Carlos Chirinos: “La capacidad de la música de un artista famoso para comunicar no la tiene ningún otro medio”
El profesor e investigador de NYU, de origen venezolano, ha pasado de trabajar con pueblos amazónicos y combatir el ébola en África a impulsar un Grammy de música social
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Carlos Chirinos es un científico de la música, un investigador de la canción y sus posibilidades para lograr cambios sociales. “Para mí, la música siempre ha sido esencial como la comida y el agua”, dice el profesor que llegó a la música primero como instrumentalista y luego como antropólogo. A través de su carrera, la curiosidad de Chirinos se ha enfocado en escudriñar, a través de evidencia, cómo la música puede moldear comportamientos alrededor de la salud y los estilos de vida.
Siguiendo esa brújula, la vida lo ha llevado desde su natal Caracas, Venezuela, a trabajar en proyectos musicales y radiales en Europa y en África para avanzar la salud pública y atender la emergencia del ébola, a dictar clases y dirigir un laboratorio de música y cambio social en la Universidad de Nueva York (NYU, por sus siglas en inglés), y a ser uno de los artífices de un premio especial en los Grammy a la Mejor Canción por el Cambio Social.
El compaginar música y antropología, en su caso, fue casi un acto del azar. “De adolescente me dediqué a la música. Yo era músico a los 18 años y tocaba tres, cuatro noches por semana. Pero, como pasa con los padres latinoamericanos, ser músico no es profesión”, cuenta quien necesitaba responder a la pregunta de ¿qué vas a estudiar en la universidad? Al solicitar admisión a la universidad, no sabía a qué campo aspirar y, en medio de esa disyuntiva, al revisar el catálogo universitario, “la letra a de antropología” le resultó lo suficientemente intrigante como para lanzarse a ese campo.
Así inició una carrera en antropología en la Universidad Central de Venezuela y posteriormente Chirinos se convirtió en asistente de investigación en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. A través de ese trabajo, conoció a las comunidades indígenas del Amazonas venezolano y pasó seis semanas en el sur de Nariño, en Colombia, con los indígenas awá.
“Mientras hacía eso, tocaba música y encontré que la música era un vehículo que me ayudaba a hacer rapport [relacionarme] con las comunidades. Al llegar, en vez de hablar sobre cosas formales, yo hablaba de la música. Al indígena que yo conocía le preguntaba: ‘¿Qué música tocan ustedes?’, y al hacer esa pregunta inmediatamente abres el universo porque ya te entienden de otra manera. ‘¿Tú quieres que yo te muestre? Ven acá que te voy a mostrar’… Te muestran todo porque es lo que más valoran”, recuerda.
De ese modo, se originó el trayecto antropológico de Chirinos, convencido por las posibilidades de la música como puente de comunicación social.
El poder transformador de la radio
Hacia fines de los 90, Chirinos se mudó a Inglaterra, donde entre 2001 y 2004 dirigió la discográfica independiente Latin World y más tarde emprendió una maestría en etnomusicología y luego un doctorado en desarrollo de la Universidad de Londres.
Un estudio de grabación vacío desembocó en la fundación en 2006 de una estación radial en SOAS, una escuela de estudios de África, Asia y el Medio Oriente. SOAS Radio caló en la audiencia y Chirinos se convirtió en su director. Otros departamentos de antropología y desarrollo, atraídos por la popularidad de la emisora, se le acercaron para auscultar la clave del éxito de la programación. A través de podcasts de estudios de desarrollo y antropología, lograron alcanzar nuevas audiencias. Mientras, el profesor siguió estudiando el impacto de la comunicación en la pobreza y del diseño de intervenciones educacionales por medio del entretenimiento.
Diálogos y proyectos en SOAS llevaron a que, en 2008, Chirinos fuera con otros investigadores al Congo a establecer una radio en el Sangha “para ayudar a los indígenas en Pokola en el manejo de la selva”. La radio, con programación en 12 idiomas, buscaba mejorar la comunicación y el entendimiento entre los distintos grupos que la habitaban y concienciar sobre la protección y el manejo sostenible de sus recursos naturales así como celebrar sus culturas y sus idiomas.
El vínculo entre estrategias culturales y cambio social se ha analizado en investigaciones como un caso de estudio de intervenciones de salud en Gambia para reducir la malaria a través de transmisión de mensajes y música. Sumergido en el entendimiento de la penetración de la radio —generalmente el medio más accesible en zonas rurales y para poblaciones con bajo nivel de educación— y la música en la comunidad, Chirinos diseñó programación guiada al cambio de comportamiento que, como señala, es lo que se espera para el desarrollo sostenible.
Canciones para educar
Esa experiencia de Chirinos en el desarrollo de programas de radio para cambiar comportamientos —como el uso del preservativo para prevenir el virus del sida en un público en muchos casos iletrado y multilingual— lo llevaría a establecer una estación para los indígenas masáis en el Ngorongoro, Tanzania.
