“Ma, yo sé que vos tenés hambre también”: así es Valentín Barco, el juvenil que salvó a Boca Juniors del naufragio
El defensor de 18 años, de origen humilde, se pone al frente de un equipo sin líderes y evita un papelón en la Copa Libertadores
Boca Juniors necesitaba una victoria tras semanas de angustia y la consiguió en la noche del martes en el último minuto. El equipo argentino volvió a la victoria este martes contra el humilde Deportivo Pereira de Colombia por la Copa Libertadores y el aplauso de sus tribunas se enfocó en un solo jugador. No fue para el extremo Sebastián Villa, que por la mañana había declarado en un...
Boca Juniors necesitaba una victoria tras semanas de angustia y la consiguió en la noche del martes en el último minuto. El equipo argentino volvió a la victoria este martes contra el humilde Deportivo Pereira de Colombia por la Copa Libertadores y el aplauso de sus tribunas se enfocó en un solo jugador. No fue para el extremo Sebastián Villa, que por la mañana había declarado en un juicio en su contra por violencia machista y a quien su equipo decidió alinear igual; tampoco para Darío Benedetto, el delantero estrella que apenas ha marcado esta temporada; ni para Sergio Romero, el portero que jugó una final del mundo junto a Lionel Messi y ahora ataja en La Bombonera. Los aplausos de los fanáticos de Boca fueron todos para Valentín Barco, un defensor lateral de 18 años que jugaba su primer partido internacional.
Boca venía de perder tres partidos al hilo en su estadio, su peor racha en una década, y de semanas buscando entrenador. En frente tenía al Deportivo Pereira, el último campeón de la liga de Colombia, que jugaba el primer partido de su historia fuera de casa por la Copa Libertadores de América. El debutante se le plantó al gigante golpeado y dominó. El Pereira ganaba por un gol cuando la hinchada de Boca empezó a cantar enfurecida contra sus jugadores.
Sin más ideas que llegar al arco a como de lugar, la urgencia llevó al empate con un gol acrobático desde fuera del área del defensor Luis Advíncula. Faltaban dos minutos para que termine el partido y la batuta del equipo argentino la tenía Valentín Barco, que desde el lateral izquierdo desbordó todo el partido, guió al medio campo con la cabeza de un veterano y lideró el ataque corriendo por todo el campo. Al octavo minuto del adicionado, Barco se generó un espacio, tiró un centro a un compañero solo en medio del área, y Boca se salvó de la catástrofe. La tribuna se rindió ante ese joven de 60 kilos y cabellos rojos que le volvió a prometer un juego sin complejos que el equipo no ve hace años.
Barco no era un desconocido. El juvenil había debutado en primera en julio de 2021 con solo 16 años, pero volvió a la reserva mientras los entrenadores interinos de Boca daban más lugar a sus estrellas. Ni siquiera una oferta millonaria del Getafe, que amenazó con llevárselo a principios de año, le abrió lugar en el primer equipo. Tuvo que llegar Jorge Almirón, el entrenador que asumió hace dos semanas en medio de una crisis de identidad en el equipo, para tener una oportunidad entre las lesiones y las expulsiones de los titulares. Barco volvió a la primera el fin de semana durante la derrota en casa ante Estudiantes de La Plata y fue el único al que las tribunas no silbaron. Este martes demostró que no fue casualidad.
Nacido en 2004 y criado en las divisiones inferiores del equipo, Valentín Barco llegó a Boca cuando tenía nueve años. Oriundo de un pueblo de 20.000 habitantes a 230 kilómetros de Buenos Aires, nunca se adaptó a la pensión donde viven las jóvenes promesas de provincia y sus padres apostaron por llevarlo cuatro veces por semana a la ciudad en su propio coche. “Había veces que no teníamos nada para llevar”, recordó su madre en una entrevista televisiva en 2021, cuando debutó en primera. Los Barco tenían lo justo para el combustible y los peajes. En La Candela, el predio de juveniles, a los chicos les daban un sándwich y un jugo a media tarde. Barco lo compartía con su madre. “Ma, yo sé que vos tenés hambre también’, me decía y me daba medio sándwich a mí”, contó entonces Patricia Barco entre lágrimas.
“Fue un esfuerzo enorme para mí y para toda mi familia, para todos los que me acompañaron. La vengo peleando desde muy chico, estoy desde los ocho años en el club y este es el comienzo de, ojalá, una muy linda carrera, pero ahora a seguir metiéndole con todo”, le dijo Barco a la televisión tras la victoria del martes. Tras declinar la oferta del Getafe y elegir quedarse en Boca, Barco firmó un contrato hasta 2024 con una cláusula de rescisión de 10 millones de dólares. Le queda poco tiempo en el club que ahora apuesta por él y lo necesita más que nunca. Los próximos seis partidos, por lo pronto, se los perderá. La selección sub-20 le acaba de convocar para jugar el Mundial que comienza el 20 de mayo.
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