Rudy también reina en Europa
El alero del Joventut desbarata al Akasvayu y da el título a su equipo
En Turín, se reunieron hasta once ojeadores de la NBA. Insólito en una final de la Copa ULEB, la segunda competición europea ya que un partido entre el DKV Joventut y el Akasvayu Girona puede verse con cierta regularidad en la ACB española. Para cualquier equipo es un tesoro contar con un jugador como Rudy Fernández. Pero si tenía que ratificarlo, el escolta al que ya esperan con los brazos abiertos los Blazers de Portland, volvió a desplegar su poder desequilibrante. No precisó anotar demasiado (13 puntos, 7 rebotes, 2 robos y 2 asistencias). Su trabajo anuló la estupenda pero muy fugaz oposición del Akasvayu. Ganó la Penya, que arrasó en la segunda parte y, de paso, obtuvo el premio gordo de la clasificación para la próxima Euroliga.
AKASVAYU GIRONA 54 - DKV JOVENTUT 79
Akasvayu Girona: Sada (3), McDonald (11), Cvetkovic (3), Radenovic (20) y Marc Gasol (9) -quinteto inicial- Daniels (6), Montañez (0), San Emeterio (2) y Whitfield (0).
DKV Joventut: Rubio (2), Mallet (26), Laviña (4), Jagla (8) y Hernández-Sonseca (0) -quinteto inicial- Rudy (13), Ribas (2), Barton (8), Franch (0), Popovic (6), Tomas (0) y Moiso (10).
Árbitro: Facchini (Italia), Belosevic y Viator.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
21-16
6-18
10-24
17-21
Antes de dar rienda libre a su juego arrollador, Rudy y la Penya tuvieron que arremangarse para reducir al Akasvayu, que por momentos tuvo un pie sobre el cuello del DKV Joventut (2-12). Con un quinteto inicial atípico, sin Rudy y con Mallet y Ricky compartiendo la distribución de su juego, el equipo de Badalona tardó en encontrar el antídoto para frenar a Ivan Radenovic, que se convirtió en el estilete resolutivo de su equipo dada la mala tarde Marc Gasol.
Un par de triples de Mallet y la irrupción de Rudy pusieron el punto de inflexión que necesitaba la Penya, dado que Ricky Rubio no tenía el día. Una vez le cogió el tranquillo a la final, el Joventut pedaleó a piñón libre. Al Akasvayu le faltó balón. Simplemente lo olió mucho menos por su inferioridad en el rebote, por su torpeza en el manejo y por la carencia de una dinámica de juego que supliera su inferioridad técnica. Al final ganó el DKV Joventut y ganó el baloncesto español, que barrió en la novedosa final a ocho. La Penya vuelve a hacerse grande en Europa.
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