“La necesidad de la radio era igual para la prevención de enfermedades entre animales y humanos (lo que se conoce como one health), pero aparece la epidemia del ébola en África occidental y crea la emergencia mundial más importante antes del covid-19″, rememora. El brote del ébola en 2014, cuenta Chirinos, trajo consigo una demanda de intervenciones y reportes de desconfianza y desinformación, y la desolación del momento condujo a una canción con una agenda social.
Africa Stop Ebola, interpretada por 12 artistas africanos conocidos por el público y coescrita por Chirinos, recogió el momento mientras educaba sobre la enfermedad. “La gente no tenía confianza en las instituciones de salud que estaban respondiendo al problema y el tema se diseñó con un mensaje de incentivar la confianza en esas instituciones”.
“La música”, indica Chirinos, “tiene algo que no tienen otros medios artísticos: es popular, tiene la repetición -que está comprobado que contribuye a la retención- y la recuerdas”.
En el cambio social, más allá de una buena canción, el artista tiene un papel importante en la confianza que puede inspirar en la gente. Que el público conociera a los cantantes antes de la emergencia, apunta Chirinos, fue el factor principal que ayudó a que la canción del ébola contribuyera al cambio de comportamiento.
La concienciación y la atención que atrajo la canción dieron paso a un concurso musical que generó más temas sobre el ébola. Chirinos no tenía duda: “La capacidad que tiene la música, cantada por un artista famoso, para comunicar rápido y efectivamente no la tiene ningún otro medio”.
De un laboratorio por el cambio social a los Grammy
Los estudios en la confluencia entre música y cambio de comportamiento llevarían a Chirinos en 2015 a Nueva York a integrarse a la facultad de NYU donde dicta cursos de música y salud pública. Allí dirige el Laboratorio de Música y Cambio Social, un centro con enfoque multidisciplinario que estudia el impacto de la música en la movilización social y en áreas como la salud.
Con el laboratorio, Chirinos ha buscado investigar la relación entre cambio narrativo y la industria musical, por qué los artistas lanzan temas como los cientos que se produjeron sobre el ébola y su impacto económico. “En 2017 identifiqué una tendencia de que las canciones de cambio social eran populares y empecé a conversar con la Academia de la Grabación sobre la creación de un premio para canciones de cambio social”, relata.
Para que la Academia de la Grabación considerara la propuesta para este reconocimiento, había que presentar evidencia de que había suficientes canciones lanzadas al año en Estados Unidos que se enfocaran en agendas de cambio social como igualdad de género, antirracismo, salud mental, entre otras. Eso llevó al ejercicio pedagógico en el que estudiantes de Chirinos compilaron sobre 400 canciones lanzadas desde 2017 con mensajes de cambio social y a la propuesta que Chirinos coescribió con las artistas Wayna y Maimouna “Mumu Fresh” Youssef bajo la asesoría de la academia. Tiempo y esfuerzos condujeron a que en los recientes Grammys se entregara por primera vez este premio.
Para estudiantes como Huda Navaid y Andrew Nitirouth, tomar clases con Chirinos y participar de la compilación de canciones para la propuesta del Grammy ha sido un puente para sus ganas de contribuir a música que se acerque a la salud mental. “Yo quería tomar el curso de Innovación Musical y Cambio Social porque quería entender cómo puedo hacer una diferencia a través de mi propio trabajo artístico”, dice Navaid.
Al reflexionar en intercambios con su profesor, Adelle Drake, otra alumna en la clase de Industria Musical Global, cree en el poder de la música como una entidad cuya intangibilidad es una herramienta para el cambio social porque “si bien parte de la música se procesa por la mente, buena parte de ella se siente en el alma, conectando de una manera profunda e individualizada en sus oyentes”.
Este nuevo premio, según los Grammy, exalta temas cuyo contenido lírico aborda asuntos sociales y promueve entendimiento, concienciación y construcción de empatía.
Aferrado a sus exploraciones en las aulas y las comunidades, Chirinos disfruta de proyectos como ser editor de desarrollo de un libro de memorias del cantante Rubén Blades, a quien unos años atrás invitó desde el laboratorio a ser académico en residencia en NYU.
En la entrega de los Grammy en febrero, la primera dama de Estados Unidos, la doctora Jill Biden, presentó el premio inaugural a “Baraye” de Shervin Hajipour, un himno de las protestas en Irán por la muerte de Mahsa Amini, y entre el público estaba Chirinos, emocionado por la plataforma adonde había arribado la ecuación de cambio social y música.
“Lo que vimos en estos Grammy es que la narrativa de cambio social ahora forma parte del programa televisado. No es solo un premio, y al final, el show también forma parte de ese cambio de narrativa”, reflexiona Chirinos del potencial de ese foro como puente para pensar en las posibilidades sanadoras y de transformación de una canción. Por la justicia social, para sanar, para denunciar injusticias.