La devastación provocada por la deforestación lleva al límite al bosque boreal de Canadá
Un estudio muestra los impactos devastadores de la explotación forestal en Canadá durante décadas. Los expertos apuntan principalmente a los efectos de la tala de bosques antiguos
El cineasta Robert Monderie y el cantante y compositor Richard Desjardins, una especie de Bob Dylan quebequés, estrenaron en 1999 el documental L’Erreur boréale para denunciar la explotación abusiva de buena parte de los bosques de la provincia francófona canadiense. La obra caló hondo entre el público, aunque autoridades gubernamentales y representantes de la industria forestal la catalogaron durante largos años como “alarmista”. Un estudio publicado en diciembre muestra de forma detallada ...
El cineasta Robert Monderie y el cantante y compositor Richard Desjardins, una especie de Bob Dylan quebequés, estrenaron en 1999 el documental L’Erreur boréale para denunciar la explotación abusiva de buena parte de los bosques de la provincia francófona canadiense. La obra caló hondo entre el público, aunque autoridades gubernamentales y representantes de la industria forestal la catalogaron durante largos años como “alarmista”. Un estudio publicado en diciembre muestra de forma detallada los daños a los bosques boreales de Quebec y Ontario, dos de las principales provincias madereras de Canadá.
El estudio, a cargo de académicos australianos y canadienses, indica que entre 1976 y 2020 fueron taladas poco más de 14 millones de hectáreas de bosque boreal en dichas provincias; una extensión equivalente al doble de la que ocupa el estado mexicano de Veracruz o superior a la de Inglaterra. Gran parte de la zona tenía más de un siglo de antigüedad. Los investigadores indican que pese a que hay 21,2 millones de hectáreas de bosque antiguo en el terreno estudiado, se constata “una vasta dispersión de parches” debido a “perturbaciones provocadas por la actividad humana”.
La metodología empleada por los académicos consistió en revisar detenidamente los inventarios de tala elaborados por los Gobiernos de Quebec y Ontario, además de utilizar imágenes satelitales y mapas. “Los inventarios forestales nos permitieron determinar por ejemplo cuándo se cortaron los bosques y qué edad relativa tenían. Todo este trabajo nos permitió observar el nivel de pérdida del bosque antiguo y su fragmentación”, señala a EL PAÍS Pierre Drapeau, profesor de Ciencias Biológicas en la Universidad de Quebec de Montreal y uno de los autores de esta investigación.
El estudio subraya que la estrategia de sostenibilidad forestal de Canadá está basada principalmente en maximizar la producción maderera y regenerar árboles de mayor interés comercial. De esta forma, se ha degradado la estructura de edad de estos bosques boreales, provocando un impacto en los ecosistemas.
Una de estas consecuencias, abordada con profundidad en el artículo científico, es la situación del caribú o reno americano. De las 21 poblaciones de este mamífero que viven en las zonas incluidas en el estudio, 19 se encuentran en riesgo elevado o muy elevado. “El bosque maduro y antiguo es el medio idóneo para el caribú. Cuando perturbamos este territorio, existe un mayor riesgo de extinción”, apunta Drapeau, subrayando que especies de insectos y pájaros, además de flora, también sufren por la alteración del hábitat. “No se está cumpliendo con el mandato de una gestión forestal sostenible. No sólo es cuántos árboles cortamos, sino también cuáles estamos cortando. Todo con el objetivo de proteger la diversidad biológica”, añade.
En 2023, Canadá sufrió la peor temporada registrada de incendios forestales. Las llamas destruyeron más de 18,5 millones de hectáreas, una extensión mayor que Florida. Los autores del estudio comentan los problemas de regeneración en los bosques jóvenes en comparación a los de mayor edad. “A lo largo de los milenios, distintos árboles se han adaptado a los incendios. Un mecanismo es que sus semillas, que están protegidas por conos, dan lugar posteriormente al nacimiento de otros árboles. Pero eso sucede con árboles maduros. Los bosques tienen dificultades para regenerarse de la misma manera en que solían hacerlo por los árboles jóvenes”, explica Pierre Drapeau.
Los autores del estudio ponen énfasis en el papel toral de los bosques de Canadá en la lucha contra el cambio climático; una alfombra verde que ha sido afectada por una estrategia forestal concentrada sobremanera en variables económicas. El pasado noviembre, más de un centenar de científicos de distintos países envió una carta a Justin Trudeau. En la misiva, los expertos pidieron al primer ministro “que reconozca y aborde el importante daño que la tala industrial está causando a los bosques canadienses”, precisando que la tala de “bosques primarios y antiguos” erosiona su valor para el clima y la biodiversidad, así como para la filtración de agua.
El Gobierno de Trudeau ha puesto en marcha una estrategia para hacer frente al cambio climático. Dicha estrategia incluye, entre otros puntos, un programa de tarificación del carbono, un aumento en la lista de áreas protegidas y un plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. A principios de diciembre, el ministerio de Medio ambiente y Cambio Climático anunció un marco para limitar las emisiones del sector del petróleo y el gas que se espera entre en vigor en 2026. Se trata de una medida dirigida a un sector fundamental para la economía del país. La industria forestal también lo es. Justin Trudeau ha citado en distintos momentos la importancia de que los bosques boreales canadienses cuenten con la protección adecuada. Modificar el modelo de explotación forestal del país iría en ese sentido.