El restaurante del futuro es móvil

Furgonetas, camionetas, puestos ambulantes... Son las más frecuentes calificaciones de los restaurantes móviles, conocidos internacionalmente como food trucks. La comida callejera y móvil es la gran apuesta de futuro para los emprendedores del mundo alimentario, una gastronomía libre y asequible que, sin embargo, en España solo puede hacerse en espacios delimitados: recintos comerciales, feriales o eventos privados. Algo que grandes citas de comida callejera de calidad como MadrEat, en Madrid —donde este fin de semana hay más de 60 puestos— o en Barcelona Van Van Market e Eat Street —que amplia las opciones al horario nocturno el 16 de mayo coincidiendo con la Noche de los Museos—, quieren cambiar, reivindicando una comida callejera de verdad, con libertad de movimientos y no en un corralito.

Cocineros conocidos como José Andrés, Koldo Royo, Estanis Carenzo, Luis Arévalo, Óscar Velasco, Ricardo Sanz o Paco Pérez y jóvenes que quieren abrirse paso en el mundo de la restauración se han sumado a la corriente food truck, que ocupó un espacio destacado en el Salón de Gourmets 2015 y que forma parte estos días del festival Málaga Gastronomy. El próximo fin de semana, en Barcelona, el Gran Premio de España de Fórmula 1 contará con camionetas de comida.

Hay todo tipo de vehículos, con empresas especializadas en adaptar incluso viejas caravanas a las necesidades de los usuarios.Y las redes sociales están repletas de pistas y opciones para los promotores y seguidores de la comida callejera, como la guía online FoodTruckYa. Hay una empresa Food Truck Systems, que asesora a quienes quieran iniciarse en este negocio sobre ruedas. Y también se encargan de ayudar a los empredendores, además de presionar a las autoridades locales, los miembros del colectivo multiprofesional Street Food Madrid. 

En la Semana del Diseño de Milán se ha presentado un modelo futurista de gastrofurgoneta Peugeot, firma conocida por los coches pero que empezó fabricando molinillos de café, sal y pimienta o hierbas (cuyos diseños vintage se han recuperado con líneas vanguardistas). Su forma compacta se despliega en un bistró con cocina, zona de refresco, una barra donde pueden estar 30 personas y un espacio musical con pantalla y altavoces donde además de canciones se oyen hasta los chisporroteos del fogón.