Detenidos por corrupción el jefe de la Policía Local de Coslada y 25 agentes
Los guardias están acusados de extorsionar a prostitutas y comerciantes
Era un secreto a voces, pero nadie había intervenido. Agentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid detuvieron ayer por la mañana al jefe de la Policía Local de Coslada (83.200 habitantes) y a 25 agentes, acusados de una larga lista de delitos entre los que destacan corrupción, chantajes, amenazas, prostitución, cohecho y lesiones. Los arrestados habían montado un grupo mafioso hacía años, sin que ningún cargo político, que tenían información de lo que ocurría, hubiera tomado medidas contra la trama.
Los agentes se acostaban con meretrices rumanas sin pagar
El responsable de la trama fue arrestado cuando iba a salir de casa
La investigación continúa y no se descartan más detenciones. La plantilla de la Policía Local de Coslada está formada por 149 agentes, 80 de los cuales forman parte de las Brigadas Especiales de Seguridad de la Comunidad de Madrid (Bescam), pagadas por el Gobierno regional.
Las investigaciones comenzaron hace unos tres meses, según fuentes del caso. Los agentes del Grupo XVI de Policía Judicial de Madrid, dedicado a Organizaciones Criminales de Antiguos Países del Este (OCAPE), estaban tras un grupo de prostitución procedente de Rumania que operaba en Coslada. Las pesquisas, sin embargo, eran más importantes.
Detrás de esta trama de prostitución estaba, supuestamente, el jefe de la Policía Local de Coslada, Ginés Jiménez Buendía, que tenía a su cargo a 25 agentes que se dedicaban a todo tipo de extorsiones, corrupción y agresiones. Cuando los policías de la OCAPE interrogaron a las mujeres que eran obligadas a prostituirse, empezaron a hablar de agentes locales de Coslada que les ordenaban mantener relaciones sexuales con ellos sin pagar y también les exigían parte del dinero que ganaban para no ser deportadas o denunciadas por incumplimiento de la Ley de Extranjería.
La Policía Judicial pinchó los teléfonos de los implicados hasta que lograron dibujar toda la trama. "También nos han llegado informaciones y denuncias verbales de empresarios de hostelería, sobre todo de dueños de bares de copas, que tienen pensado denunciar ahora que hemos detenido a todos los integrantes de esta banda", explicó un responsable policial.
Los agentes actuaban al más puro estilo mafioso, según fuentes del caso. Se encargaban de ir bar por bar para exigir a los dueños que pagasen dinero para mantener abiertos sus locales o para poner las mesas en las terrazas en verano. En caso de que el propietario se negara, los integrantes de la banda iban a todas horas, le sometían a todo tipo de controles y no dudaban en imponer sanciones a destajo hasta que el empresario accedía al pago. También era frecuente que acudieran a los bares de copas y pidieran consumiciones durante toda la noche sin pagar ninguna de ellas. En algunos casos, obligaban a los dueños a mantener abierto el local hasta el día siguiente sólo para ellos, sin más clientes.
La situación era "tan irregular" en la Policía Local de Coslada que ha habido robos de armas oficiales en el armero de la sede principal, en la avenida de la Constitución. Estos hechos fueron denunciados ante la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, pero nunca fueron esclarecidos, según fuentes de la investigación.
El primero en ser detenido fue el jefe de la Policía Local, Ginés Jiménez, sobre las siete de la mañana, justo cuando estaba a punto de salir de su casa, en pleno centro de la localidad. Después fueron arrestados el resto de agentes, entre los que se encuentra el conductor del alcalde de Coslada (el socialista Ángel Viveros) y el chófer del propio jefe policial. El resto de los detenidos fueron esposados según salían del turno de noche o estaban a punto de incorporarse al servicio, por la mañana, según fuentes del caso. La operación estuvo coordinada por tres comisarios de la Jefatura Superior de Policía.
Los detenidos pasaron uno a uno por las dependencias policiales donde, ante la autoridad judicial, se registraron sus taquillas y pertenencias. El último en pasar, con cara tranquila, fue el propio Ginés Jiménez. Entró en la sede policial sobre las cinco de la tarde y salió una hora y media después con aspecto tranquilo y sin ir esposado. Sonrió y saludó a algunos congregados. En ningún momento dijo nada respecto a su detención. Estuvo frío y colaborador, según fuentes del caso.
