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La operación quirúrgica de don Juan Carlos

Tres operaciones por accidentes y dos por salud

El Rey ha sufrido caídas de esquí y otros percances que le han llevado al hospital

La afición del Rey a los deportes ha sido principalmente lo que ha manchado su buena salud. Desde el inicio de los años ochenta ha sufrido siete percances, cuatro esquiando en diversos países, otro en la piscina de su casa, uno cazando en Suecia y el último durante unas maniobras militares.

De las cuatro operaciones a las que ha sido sometido hasta el día de ayer, tres de ellas tuvieron que ver con esos percances; solo la cuarta, la última -una operación de varices que le practicaron en marzo de 2001-, se debía a un problema de salud. Estas dilataciones venosas las padecen, por lo general, las personas que tienen que estar largas horas de pie. Aparte de este problema, el Monarca solo tiene, que se sepa, otro menor: oye mal. Por eso, lleva audífonos desde julio de 1996.

El Monarca solo ha tenido dos problemas de salud: varices y sordera
El peor incidente le ocasionó una fisura en la pelvis que le produjo una fibrosis
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En junio de 1981, sufrió un percance que fue muy aparatoso. Tras jugar un partido de squash con el tenista Manuel Santana, don Juan Carlos se dirigió rápidamente hacia la piscina de la residencia, el Palacio de la Zarzuela, y traspasó con su cuerpo el cristal de la puerta de salida al jardín, sufriendo heridas en múltiples partes del cuerpo. Tuvo que ser intervenido durante varias horas. Tuvo escayolado un mes el brazo izquierdo, a consecuencia de la gravedad de una de las heridas.

Un par de años después, sufrió uno de los accidentes de los que salió peor parado, una caída de esquí, en enero de 1983, en la estación de Gstaad (Suiza). Le provocó una fisura de pelvis y tuvo que llevar muletas durante semanas. Además, el incidente le dejó secuelas. Poco después le detectaron una fibrosis (inflamación muscular) que le fue extirpada en la clínica Sant Josep de Barcelona en julio de 1985.

En la década siguiente volvió a pasar por el quirófano por otro accidente de esquí. El 30 de diciembre de 1991 fue operado durante hora y media en la clínica Puerta de Hierro de Madrid de una lesión que sufrió unos días antes en la rodilla derecha cuando esquiaba en Baqueira-Beret. Tras esta intervención necesitó usar de nuevo muletas hasta la primavera del año siguiente. Practicando el mismo deporte se había accidentado en diciembre 1989 en la estación de Courchevel, en los Alpes franceses, y, aunque en esta ocasión la caída fue menos aparatosa, le costó visibles magulladuras y arañazos en la cara.

Es difícil que cualquier percance que sufra el Monarca, por pequeño que sea, pase inadvertido. Aparte de estas tres operaciones relacionadas con el deporte y de la de varices en la pierna derecha, a la que se sometió en marzo de 2001, el Rey, ha tenido algún otro susto menor. En junio de 1980 sufrió una caída al bajarse de un tanque tras unas maniobras militares de la División Acorazada Brunete, en el campo de San Gregorio, en Zaragoza. Se golpeó el codo derecho, que tuvo que ser vendado. Y en noviembre de 1988, durante una cacería en Suecia, se golpeó en un ojo con una rama mientras seguía a una pieza. La irritación le obligó a tratarse la zona y a protegerla por un tiempo con gafas de sol.

También se cayó en otra ocasión en las pistas de la estación de esquí de Candanchú, en Aragón, en febrero de 1995. Se resbaló en una placa de hielo y se lesionó la mano derecha. Llevó una escayola en todo el antebrazo durante algo más de un mes.

La de ayer fue la quinta vez que el Monarca entraba en un quirófano y la segunda por una enfermedad, y no a causa de accidentes fortuitos.

El Rey con muletas, en marzo de 1992, por una operación de rodilla
El Rey con muletas, en marzo de 1992, por una operación de rodillaM. FLÓREZ

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