China completa su estación espacial con el ensamblaje de un último módulo

La base, con capacidad para alojar a tres astronautas y destinada a la investigación, marca un hito en la carrera espacial de Pekín mientras Washington ve con inquietud el desarrollo tecnológico de la segunda potencia del planeta

El cohete Larga Marcha 5B, que transporta en su interior el módulo Mengtian, este lunes antes de su despegue en la base de lanzamiento de Wenchang, en la provincia sureña de Hainan (China).- (AFP)

A base de pequeños pasos, China va consolidando su presencia en el cosmos. La estación espacial Tiangong (“Palacio celestial”), cuyo primer módulo fue puesto en órbita en abril de 2021, ya se encuentra casi a pleno rendimiento. La última de sus tres partes principales, el laboratorio Mengtian (“Soñando con el paraíso”), ha concluido este martes su acoplamiento con ...

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A base de pequeños pasos, China va consolidando su presencia en el cosmos. La estación espacial Tiangong (“Palacio celestial”), cuyo primer módulo fue puesto en órbita en abril de 2021, ya se encuentra casi a pleno rendimiento. La última de sus tres partes principales, el laboratorio Mengtian (“Soñando con el paraíso”), ha concluido este martes su acoplamiento con el resto de la terminal, después de un lanzamiento exitoso efectuado el lunes desde la base de Wenchang, en la isla de Hainan, en el extremo sur del país.

El nuevo módulo, unido ya al corazón de la estación, será a la vez un área de trabajo científico y una zona de actividades deportivas para los taikonautas, los astronautas chinos. El acoplamiento marca un hito del programa espacial chino en un momento en que la Estación Espacial Internacional (ISS), capitaneada por la NASA estadounidense y tras más de 20 años girando alrededor del globo, empieza a quedar desfasada y podría cesar su funcionamiento a finales de esta década. En ella no participa China desde 2011 por el veto estadounidense. Desde Washington se observa con preocupación cada avance de Pekín en esta nueva era de la carrera espacial.

La misión china se ha completado en un lapso de en torno a 13 horas. El cohete Larga Marcha-5B Y4, un proyectil blanco de más de 50 metros, salió propulsado de Hainan a las 15.37h (hora local) con el nuevo módulo en su interior. Poco minutos después, Deng Hongqin, director del centro de lanzamiento, aseguró que el módulo ya había alcanzado su órbita objetivo. A las 4.27h de la madrugada (hora local) de este martes se daba por concluido el acoplamiento de la nueva pieza, de unas 23,3 toneladas, 17,8 metros de longitud y 4,2 metros de diámetro. Ha sido la mayor carga jamás lanzada al espacio por un cohete chino, según el diario oficialista Global Times.

Al unirse a la parte central y principal de la terminal, llamada Tianhe (“Armonía celestial”), y al laboratorio Wentian (“Búsqueda celestial”), la estación china ha cobrado ya la característica forma de T que la define. La base Tiangong tiene previsto mantenerse en el espacio, orbitando a unos 400 kilómetros de la superficie terrestre, durante los próximos 15 años. Su dimensión, similar a la antigua MIR rusa, ronda un cuarto del tamaño de la ISS y ha sido ideada para alojar equipos de tres astronautas durante largas estancias. En estos momentos, viven en ella tres taikonautas que alcanzaron la construcción en junio. Entre ellos se encuentra Liu Yang, que se convirtió en la primera astronauta china en 2012.

Con sus gabinetes científicos

El nuevo módulo Mengtian cuenta con diversos gabinetes científicos, permitirá realizar experimentos dentro y fuera de la cabina y estará especialmente destinado a investigaciones en un entorno de microgravedad. Su despliegue se suma a la capacidad del laboratorio Wentian, acoplado con éxito en julio, y destinado a la experimentación biológica.

Entre otros ensayos, según contó la agencia oficial Xinhua en julio, se estudiarán muestras de una variedad de especies de plantas y animales para revelar los efectos de la microgravedad en el crecimiento, el desarrollo y el metabolismo, y se explorará la forma de establecer un ecosistema de vida controlado. China aspira a comprender “la influencia de la gravedad en el origen y la evolución de la vida” y buscará fórmulas para proteger a los astronautas de los daños causados por la radiación.

La estación Tiangong es una pata clave del programa espacial tripulado chino. “Es nuestro laboratorio espacial”, ha explicado a la citada agencia Liu Gang, uno de los responsables del programa. “Si se utiliza bien, podemos hacer muchos experimentos que no se pueden hacer en tierra”. La intención, ha añadido, es “poder convertir los resultados en productos necesarios en nuestra vida o en nuestra economía nacional”.

China, que lanzó su primera nave tripulada en 2003, ha propulsado su capacidad espacial a medida que ascendía a la categoría de superpotencia mundial: la conquista del espacio es también una forma de reivindicar el lugar que desde hace décadas cree que le corresponde en el globo. Completó su primer paseo espacial en 2008 y, hasta la fecha, ha puesto a 14 astronautas en órbita -entre ellos, tres mujeres–. En 2019, logró que la sonda Chang’e 4 se posara en la cara oculta de la luna; en 2021 la sonda Tianwen-1 aterrizó en Marte.

Los innovadores del mundo

El desarrollo científico y tecnológico vinculado a la industria aeroespacial resultan claves para Pekín. “Hemos sido testigos de grandes éxitos en múltiples frentes, como los vuelos espaciales tripulados, la exploración lunar y marciana”, destaca el informe presentado por el presidente del país, Xi Jinping, durante el 20º Congreso del Partido Comunista, el gran cónclave político quinquenal, celebrado hace un par de semanas. “China se ha unido a las filas de los innovadores del mundo”, subraya el informe, que enfatiza los “logros” de la década en el poder de Xi, quien acaba de revalidar un tercer mandato sin precedentes.

Entre los planes a medio plazo del gigante asiático se encuentra la exploración de asteroides cercanos en los próximos dos años, dar los primeros pasos para establecer una base científica en la Luna antes de que acabe la década y realizar una misión tripulada a Marte en 2033.

La rápida evolución se mira con creciente inquietud en Washington. “Las actividades espaciales chinas desafiarán cada vez más los intereses de EE. UU. a lo largo la década de 2030″, asevera un informe de 2021 recién desclasificado por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional estadounidense. “China avanza con paso firme hacia su objetivo de convertirse en un líder espacial de categoría mundial, con la intención de igualar o superar a Estados Unidos en 2045″, advierte.

El informe calcula que para 2030 las actividades espaciales chinas “erosionarán” cada vez más las ventajas de seguridad nacional, comerciales y de influencia global que Estados Unidos ha acumulado gracias a su liderazgo en el espacio. “Las actividades espaciales de China apoyan su visión multipolar del mundo y refuerzan la capacidad de Pekín para erosionar la influencia de Estados Unidos en las esferas militar, económica y diplomática”, concluye.

Desde Pekín se asegura, en cambio, que su programa espacial “tiene como objetivo facilitar el consenso mundial sobre la responsabilidad compartida de los pueblos en la utilización del espacio exterior con fines pacíficos y la salvaguarda de su seguridad en beneficio de toda la humanidad”, según enumera un reciente artículo de la agencia de noticias del Gobierno comunista. China, prosigue, ha promovido activamente la cooperación internacional en su estación espacial, incluyendo la colaboración con la Agencia Espacial Europea y la cooperación con la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior con el fin de solicitar proyectos de investigación científica en la estación espacial por parte de científicos de todo el mundo, según Xinhua.

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