El ébola, ejemplo del precario avance en las enfermedades de la pobreza
Si no hay financiación pública, los laboratorios suelen hacer caso omiso de las dolencias que afectan a los pacientes más pobres
La epidemia de ébola ha servido de lección para la comunidad internacional. Tan solo unos días después de que se declarase finalizada en África Occidental, la Alianza para las Vacunas (Gavi) anunciaba la firma de un acuerdo de colaboración con el laboratorio farmacéutico Merck, a fin de acelerar la investigación sobre una vacuna contra el virus.
“El sufrimiento causado por la crisis del ébola ha supuesto una llamada de atención para gran parte de la comunidad sanitaria mundial”, afirma Seth Berkley, director ejecutivo de Gavi. “Las nuevas amenazas exigen soluciones inteligentes, y nuestro innovador acuerdo de financiación con Merck servirá para adelantarnos a los acontecimientos en los futuros brotes de ébola”.
La Alianza para las Vacunas, financiada en gran medida por Gobiernos de países desarrollados, fundaciones y empresas privadas, ha firmado con Merck un compromiso de compra por valor de cinco millones de dólares. A cambio, el laboratorio suministrará 300.000 dosis de la inmunización en mayo de 2016, lo que permitiría afrontar una posible reaparición de la enfermedad, siempre que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo apruebe.
El laboratorio estadounidense podrá, posteriormente, presentar una solicitud de autorización de comercialización a finales de 2017.
El virus, causante de la fiebre hemorrágica del Ébola, afecta a los seres humanos y los primates, y se transmite mediante la sangre y los líquidos corporales del animal infectado. El hospedador que sirve de reservorio, en el que el agente infeccioso sobrevive entre un brote y otro, sigue sin conocerse, aunque se sospecha de una especie de murciélago.
Todavía no se ha comprobado si la infección por vía aérea es posible o no en un entorno natural. Entre el 50% y el 90% de los casos de ébola en humanos son mortales.
Más de 11.000 muertos
El periodo de incubación suele prolongarse entre ocho y 10 días, pero la duración puede oscilar entre dos y 21. En la actualidad, no existe ningún tratamiento específico para la enfermedad, aunque se probaron distintas vacunas experimentales durante la última epidemia de Liberia, uno de los países más afectados.
Antecedentes
Los Estados miembros y la Comisión Europea han prometido más de 1.000 millones de euros para combatir la crisis del ébola. El Consejo ha nombrado coordinador de la UE para el ébola a Christos Stylianides, comisario de ayuda humanitaria.
En la región se han desplegado laboratorios móviles, expertos en ayuda humanitaria y especialistas en enfermedades infecciosas peligrosas.
La convocatoria de propuestas, dotada con 280 millones de euros y publicada por la Comisión y el sector farmacéutico europeo, forma parte de la Iniciativa sobre Medicamentos Innovadores (IMI).
De ese total, 140 millones de euros provendrán de Horizon 2020, el programa marco europeo de investigación e innovación, y otros 140 millones procederán de las empresas farmacéuticas que forman parte de la Federación Europea de Asociaciones del Sector Farmacéutico (EFPIA, por su sigla en inglés).
La investigación abarcará ensayos clínicos a gran escala de las nuevas vacunas en los países afectados por el ébola, así como la creación de pruebas de diagnóstico rápido y la adopción de nuevos métodos de fabricación y distribución de las vacunas.
En dos años, la cifra oficial de fallecidos a causa del brote llegó a los 11.315, de un total de 28.637 casos notificados en 10 países, entre ellos España y Estados Unidos. Según la OMS, esta cifra, que en realidad podría ser bastante más alta, hace que la última epidemia sea más mortífera que todas las anteriores juntas, desde que se identificase el virus en África Central en 1976.
La necesidad de crear una vacuna contra el ébola es más acuciante que nunca, ya que el 15 de enero, al día siguiente de que la OMS declarase el fin de la epidemia, se confirmaba un nuevo caso en Sierra Leona.
