Gregory Watson, experto en biodiversidad: “La naturaleza es la base del PIB mundial”
El especialista del Banco Interamericano de Desarrollo resalta los beneficios que produce la biodiversidad y que no se suelen contabilizar
Gregory Watson es el especialista principal del Banco Interamericano de Desarrollo en Biodiversidad y Capital Natural, Cambio Climático y Desarrollo Sostenible. Un nombre largo para señalar que es un experto en biodiversidad, el asunto que llevó a decenas de líderes de todo el mundo a concentrarse en Cali durante dos semanas. Watson estuvo allí, en la Cumbre mundial sobre biodiversidad o COP16, y habló con EL PAÍS a su regreso a su casa en Washington.
Pregunta. ¿Cómo ha visto la COP?
Respuesta. Es la tercera COP de biodiversidad a la que asisto y vi varias cosas novedosas. Hay mucho interés en el financiamiento de los proyectos de biodiversidad, y a eso ayuda un innovador trabajo conjunto de las multilaterales. Tuvimos un pabellón conjunto, colaboramos en charlas y compartimos conocimientos. Estamos trabajando en tener principios comunes para definir y marcar la financiación específica a la biodiversidad.
P. ¿Por qué cree que la financiación ha ido ganando un espacio más central en estos encuentros?
R. Hay varias razones. Una es la meta 19 del marco global de biodiversidad de Kunming - Montreal, que hace énfasis en la financiación. Otro es el reconocimiento de los riesgos y las oportunidades de la pérdida de la biodiversidad. Es un problema que para el Foro Económico Mundial es el tercer mayor riesgo del mundo, solo detrás de los eventos climáticos extremos y la falta de recursos naturales, a su vez vinculados a la biodiversidad. El sector financiero está empezando a ver que en sus portafolios de inversiones crecen los proyectos atados a la naturaleza. Como se ha repetido en la COP, la naturaleza es la base de la mitad del Producto Interno Bruto del mundo, hay oportunidades de negocios que suman 10.000 millones de dólares y en América Latina y el Caribe hay 64 millones de trabajos, alrededor del 20% del total, que dependen de ella.
P. Esa es la parte de la dependencia...
R. Sí. Sobre la oportunidad, vemos una mayor demanda de los consumidores, gente que está a dispuesta a pagar un extra con tal de que se proteja la naturaleza. Además, ese están desarrollando modelos para incorporarla en la contabilidad de las empresas y los países.
P. Esa iniciativa lleva a preguntarse por el valor económico de los ecosistemas ¿Cómo se relaciona la biodiversidad con el crecimiento y el desarrollo?
R. Además de los datos macro que ya presenté, la naturaleza es crucial para muchos sectores. Por ejemplo, para la salud. Hace un par de años, por la pandemia, nos estábamos preguntando por los costos y beneficios de las presiones humanas sobre la biodiversidad, de la importancia de reducir esos costos a través de la prevención, entendida como la adecuada gestión de los ecosistemas. Eso, por no hablar de los beneficios de la naturaleza sobre la salud mental, que han sido muy estudiados. También afecta la cultura o la vida espiritual, e incluso la infraestructura. Un buen manejo ecosistémico puede producir respuestas verdes a problemas como el manejo de los alcantarillados, la protección costera o el control de la erosión. Y todo eso con el beneficio adicional de involucrar a las comunidades locales y darles un medio de subsistencia, especialmente cuando se les involucra como coceadores de los proyectos, y no solo como sus beneficiarios.
P. Pese a esos atractivos, existe una brecha de financiación para la biodiversidad...
R. La cifra global es de alrededor de 750.000 millones de dólares, pero alrededor de 500.000 se pueden llenar con cambios en las políticas de los países, que pueden revisar si tienen algunas que incentiven la destrucción de la naturaleza. Hoy se pueden estar perdiendo los beneficios de la biodiversidad por estarla deteriorando, y a la vez gastan recursos en protegerla. Es como tener un barco que se hunde, y de un lado una persona usando un balde para salvarla, y del otro alguien abriendo huecos en su casco. Si se hacen esos ajustes, y se busca que la inversión en un sector tenga impactos positivos en otros, se puede lograr reducir costos en todos ellos y aumentar la participación social.
P. ¿Y ese círculo virtuoso está cerca para América Latina y el Caribe?
R. La región es una superpotencia en términos de la naturaleza. Tenemos seis de los países más megadiversos del mundo, 7 de los 25 hotspots de biodiversidad, 11 de los 14 biomas que existen... entender el valor económico de los ecosistemas puede llevar a mejores indicadores para medir la riqueza y entender que nuestra región es mucho más rica de lo que se suele entender. En China se ha trabajado en la medición del Producto Ecosistémico Bruto, que mide la salud de los ecosistemas de un país. Esa iniciativa, u otras similares, pueden ayudar a medir mejor la riqueza, hoy concentrada en la producción bajo el estándar del Producto Interno Bruto.
P. Parece una vía prometedora para balancear el crecimiento económico y la protección de la naturaleza...
R. Exactamente. Permite, por ejemplo, que los activos naturales como un bosque o una barrera de coral se aseguren con una póliza, porque proveen valores como protección costera. Se puede pensar en ellos de la forma en la que se suele pensar solo para la riqueza monetaria. Tenemos que pensarlos como servicios ecosistémicos, servicios que no se han valorado, pero que benefician al sector privado, los Estados, las comunidades. Se mide solo cuando hay inversión en la restauración natural, pero no sus impactos ni lo que ya producen ecosistemas existentes, que hay que proteger. Muchas veces protegerlos produce enormes beneficios económicos que ignoramos. Para eso necesitamos que los Estados integren ese impacto para todos sus sectores con políticas integrales. El BID está comprometido con esta agenda, y estamos creando nuevas unidades en el Banco y nuevas estrategias para apoyar a los Estados. Porque, al final, necesitamos que sean los países los que demanden esos nuevos marcos y los lleven a las discusiones.