La primera encuesta con Petro de presidente muestra que la luna de miel va en serio

Un 56 % de los consultados aprueba la gestión del presidente en la Invamer Poll, pero un 55% rechaza suspender la exploración de hidrocarburos

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la cumbre de la Comunidad Andina, en Lima.CRIS BOURONCLE (AFP)

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, disfruta de su luna de miel camino a su primer mes en el poder. El cambio prometido ha llegado, de momento, con una sensación de alivio en la opinión pública. Los primeros movimientos del mandatario de izquierdas aterrizan en un clima de optimismo, que alcanza a la implementación del acuerdo de paz y a la normalización de las relaciones con la Venezuela de Nicolás Maduro, según se desprende de ...

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El presidente de Colombia, Gustavo Petro, disfruta de su luna de miel camino a su primer mes en el poder. El cambio prometido ha llegado, de momento, con una sensación de alivio en la opinión pública. Los primeros movimientos del mandatario de izquierdas aterrizan en un clima de optimismo, que alcanza a la implementación del acuerdo de paz y a la normalización de las relaciones con la Venezuela de Nicolás Maduro, según se desprende de los resultados de la tradicional encuesta bimensual Invamer Poll, que le toma el pulso al país desde hace 30 años. En la primera medición de la era Petro, que se posesionó el pasado 7 de agosto, el 56% de los consultados aprueba su naciente gestión, por un 20% que la desaprueba.

Tras moderar su imagen durante la campaña, Petro, elegido con algo menos del 51% de los votos, nunca había sido tan valorado en Colombia. A falta de un antecedente inmediato con el político de izquierdas como presidente en ejercicio, esas cifras marcan un contraste con los números rojos de Iván Duque, que atravesó una dilatada crisis de popularidad, nunca alcanzó ese porcentaje –ni siquiera durante el repunte que experimentó en plena pandemia– y se despidió con un 27% de aprobación por un 68% de desaprobación en la medición de julio. La vicepresidente Francia Márquez, por sí misma un fenómeno electoral, mostró números similares a los de Petro, aprobada por el 54% y desaprobada por el 18% de los encuestados.

El presidente colombiano marca el camino del nuevo progresismo latinoamericano, con la novedad de incorporar una ambiciosa agenda ambiental y postular un modelo económico que permita superar el extractivismo. Pero también está obligado a atender espinosos asuntos con la vieja izquierda, representada en regímenes autoritarios como Cuba y Venezuela. El vuelco en la política exterior ha sido notable, marcado por la difícil normalización de las relaciones con Caracas, rotas por completo durante el periodo de Duque, el más entusiasta promotor del fallido “cerco diplomático” sobre Maduro. Una mayoría de 54% cree que las relaciones internacionales de Colombia están mejorando, cuando con Duque esa cifra nunca superó el 42%.

A pesar de que el heredero de Hugo Chávez sigue siendo ampliamente repudiado –con 89% de imagen desfavorable–, el giro de la diplomacia colombiana, puesta al servicio de la paz, es bienvenido. El 79% de los encuestados está de acuerdo con restablecer las relaciones con Venezuela, y el 62% en que serán más respetuosas y prósperas cada día. Incluso la desfavorabilidad del presidente Nicolás Maduro rompió el piso del 90% por primera vez desde 2015.

La alargada sombra del ‘castrochavismo’, con la que sus detractores suelen atacar a Petro, ha perdido fuerza. Un 56% se muestra en desacuerdo con la posibilidad de que Colombia pueda estar en un futuro en la situación de Venezuela, por 41% de acuerdo –un retroceso frente al 68% que lo creía posible en febrero, en el arranque de la campaña electoral–. “Poco a poco se van desmontando las falacias con las que pretendían que la izquierda nunca llegara al poder”, reaccionó a la encuesta la socióloga Sara Tufano, cercana al Pacto Histórico, la variopinta coalición que llevó a Petro al poder.

La discusión sobre la paz se ha vuelto a instalar. El Gobierno de Petro se propone implementar con mayor decisión el acuerdo que firmó Juan Manuel Santos con la extinta guerrilla de las FARC, y ese nuevo impulso es recibido con optimismo. En un salto notable, el 47% de los consultados considera que la implementación de los acuerdos va por buen camino, la cifra más alta desde 2016, frente al 42% que cree que va por mal camino. Aunque la diferencia pueda parecer estrecha, durante todo el periodo de Duque, un crítico de ese histórico pacto, esa pregunta se mantuvo en números rojos, con un pesimismo instalado en torno al 70%. En el mismo sentido, un 57% cree ahora que el Gobierno sí cumplirá con lo pactado, mientras que una mayoría se mantuvo incrédula frente a ese cumplimiento mientras Duque estuvo en la Casa de Nariño. El repunte incluso alcanza a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el sistema de justicia transicional surgido de los acuerdos de paz, que llega al 44% de imagen favorable por 42% de desfavorable.

Además de la implementación, nuevos diálogos con grupos armados, y en particular con la guerrilla del ELN, han vuelto al centro de atención de la política con la llamada “paz total” que se propone el presidente. Un 76% de los encuestados por Invamer manifiesta que la mejor opción para solucionar el problema de la guerrilla y los grupos armados es insistir en diálogos hasta lograr acuerdos de paz, mientras sólo el 21% opta por no dialogar y tratar de derrotarlos militarmente. En esa misma línea, un 69% está de acuerdo con que el Gobierno reanude la negociación con el ELN, como ya se lo ha propuesto. La última guerrilla activa en Colombia, sin embargo, tiene una amplia imagen negativa que se mantiene en el 84%.

Aunque los números le sonríen al Ejecutivo, un punto de la agenda que pretende impulsar enfrenta mayor resistencia. Una mayoría de 55% está en desacuerdo con la idea de suspender la exploración de petróleo y gas, que respalda el 44%. En un país que hasta ahora había sido considerado conservador en temas sociales, se mantiene la resistencia a cuestiones progresistas como legalizar el tráfico y consumo de drogas (71%), la adopción de parejas del mismo sexo (59%) o la legalización del cannabis recreativo (51%).

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