Romeo y Julieta resucitan... pero no pasa nada
Ana Belén y José Luis Gómez no logran salvar una obra con un punto de partida prometedor pero que naufraga en su desarrollo
Este espectáculo seduce a primera vista. Por una parte, el reparto: José Luis Gómez y Ana Belén, dos actores veteranísimos a los que apenas se ha visto juntos sobre un escenario. El argumento promete sobre el papel: Romeo y Julieta, los amantes que prefirieron suicidarse a vivir separados, paradigma del amor apasionado y juvenil, no mueren abrazados como imaginó Shakespeare en su tragedia...
Este espectáculo seduce a primera vista. Por una parte, el reparto: José Luis Gómez y Ana Belén, dos actores veteranísimos a los que apenas se ha visto juntos sobre un escenario. El argumento promete sobre el papel: Romeo y Julieta, los amantes que prefirieron suicidarse a vivir separados, paradigma del amor apasionado y juvenil, no mueren abrazados como imaginó Shakespeare en su tragedia, sino que quedan aletargados y se despiertan cincuenta años después. Con todo el imaginario destilado de estos personajes durante cuatro siglos, el punto de partida resulta arrebatador. Es también una especie de segunda oportunidad no solo para los enamorados, sino para los propios espectadores que tanto hemos llorado su muerte en los patios de butacas o hemos deseado gritarle a Romeo en el acto final que no beba el veneno, aun sabiendo que lo va a hacer porque así lo dispuso Shakespeare. ¿Cómo resistirse a fabular sobre su reencuentro? ¿Qué se dirán? ¿Se reconocerán? ¿Se gustarán?
Pero nada de esto sucede en la obra que ha escrito el autor austriaco E. L. Petschinka por sugerencia de José Luis Gómez y llevada a escena por Rafael Sánchez, dos creadores que suelen trabajar juntos en Alemania y que en 2018 estrenaron una estupenda versión de Tiempo de silencio en el Teatro de la Abadía de Madrid, entonces todavía dirigido por Gómez. Ahora el tándem no da pie con bola. El texto de Petschinka es pueril y Sánchez se limita a ordenar el tráfico. Los amantes se despiertan y no se reconocen hasta el final, por lo que todo lo que promete el programa de mano —el amor en la vejez, el paso del tiempo— se resuelve en cinco minutos con cuatro frases obvias sobre lo que habría podido ser y no fue. La vejez se aborda a brochazos: ella se preocupa por las arrugas y él pierde la memoria, lo que de paso impide que se produzca un verdadero reencuentro: él no se acuerda de ella y ella no lo reconoce. ¿Para qué los hemos despertado entonces?
Más que una posible continuación de Romeo y Julieta, la obra de Petschinka hace un resumen confuso y trivial de la obra de Shakespeare a través de los recuerdos de Julieta y los pocos que le quedan a Romeo. Poco pueden hacer los actores con esta materia prima. Ana Belén tira del carro y despliega todos sus recursos para animar la función, mientras que José Luis Gómez parece tan perdido como su personaje.
Romeo y Julieta despiertan...
Texto: E. L. Petschinka. Dirección: Rafael Sánchez. Reparto: Ana Belén, José Luis Gómez (del 15 de abril al 28 de mayo), Jesús Noguero (del 30 de mayo al 4 de junio), José Luis Torrijo, Irene Rouco y David San José. Teatro Español. Madrid. Hasta el 4 de junio.
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