‘The Kabuler’: los fotógrafos de Magnum Cristina de Middel y Lorenzo Meloni desmitifican Afganistán
A lo largo de 30 días, los autores tomaron imágenes que plasmaron en una publicación con formato de revista que reposiciona el punto de vista sobre el país al darle un tratamiento más distendido de lo habitual
A lo largo de las últimas dos décadas, Afganistán ha sido una de las regiones del mundo más documentada por los medios de comunicación. Aun así, son muchos los mitos que subyacen y complican las interpretaciones a las que se enfrenta el público a la hora de hacerse una idea general de la situación de este país castigado por distintas guerras. Un interés que se ha visto reducido con la retirada de las tropas internacionales del territorio afgano en 2021, y que llevó a ...
A lo largo de las últimas dos décadas, Afganistán ha sido una de las regiones del mundo más documentada por los medios de comunicación. Aun así, son muchos los mitos que subyacen y complican las interpretaciones a las que se enfrenta el público a la hora de hacerse una idea general de la situación de este país castigado por distintas guerras. Un interés que se ha visto reducido con la retirada de las tropas internacionales del territorio afgano en 2021, y que llevó a Cristina de Middel (Alicante, 1975) y a Lorenzo Meloni (Italia, 1983) a revisitar las narrativas que rodean a uno de los países protagonistas del cambio de siglo.
Así, en enero del pasado año los fotógrafos viajaron a lo largo y ancho del territorio afgano dispuestos a documentar un nuevo periodo su historia marcado por el regreso de los talibanes al poder, tras 20 años de guerra con Estados Unidos. Su intención era, en treinta días, recopilar suficiente información para dar forma a The Kabuler, una publicación concebida con el formato de una revista. Un guiño a los semanarios occidentales y los números especiales que las revistas suelen dedicar a destinos o temáticas que no son objeto de un escrutinio constante. Confeccionado a base de entrevistas, reportajes, artículos de opinión y secciones más ligeras que permiten no dejar de lado el humor, el dúo de fotógrafos (incorporando textos de varios colaboradores) pretende ofrecer una mirada más inusual de la sociedad afgana y dar cabida a las distintas voces que la componen.
Es la voz del gobernador tuerto de Bamiyan, Mullah Abdullah Sarhadi, —uno de los responsables de la destrucción de los Budas gigantes, implicado en la masacre de los hazaras, exconvicto de Guantánamo y recientemente acusado de supervisar el saqueo de antigüedades budistas en la zona— la encargada de introducirnos, a través de una entrevista, en este crisol de experiencias que también nos llevará a descubrir uno de los discretos centros de belleza donde las mujeres se pintan las uñas (a muchas se les cortan los dedos por ello), se perfilan los rizos y se colocan las extensiones que quedarán ocultas bajo el burka. La periodista y escritora Jean Marie Ward compara en uno de los textos La guerra de las galaxias de George Lucas con la guerra de Afganistán, partiendo de lo que un combatiente de Al Qaeda le dijo a la oficial de la CIA Amaryliis Fox: “De lo que no os dais cuenta es que, en el resto del mundo, vosotros sois el Imperio. Nosotros somos Luke y Han”. De igual forma, las glorias pasadas de los muyahidines y talibanes quedan expuestas en el museo de la Yihad, “símbolo de un presente dividido más que de un pasado compartido”, tal y como apunta Johan Faes; mientras que coloridos rickshaws y sus conductores, quienes cumplen con jornadas que llegan a alcanzar las quince horas diarias para ganar cerca de cuatro euros (el salario se ha reducido a la mitad desde el regreso de los talibanes), componen el capítulo dedicado al motor. La gastronomía, la moda, un puzle de palabras, y, cómo no, un espacio publicitario, en el cual un adusto y fornido talibán armado nos invita a celebrar lo que haga falta en el salón Stars Palace, completan otras de las temáticas que ofrece la distendida publicación salpicada de poderosos retratos e insólitas estampas del discurrir cotidiano en el país asiático.
