La polémica dispara la venta de ‘burkinis’ por internet
La libanesa-australiana creadora del bañador islámico, Aheda Zanetti, asegura que la demanda subió 200%
Hace apenas un mes, no en todo el mundo se sabía lo que era un burkini, un bañador inspirado en la vestimenta musulmana que cubre todo el cuerpo excepto la cara, las manos y los pies. Pero cuando algunas ciudades de Francia empezaron a prohibirlo, la prenda se volvió noticia diaria. En medio de la polémica, las ventas por Internet aumentaron un 200%, según ha declarado su creadora, Aheda Zanetti, a la cadena británica BBC.
Zanetti, de origen libanés pero que vive en Sidney (Australia) desde que era niña, creó el burkini en 2004. Aunque algunas marcas europeas lanzaron este verano su propia línea de burkinis —como Marks & Spencer y H&M— la firma de Zanetti, Ahiida, ha vendido desde Australia 700.000 bañadores a todo el mundo. "Solo el domingo recibimos 60 pedidos en línea", dijo en una entrevista con France Presse. Y aclaró que regularmente no le llegaban más que 10 o 12 solicitudes los domingos anteriores. Todos esos pedidos, agregó, venían, además, de mujeres no musulmanas.
El burkini no es una prenda barata. Mientras que un bañador cualquiera se puede comprar por menos de 10 euros en una tienda de ropa, el modelo más barato de Ahiida cuesta 40 euros y el más caro alcanza los 144. Los bañadores infantiles se venden en 35 euros. Además de en Australia, tienen compradores en otros países como Reino Unido, Baréin o Sudáfrica.
Un bañador para prevenir el cáncer de piel
La diseñadora ha explicado en declaraciones a los medios que el 40% de sus clientas no pertenecen al Islam, sino que lo compran también muchas mujeres que tienen o han tenido cáncer de piel y quieren protegerse de los rayos del sol. Australia es uno de los países con mayores tasas de cáncer de piel, con unas 2.000 muertes anuales. De hecho, uno de los modelos que se pueden comprar en la página de Internet de Ahiida es el Sun-Safe Swimwear (bañador seguro contra el sol), que no incluye la gorra en la cabeza y cubre las extremidades hasta la altura de los codos y por debajo de las rodillas.
La prohibición de una treintena de municipios franceses al burkini —que fue suspendida en uno de ellos por el Consejo de Estado— se basó en el argumento de la laicidad, por el que también está prohibido usar burka (velo integral, que también tapa la cara y los ojos) en lugares públicos. Pero según Zanetti, ella ni siquiera estaba pensando en la religión cuando creó el bañador, sino en hacer deporte. "Cuando crecí, me di cuenta de que me estaba perdiendo mucho del estilo de vida australiano, la vida de sus playas, porque no tenía una vestimenta adecuada para las actividades en las que yo quería participar", declaró a la BBC. La creadora de la polémica prenda explica a la cadena británica que la diseñó como algo que sirviera para unir culturas, y en lugar de eso las mujeres están siendo castigadas por usarla.
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