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El escándalo Fillon destapa un mundo de prebendas

El sueldo de los diputados es solo una mínima parte de lo que les paga el Parlamento

Carlos Yárnoz
François Fillon antes de su reunión con el expresidente Nicolas Sarkozy en París el pasado miércoles.
François Fillon antes de su reunión con el expresidente Nicolas Sarkozy en París el pasado miércoles. ETIENNE LAURENT (EFE)

En plena campaña electoral, el escándalo de los irregulares sueldos oficiales a la esposa de François Fillon echa gasolina a la hoguera de la pésima imagen de los políticos. El 70% de los franceses los considera incapaces de resolver sus problemas. Ahora, las abusivas nóminas de Penelope Fillon destapan los desorbitados ingresos y prebendas de sus señorías.

Su salario de 7.100 euros es lo de menos. Para empezar, 95 de los 577 diputados —y 59 de los 348 senadores— tienen contratados como asistentes a sus mujeres o hijos por unos 2.600 euros de media. Cada parlamentario dispone de 9.504 euros al mes para asistentes —sin apenas control— y otros 5.770 para alojamiento o alquiler de oficina, en este caso sin control alguno. Más gastos pagados de viaje, teléfono, taxis, tarjeta de metro… Y es que cada diputado “es la punta de una pequeña empresa de servicio público”, aduce el diputado socialista René Dosière en su blog. En muchos casos, desde luego, es una empresa familiar. Y de barrio. Porque muchos franceses se han enterado ahora de que el Parlamento reparte a prorrateo 125 millones de la llamada “reserva parlamentaria” que cada diputado distribuye en forma de lluvia de regalitos por toda su circunscripción.

Cada señoría tiene una bolsa de 130.000 euros al año para… ¿quizás asegurarse el voto porque no se puede decir comprarlo? Clubes de tenis de mesa o de boxeo, teatros de pueblo, abadías, academias de danza o asociaciones de padres reciben 1.000 euros aquí, 6.000 allá, 15.000 acullá… Sin control alguno hasta 2014. Ahora basta con comunicarlo. La falta de supervisión “se justifica por la división de poderes”, se escuda Dosière.

Pero los franceses, a dos pasos de las urnas, se han enterado ahora de todo. Los más indignados son los 2.181 asistentes que, familiares o no de los diputados, no cobran ni la tercera parte que Penelope. Lounes Adjroud, asistente del socialista Jean-Marc Germain, dice airado por teléfono: “Es peor que un escándalo. Es inmoral”. Fillon propone ahora más control. Debe de ser para las esposas de otros.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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