Ambos fotógrafos forman parte de la agencia Magnum (de la cual De Middel es presidenta desde el año pasado). Si bien la trayectoria de la fotógrafa española ha quedado definida por una fotografía conceptual a través de la cual acostumbra a jugar con la realidad para poner en entredicho el exceso de veracidad que se otorga al medio fotográfico como documento autentificador, la de Meloni se encuadra en la descripción de distintos conflictos bélicos y en las secuelas que estos dejan en la gente y en el paisaje. Dos enfoques distintos de la fotografía que servirían para reflejar la convivencia de las dos tendencias complementarias, la documental y la artística, que vertebran a la mítica cooperativa de fotógrafos. Fue precisamente a raíz de una conversación que mantuvieron los autores acerca de cómo el arte y el fotoperiodismo, la ficción y la verdad, pueden coexistir o no, de donde surgió la idea de unir los dos lenguajes visuales para dar forma a este proyecto en un país desconocido para ambos fotógrafos. “Decidimos probar”, explica De Middel durante una conversación telefónica. “Se trataba de un trabajo experimental en el cual no mantendríamos ningún trato de favor hacia ninguno de los enfoques. Meloni es un fotógrafo de guerra. Su fotografía es el fruto de unos planteamientos más exhaustivos. Todos los datos que ofrece necesitan un apoyo didáctico mientras que yo trabajo en un campo más conceptual donde no necesito tantas verificaciones sino simplemente puntos de anclaje visual que me permitan hablar con imágenes. Sin embargo, este trabajo me enseñó a ser más exhaustiva y también más exigente”.
Desde su fundación, en Magnum se ha luchado por defender la independencia de sus miembros (que luego el medio donde publiquen los fotógrafos sea independiente o no, es algo que escapa a su control). “Más que por la verdad o la objetividad, se lucha por la voz personal del fotógrafo”, advierte De Middel. “Cuando se suman muchas subjetividades uno se acerca un máximo a la verdad. Una única explicación de las cosas en un mundo tan complejo como el que vivimos es un sinsentido. En el momento que entendamos que para acercarnos a la objetividad, o a la verdad, lo que hay que hacer es unir el máximo de opiniones y subjetividades, a lo mejor avanzamos un poco”, añade.
De igual forma, detrás de The Kabuler se encuentra la necesidad de advertir de la importancia de buscar nueva fórmulas de narración en un mundo continuamente transformado por la tecnología. “Si hace uno años los medios de comunicación experimentaron un agotamiento en cómo se explicaban las cosas, ahora estamos viviendo una reinvención”, advierte la fotógrafa. “Los periódicos son más visuales que nunca. Existen páginas interactivas y multimedia en las versiones digitales de los periódicos, pero aún así, la perspectiva que se le da a las temáticas, no solo a través de la fotografía sino también en el texto, es casi siempre la misma. Por ejemplo, con la guerra de Ucrania estamos viendo que solo se ofrece un punto de vista. No digo que una sea verdad y la otra mentira, pero en Rusia y en los países afines a Putin se publican otras versiones de la guerra. The Kabuler trata de hacer hincapié en la necesidad de incorporar todo aquello que nos hemos perdido para descifrar las complejidades de un conflicto”.
La publicación también alude a la dificultad que supone para los lectores navegar entre un constante flujo de información y nuestra tendencia a sucumbir a los lugares comunes, que aparentemente simplifican nuestro entendimiento del mundo. De ahí que, uno de los artículos ofrezca un listado de los doce clichés más utilizados en la representación de Afganistán elaborado con la ayuda de ChatGPT. “En cuanto al uso de la inteligencia artificial, creo que estamos en un momento muy delicado ya que no sabemos hasta dónde puede llegar esto y a sus consecuencias”, opina De Middel. “Me temo que controlarlo va a ser complicado, es como si le hubiésemos dado un coche de Fórmula 1 a un niño para navegar por Madrid Central. Creo que en el terreno de la fotografía las consecuencias van a ser terribles en cuanto al engaño, pero precisamente este engaño hará que se tomen medidas. La manipulación de audiencias es algo muy serio”.
El proyecto nace con ambición de continuidad. “Vamos a seguir ampliando la publicación”, asegura De Middel. “Queremos que sea una especie de estructura para la familia Magnum. O quizás continuemos solo nosotros dos, si nadie más se anima, de manera que podamos seguir desmitificando, y ampliando el conocimiento de lugares que están muy estigmatizados”.
‘The Kabuler’. Cristina de Middel & Lorenzo Meloni. Varios editores. 128 páginas. 30 euros.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.