Los círculos íntimos de Luis Suárez
El delantero del Barça, dueño de un espíritu feroz en el campo, es una persona sencilla y fiel a sus hábitos: el mate y los amigos
Un hombre con códigos de barrio, con una infancia llena de restricciones y necesidades, pero con principios definidos y valores respetados. Así define su entorno a Luis Suárez (Salto, Uruguay; 1987). Pocas noches de fiestas, pero cantidad de horas dedicadas a su esposa y a sus dos hijos. Un tipo familiar que se entrega a los dos pilares que lo definen: su pasión por la pelota y el amor por sus afectos. Celoso de su intimidad, recrea en Cataluña los escenarios más característicos de su querido país. “Vivo el día a día como si estuviese en Uruguay”, concluye el delantero centro del Barcelona.
Yerba, bombilla y mate. Amigos, charlas, y el mate. Un círculo de sabor y disfrute. Un círculo de confianza en el que descansan sus integrantes. El mate representa en la sociedad uruguaya un tratado de comunión. “¿El mate?”, reflexiona Luis Suárez; “sirve para conversar. Para distraerse... Para juntarse con amigos”. Jamás se entendería el paisaje urbano de Montevideo sin esta tradición del Río de la Plata. Como jamás se entendería la vida de Suárez sin Sofía Balbi, su mujer.
“En la adolescencia conoció a Sofía que, desde el principio, jugó un papel importantísimo en su vida. Luis es quién es gracias a ella. Su mujer es una compañera intachable y lo ha apoyado de forma incondicional”, declara Mathías Cardacio, futbolista del Defensor Sporting y compañero desde la niñez del atacante azulgrana.
“Fui a buscar a un amigo uruguayo, aprovechamos que él estaba en Barcelona y nos pasamos la mañana en el bar de unos colegas charrúas tomando mate, hablando del último Clásico y de la vida. Después me fui para casa con mi mujer, llegó la hora de bañar a los nenes y luego acostarlos. Bastante normal, como hago siempre”, explicó Luis Suárez en la emisora Rac1 el lunes pasado, horas después de haber marcado el gol que él bautizó como “el más importante con la camiseta del Barça”. No fue un partido cualquiera para él. Su gol selló el triunfo del Barça. “Vivir el Barça-Madrid como jugador es algo único. Desde el calentamiento, hasta la entrada al campo y ver ese mosaico espectacular. No puedo explicar cómo lo disfruté”, relató el uruguayo.
“Antes de llegar al Barcelona, muchos le aconsejaron que no descartara la opción del Madrid, incluso se comentaba que podía ganar más dinero. Pero él jamás dudó. Y siempre respondía: ‘Soy hincha del Barça, y es mi sueño jugar allí”, cuenta Walter Ferreira, el kinesiólogo que le ayudó en la recuperación de su lesión en la rodilla antes de debutar con la celeste en el último Mundial.
El puente entre Luis Suárez y Barcelona, que se terminó de construir el pasado verano cuando el Barça lo fichó por 81 millones de euros, comenzó, en realidad, en 2002. La familia de Sofía, entonces su novia, se trasladó a Hospitalet (luego se mudarían a Castelldefels) para regatear la crisis económica en Uruguay. A los 16 años, cuando todavía jugaba en las inferiores del Nacional, el futbolista pidió a los directivos del club que lo ayudasen a visitar a su novia. Cosas de Cupido, la capital catalana cautivó a Suárez y cuando su fútbol saltó a Europa cada vez que podía se paseaba por Barcelona y hasta por el Camp Nou. Ahora ya está donde quería, y vive con su familia en Castelldefels. Cerca de sus suegros. Cerca de Messi.
“No vine aquí para robarle el protagonismo a nadie. Leo es el número uno y lo que él hace es imposible que lo haga otro”, dice el exjugador del Liverpool. Luis Suárez tuvo una rampa en su adaptación al Barça: conexión con Messi. Las supuestas malas vibraciones entre el 10 y sus viejos compañeros de área terminaron por precipitar las salidas del Camp Nou de Eto’o, Bojan, Ibrahimovic y Villa. Todo lo contrario le pasó al charrúa. “Las culturas de Argentina y Uruguay son parecidas. Nos juntamos por las tardes, las familias se conocen y eso es importante”, revela el 9, que poco a poco empieza a conquistar a la afición blaugrana.
Luis Suárez se estrenó con la camiseta del Barça el 25 de octubre frente al Madrid en el Bernabéu y tardó un mes en estrenarse como goleador. “Lo hablaba mucho con mi mujer. No sabía que me pasaba, estaba errando goles que yo solía marcar”, explica el uruguayo. Todo cambió: lleva marcados siete goles en los últimos siete partidos del Barcelona y ya suma 14 dianas en la temporada. “A veces sentía que no estaba ayudando al equipo. Soy consciente de que me trajeron al Barça para hacer goles”, completa. “Luis es un tipo competitivo en la cancha y en la vida. De perfil bajo y súper profesional, no tolera perder y cuando sabe que tiene el apoyo de su gente, consigue lo que se propone. Es reservado, introvertido y tímido en un entorno que no es de su confianza. Pero cuando está entre los suyos se la pasa de chiste en chiste. Es una alegría continua. Potencia mucho a los grupos”, describe Cardacio a su amigo de toda la vida.
“La yerba mate despierta a los dormidos, corrige a los haraganes y hace hermanas a las gentes que no se conocen”, escribe Eduardo Galeano. Los grandes futbolistas poco tienen de eruditos. El arte del balón es exquisitamente cautivante cuando otras cualidades se desnudan en el campo. No importan las verborreas apropiadas si el jugador se entrega en cuerpo y alma, y si además, triunfa. Luis Suárez es el mejor embajador de la garra charrúa, que transpira la camiseta, la bota y el corazón. Siempre cerca de la pelota y de su mujer. Siempre en círculo.
Luis Suárez se expresa en la cancha como vive en la calle: sencillo, directo, punto y final.
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