Los agentes de la trama repetían a los extorsionados un escueto mensaje del tipo "O pasas por caja y pagas o te cerramos el local". Es una frase habitual en las conversaciones telefónicas que tienen grabadas la policía tras pinchar los móviles de los implicados. Así chantajeaban a los comerciantes, en especial, a los dueños de comercios, locales de ocio y bares de copas.
Según fuentes del caso, la mayoría de las extorsiones las hacían los agentes de la noche. Se presentaban en el local y, tras exigir al propietario lo que tenían que pagar, amenazaban con cerrar el establecimiento. En las conversaciones telefónicas nunca llegaron a decir las cantidades que cobraban. "Actuaban en bloque. El que dirigía todo eso era el jefe de policía. Luego dejaba hacer al resto. Eso les ha dado alas y han cometido muchas tropelías", explicaron fuentes del caso. La policía intenta también culpar a los detenidos de asociación ilícita para delinquir.
La policía está a la espera de que las víctimas de las extorsiones y de las coacciones denuncien los casos para saber la cantidad exacta con la que se ha podido hacer la organización. Los agentes se incautaron ayer de diversa documentación en casa del jefe de policía y del ordenador de su despacho oficial. Ahora analizarán todo el material.
La policía informó en todo momento a los jueces de Madrid para evitar que los implicados pudieran tener noticias a través de los juzgados de Coslada. Parte de las prostitutas que denunciaron a los policías se les ha dado la condición de testigo protegido, de forma que los imputados desconozcan en todo momento su identidad.
La Fiscalía de Alcalá de Henares estaba informada de todos los pasos que seguían los investigadores, ya que ordenó a la Jefatura Superior de Policía que investigara una red de prostitución en Coslada. Pero los agentes de la Brigada de Policía Judicial ya habían empezado esa investigación que les llevó hasta la red de corrupción y extorsión policial.
Algunos detenidos también están acusados de robos. En alguna ocasión se quedaron, supuestamente, con parte de los botines que decomisaron y se apropiaron de objetos en los registros domiciliarios que hacían. Los implicados no denunciaban muchas veces por temor a represalias. "Esto va para largo, ya que ahora van a salir muchos casos", aseguraron fuentes de la investigación.
Los detenidos fueron trasladados a la Brigada de Policía Judicial, con sede en la capital. Los investigadores empezaron anoche a interrogar a los agentes que, presuntamente, estaban menos implicados en la trama de corrupción. Muchos de ellos quedarán en libertad con cargos, tras ser informado el juez que lleva el caso, el titular del número 21 de plaza de Castilla. El resto pasará a disposición del juez en las próximas horas, tras prestar declaración ante la policía.
Ginés Jiménez, el 'sheriff'
Ginés Jiménez Buendía, de 52 años, se había convertido en un jefe de policía muy controvertido, en especial en los últimos años. Inició su carrera profesional en Cartagena (Murcia). Tras un cambio de gobierno municipal hace 22 años, se trasladó a Coslada. Desde entonces es el jefe de la Policía Local. En los últimos años había convertido la ciudad en su particular chiringuito. Tenía un control absoluto de lo que pasaba dentro y fuera de la misma, con una red de informadores que traspasaba las fronteras de la Comunidad de Madrid.
Temido por unos, mirado con recelo por otros, se había erigido como jefe de la Federación de Asociaciones de Policías Locales desde los años noventa. Le bastó reunir a responsables de asociaciones de varias comunidades autónomas para hacerse con el cargo, en el que lleva 12 años. Nacido en Alcantarilla (Murcia), está casado y tiene dos hijos.
Ginés fue denunciado hace cinco años por acoso laboral por una policía. El Ayuntamiento inició una información reservada. El caso se archivó y la agente se marchó de Coslada.
Estuvo suspendido dos años de empleo y sueldo en 2001 por supuesta incompatibilidad con su superior inmediato, el director de Seguridad. Los tribunales le dieron la razón y fue readmitido en su puesto. Desde entonces, ningún político ha actuado contra él ni le ha investigado. Cobra 76.000 euros al año.
"Por fin" y "ya era hora" son expresiones de mandos policiales al conocer su detención. Ginés se había convertido en el sheriff de Coslada. Los vecinos le llamaban así. Sabía mucho de muchos, lo que le daba mucha impunidad. La tarde anterior a su detención, desconocía que era investigado. No sabía que horas después, el sheriff iba a terminar entre rejas. Paradojas de la vida.
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