Guía rápida (y subjetiva) para los conciertos de Bruce Springsteen en España
Una selección de las canciones que han marcado hasta ahora la gira hecha por un seguidor del músico estadounidense y que se podrán escuchar a su paso por Madrid y Barcelona
No hay descanso. Una vez conseguidas las entradas para los conciertos que ofrecerá Bruce Springsteen en Madrid —en el Civitas Metropolitano, los días 12, 14 y 17 de junio— y en Barcelona —en el Estadio Olímpico De Montjuïc, el 20 y el 22—, despejada la agenda y, en su caso, organizado el viaje, muchos de los seguidores nos concentramos en el repertorio que nos ofrecerá. No es un tema menor. Springsteen ha compuesto más de 350 canciones. En sus conciertos, el repertorio ronda la treintena de temas. Hay, digamos, una base de grandes éxitos que, salvo sorpresa, estarán sí o sí. Pero en nuestro corazoncito de Springsters (no sé cómo se nos llama) siempre hay hueco para la esperanza de que toque esa canción que para ti, ombligo del mundo, es especial.
Springsteen arrancó su gira en Phoenix el 19 de marzo. A primera hora de la mañana, en España, algunos ya le estábamos echando un ojo a ver qué canciones había tocado. El primer día sienta las bases de la gira, aunque luego el cantante es bastante amigo de ir incluyendo temas (ojo, que si uno entra, otro suele salir. La felicidad nunca es completa).
En el primer vistazo, me pareció todo correcto. No así a mi amigo Pablo, al que envié un pantallazo y me contestó:
“Pero no toca The River, si será…”.
Ay, hijo, tampoco va a hacer el concierto que queremos cada uno, pensé desde la comodidad de ver todas mis canciones favoritas en la lista y sin recordar que yo había sido él en otras giras, en otros momentos.
El repertorio puede variar —de hecho, me consta que muchos seguidores intentan enviar mensajes subliminales a Springsteen para que incluya los temas que echan de menos— pero aquí va una pequeña guía —totalmente subjetiva— de temas para seguir el repertorio que, con gran probabilidad, nos encontraremos a su paso por Madrid y Barcelona.
Aprovecho para recomendar el maravilloso libro Bruce Springsteen, la historia de sus 344 canciones (Blume), que abro con pasión de estudiante cada vez que tengo que escribir algo sobre él.
Lonesome Day: es la canción de referencia del inicio del concierto —y la que más veces ha ido en primer lugar en 2024—. Una manera de entrar rápido y de lleno en el universo Springsteen, que no hay tiempo que perder. Guitarras y batería desde el arranque. Y un cierto toque melancólico para esos días de junio en los que la primavera se mezcla con el verano: habla de una ruptura, también de lo mal que está el mundo (es de 2002 y tampoco es que haya mejorado mucho la cosa), pero tiene algo de esperanzadora resignación.
No Surrender: con esta canción sucede que las dos versiones —el rock y la acústica con guitarra y armónica— son tan distintas y tan maravillosas que te gustaría que las hiciera seguidas. Pero va a ser que no. Disfrutaremos —seguramente— de la primera. Con esos golpes en el bombo -ta,ta,ta- que marcan el inicio de un canto a la amistad y a los aprendizajes de la adolescencia.
Ghosts: Es un tema de su último disco, Letter to you. Cuando lo escucho, me imagino al estadio entero patas arriba haciendo los coros y bailando. Luego, en directo, por alguna razón, suena diferente. Bruce, por si estás leyendo esto: hay que darle una vuelta a la versión en directo. Es una canción perfecta para que los que tenemos el oído como una tapia podamos cantarla y bailarla simulando que tenemos una guitarra en las manos.
Nightshift: Poco antes de la mitad del concierto llega este tema que, como te pille con las defensas bajas, te empaña los ojos. No es suyo —la versión original es de los Commodores, que la grabaron en 1985 como tributo a Jackie Wilson y Marvin Gaye, fallecidos un año antes— pero mirando a los ojos a Springsteen —a través de las pantallas, se entiende— el respetable comprende de qué estamos hablando. Para cuando los nombres reverberan sobre el escenario, la conexión con la grada ya está más que consolidada.
Last Man Standing: Cuando el respetable empieza a pensar que la melancolía se ha evaporado del ambiente, aparece este tema que habla del pasado, del presente y del futuro. Del pasado porque refiere a otros tiempos, a sensaciones que no volverán. Del presente porque habla de la soledad que siente el protagonista, que ve cómo el escenario que él conocía ha ido cambiando y cómo han desaparecido muchas personas importantes en su vida. Y del futuro... pues por eso. Desconocemos si la canción es una ventana abierta al alma de Bruce, pero parecer, lo parece. Ay, esa trompeta al final...
Wrecking Ball-The Rising-Badlands: Las junto porque está tocándolas seguidas. Para mí, uno de los puntos álgidos del concierto. Solo con los primeros acordes se sabe hacia dónde va el asunto. La frescura del primer tema crece y crece hasta que la mezcla de trompeta, guitarras, violín y coros te da ganas de quedarte a vivir en la parte final de la canción. The Rising surge justo después de ese cénit. Y mantiene la emoción. Con el respetable patas arribas, llega Badlands —confesión: cuando decide tocarla para abrir los conciertos, me enfado un poco con Bruce, porque me parece que es un tema para tocar, efectivamente, cuando ya estamos todos calientes. El enfado se me pasa rápido, pero ahí queda eso—. Y sí, en Badlands podemos disfrutar de esa experiencia tan tribal y humana que es el “lolololo”. Y con mucho orgullo.
Born to Run: A la vuelta de la primera pausa y para que nadie se olvide de a qué hemos venido, llega la esencia de Springsteen. En concreto en los segundos que van entre que termina el verso que dice:
I wanna die with you, Wendy, on the street tonight In an everlasting kiss
Y el inicio de:
The highway’s jammed with broken heroes On a last chance power drive
Creo que voy al concierto solo por llegar a esos segundos en los que nadie canta. Qué ironía.
Dancing in the Dark: Cuando el espectáculo va tocando a su fin, Springsteen invita a echarse un baile. Al fondo se divisa ya I’ll See You in my Dreams, que interpreta solo sobre el escenario, después de despedir y agradecer a la banda. Suena a despedida. Lo es. Suena a que lo que dice es verdad. Puede que también.
P.S: Ahora, haciendo repaso del repertorio, me doy cuenta de que, como todo fan de Springsteen, me falta un tema para que el concierto sea perfecto: ojalá toque Mary’s Place, con ese final que parece un góspel. Aunque también podemos dejarla para la próxima gira. Y así nos volvemos a ver.
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