“Nos encontramos en un momento crítico de la epidemia de ébola, puesto que hemos pasado del tratamiento de los casos y los pacientes a la gestión del riesgo residual de nuevas infecciones”, decía Bruce Aylward, representante especial de la OMS para la respuesta contra el ébola. “Esperamos nuevos rebrotes y deberíamos prepararnos para ellos”.
El anuncio de la colaboración entre Gavi y Merck ha sido bien acogido por Médicos Sin Fronteras (MSF). Pero la ONG va a seguir alerta en relación con el precio final de la vacuna, que determinará si esta puede usarse de forma generalizada en los países en vías de desarrollo.
Manica Balasegaram, director de la campaña de acceso a los medicamentos de MSF, puntualiza: “Queremos saber el modo en que Gavi y Merck determinarán el precio, sobre todo a largo plazo, y necesitamos una confirmación de que el precio final será cercano al coste de producción”.
“Dadas las inversiones públicas y filantrópicas en la vacuna, esperamos que Merck no siga la tendencia de las empresas farmacéuticas y sea tan transparente como sea posible en cuanto a las contribuciones, la financiación del I+D, las subvenciones al desarrollo y la fijación de tarifas de la vacuna rVSV-ZEBOV. Los donantes públicos y los filántropos no deben pagar dos veces por la investigación y el desarrollo de la vacuna”, añade.
Escasez de investigaciones sobre las enfermedades de la pobreza
La epidemia de ébola ha arrojado luz sobre los puntos flacos del sistema de investigación de las enfermedades que afectan a los pobres.
De hecho, los primeros pasos hacia la creación de la vacuna del ébola se dieron hace más de 10 años. Pero, en general, las epidemias solo habían afectado a zonas rurales de países en desarrollo y siempre se habían podido contener, por lo que la vacuna tenía poca prioridad para los laboratorios.
“Garantizar que dispondremos de una vacuna para proteger a personas que podrían quedar excluidas por un fallo del mercado es una de las razones fundamentales por las que Gavi es tan importante para la sanidad mundial”, explicaba Ngozi Okonjo-Iweala, presidenta electa de la junta directiva de Gavi. “Tenemos el deber moral de asegurarnos de que la gente no se queda fuera por culpa del lugar donde ha nacido o de sus medios económicos”.
No es un ejemplo aislado
Como señala Bruno Rivalan, de Global Health Advocates, el ébola dista mucho de ser el único caso en el que los intereses económicos han tenido preferencia sobre la salud pública.
“La tuberculosis es otro ejemplo de los fallos de este modelo de investigación, que hace caso omiso de las enfermedades de los pobres. En 40 años, los laboratorios solo han sacado dos nuevas sustancias al mercado. Así que el tratamiento de esta enfermedad, que es muy habitual en los países en desarrollo, no avanza y, mientras tanto, empiezan a aparecer cepas multirresistentes de la bacteria de la tuberculosis”, explica.
“El modelo de investigación y desarrollo que se aplica a las enfermedades vinculadas a la pobreza no sirve para nada, porque va ligado al beneficio económico y no existe ningún incentivo específico para investigar sobre las dolencia que afectan a los países en desarrollo”, añade Rivalan.
Esa falta de incentivo económico (subvenciones, premios a la innovación, deducciones fiscales, garantías de compra, etc.) se verá subsanada, en parte, por esta colaboración entre Gavi y Merck.
Pero la vacuna del ébola “debe entenderse como una lección sobre la creación de nuevos modelos de investigación de las enfermedades de la pobreza, no como una solución oportuna propiciada por el pánico que rodea a esta enfermedad”, señala Rivalan. “Porque si los incentivos ya hubiesen estado ahí, tal vez habría existido una vacuna eficaz incluso antes del comienzo de la epidemia”.
Este texto fue publicado originalmente en inglés, francés y alemán en la web de EurActiv.
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