Innovación para la inclusión: el camino hacia un futuro sostenible
Es necesario que herramientas digitales, incluyendo la inteligencia artificial, reduzcan brechas sociales y mejoren la calidad de vida de las personas en una región tan desigual como América Latina
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En el mundo post pandemia, fortalecer la confianza en los Gobiernos continúa siendo un desafío. La encuesta sobre confianza realizada por la OCDE reveló que, en 2021, cuatro de cada diez personas no confiaba en su Gobierno nacional. Estos hallazgos están motivados, en gran medida, por la baja confianza pública en la capacidad de respuesta del Gobierno y en el sentimiento generalizado de falta de voz. Sólo un tercio de las personas encuestadas piensan que su Gobierno adoptaría opiniones expresadas en una consulta pública, por ejemplo.
En un contexto en el que los Gobiernos buscan fortalecer su resiliencia y responder a las expectativas legitimas de los ciudadanos por mejores servicios públicos para reconstruir la confianza, la innovación pública es fundamental. La aceleración de la innovación digital, en particular con los avances de la inteligencia artificial (IA), ha contribuido a que cada vez más personas estén familiarizadas con el concepto de innovación de base tecnológica en sus vidas cotidianas.
La innovación pública debe perseguir un propósito social
No obstante, la innovación trasciende el ámbito tecnológico. Explorar nuevas posibilidades conlleva implicancias sociales, donde la innovación publica puede contribuir a reducir las desigualdades y cerrar brechas. Más allá de innovar para ser ‘pioneros’, la atención debe centrarse en cómo la innovación debe contribuir a la inclusión social, especialmente en el contexto de economías informales y sociedades desiguales como las latinoamericanas.
La innovación pública debe perseguir un propósito y puede ser una fuerza impulsora para cerrar estas brechas. En este sentido, el Marco de Evaluación de la Capacidad Innovadora de los Estados, del Observatorio de Innovación Pública de la OCDE, propone un enfoque sistémico que analiza el propósito, el potencial, la capacidad y el impacto como factores esenciales para una innovación pública que responda a las necesidades de la ciudadanía y logre resultados.
En muchas partes del mundo persisten altos niveles de desigualdad social e informalidad laboral. Con las democracias en peligro, la innovación pública debe cumplir con metas de desempeño que generen mejores servicios para la población y garanticen que nadie quede rezagado. Esto cobra particular relevancia en América Latina donde, según datos de la OCDE, 17.000 millones de personas todavía no tienen acceso a electricidad y el 58% de los trabajadores tiene un empleo informal.
La innovación no solo debe ser disruptiva
La innovación no solo debe ser disruptiva, sino también inclusiva y sostenible. Esto es aún más relevante en un mundo digitalizado en el cual las poblaciones vulnerables no siempre generan una huella digital que pueda ser adecuadamente capturada en los sistemas automatizados en las políticas públicas, como la IA. Por ejemplo, en América Latina solo el 25% de los trabajadores vulnerables tienen acceso a una computadora con Internet en su hogar.
El reporte sobre uso de IA en el sector público de la OCDE y CAF-banco de desarrollo de América Latina y el Caribe resalta el rol fundamental de la inclusividad y diversidad en la composición de los equipos de desarrolladores para prevenir posibles sesgos. Asimismo, es importante adoptar un enfoque interseccional en el diseño de las iniciativas de innovación, donde se aborden las interacciones de múltiples categorías de diferencia que interactúan entre sí y se superponen - tales como género, etnia, raza, posición socioeconómica, orientación sexual, discapacidades, entre otros.
Hoy en día es una prioridad que cuando se piense en innovación, asociemos aquellas iniciativas innovadoras que se apalancan en la inclusión, reduzcan brechas sociales y mejoren la calidad de vida de las personas. Muestra de ello es la Declaración de Santo Domingo, suscrita en la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefas y Jefes de Estado el pasado marzo, donde los países reiteraron la importancia de promover la innovación centrada en las personas para alcanzar el desarrollo sostenible.
Potencial de la inteligencia artificial para la innovación inclusiva
Un ejemplo de cómo la innovación puede impulsar la inclusión en economías informales es el uso de la IA en las transferencias sociales. Tradicionalmente, la distribución de ayuda y beneficios ha sido un proceso burocrático y lento. La IA puede transformar este proceso a través del uso de algoritmos que identifiquen a los beneficiarios, realicen el monitoreo de la distribución y provean data para la toma de futuras decisiones, así como para la detección de fraudes. En Perú, diseñaron y entregaron el bono Yanapay, el cual utilizó la IA para identificar a las familias beneficiadas, y facilitó la entrega mediante billeteras digitales, desplegando una campaña de comunicación y educación a las poblaciones vulnerables para que puedan utilizar estas herramientas sin salir de casa.
Por otro lado, los Gobiernos vienen trabajando en estrategias innovadoras que promueven modelos de turismo sostenible mediante la integración de la ciencia del comportamiento para fomentar cambios de comportamiento positivos. El Ministerio de Turismo de Filipinas lanzó la campaña “Manteniendo la diversión”, el cual utiliza la gamificación para fomentar hábitos sostenibles entre los turistas, como reducir el empleo de plásticos de un solo uso o alojarse en alojamientos ecológicos.
En resumen, la innovación tiene el poder de transformar las vidas de las personas. Al aprovechar su potencial podemos construir un futuro más sostenible y equitativo para todas y todos. Es fundamental recordar que toda innovación que utiliza tecnologías emergentes debe seguir principios éticos y beneficiar a todas las capas de la sociedad para no dejar a nadie atrás. Está en nuestras manos aprovechar esta oportunidad desde nuestros respectivos roles.