no lo dicen por miedo a ser encasilladas o criticadas. Es duro, porque te enfrentas a haber engañado al mundo y a ti misma durante años, pero es hipócrita argumentar que la condición sexual es algo íntimo: ocultarla supone fingir y no poder hablar de nuestra mujer con naturalidad. Conseguida la igualdad legal, falta conquistar la aceptación social, y salir del armario es la única manera de normalizar la homosexualidad. Además, sufrimos la doble discriminación de mujeres y lesbianas. La literatura lésbica se suele limitar al público lesbiano.
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