Hacer visible el trabajo silencioso de miles de mujeres

Para pensar en desarrollo, en disminución de la pobreza y en crecimiento es imperativo construir una red nacional de apoyo a los cuidados que piense en las cuidadoras y que involucre a los hogares, a las comunidades, al Estado y a los privados

Una mujer prepara sopaipillas en la cocina de su casa.Patricio Nahuelhual (Getty Images)

El 17,6% de la población adulta en Chile tiene algún grado de discapacidad y requiere del cuidado diario de otras personas que generalmente se resuelve en el seno del hogar. A todo se suma el envejecimiento de la población que proyecta que más de 2 millones de personas en el mundo requerirán cuidados en el 2030. Este trabajo cotidiano y constante que realizan 600.000 personas en Chile, y por abrumadora mayoría las mujeres, es esencia...

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El 17,6% de la población adulta en Chile tiene algún grado de discapacidad y requiere del cuidado diario de otras personas que generalmente se resuelve en el seno del hogar. A todo se suma el envejecimiento de la población que proyecta que más de 2 millones de personas en el mundo requerirán cuidados en el 2030. Este trabajo cotidiano y constante que realizan 600.000 personas en Chile, y por abrumadora mayoría las mujeres, es esencial para el sostenimiento de la vida y muchas veces no se ve, es invisible. Precisamente porque una gran mayoría de las jefas de hogar en Chile están solas en esa tarea es que desde lo público se debe apoyar a compartir la carga.

El cuidado que realizan las mujeres, en su mayoría jefas de hogar, tiene un profundo impacto en su autonomía, no solo respecto a sus ingresos, sino también al tiempo. Carecen de tiempo para realizar otras actividades, entre ellas las remuneradas, y cuando pueden trabajar escogen empleos más flexibles, menos demandantes y, por lo mismo, de menores ingresos. Muchas de ellas optan por la informalidad, porque es la única manera que encuentran para responder a las exigencias del hogar y del trabajo.

Para pensar en desarrollo, en disminución de la pobreza y en crecimiento es imperativo construir una red nacional de apoyo a los cuidados que piense en las cuidadoras y que involucre a los hogares, a las comunidades, al Estado y a los privados, porque solo así podremos abarcar la cantidad de cuidado que depara el futuro, y porque solo así podremos darles a las mujeres la oportunidad de tener más tiempo para sí mismas, para asegurar su autonomía económica, su bienestar personal y por ende, beneficiar a las familias chilenas. Ese es nuestro deber inexcusable: compartir los cuidados para aliviar la carga y cuidar a quienes cuidan.

Y hemos dado los primeros pasos. Partimos reconociendo a quienes cuidan en nuestro país, a través del Registro de Personas Cuidadoras y la entrega de credenciales para el acceso preferente a trámites y servicios del Estado; una manera de retribuirles el trabajo diario y constante que realizan economizándoles los tiempos de espera. Los siguientes pasos son fortalecer la oferta de apoyo a los cuidados existentes en Chile y construir una nueva red de espacios para el cuidado de las personas: los Centros de Cuidados Comunitarios, que no solo acercarán los servicios públicos y ofrecerán atención directa en los hogares, también impulsarán la creación de grupos de apoyo y promoverán la participación de las cuidadoras. En eso estamos trabajando, para hacer del cuidado un derecho de todas y todos y hacer visible lo invisible.

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