Descubierto un centenar de grabados prehistóricos en la cueva de la Vila de Tarragona
El complejo subterráneo conserva uno de los conjuntos de arte postpaleolítico más importantes del Arco Mediterráneo, según los autores del hallazgo
Más de un centenar de grabados prehistóricos han sido descubiertos, dispuestos en un panel de ocho metros de largo, en la Cueva de la Vila, en el término municipal de la Febró, en Tarragona. Las obras de arte encontradas en la galería subterránea mediterránea son “excepcionales, tanto por su singularidad como por su excelente estado de conservación”, informa el equipo que ha dado con el hallazgo, el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES). Los investigadores señalan que los dibujos, por su composición e intencionalidad, reflejan...
Más de un centenar de grabados prehistóricos han sido descubiertos, dispuestos en un panel de ocho metros de largo, en la Cueva de la Vila, en el término municipal de la Febró, en Tarragona. Las obras de arte encontradas en la galería subterránea mediterránea son “excepcionales, tanto por su singularidad como por su excelente estado de conservación”, informa el equipo que ha dado con el hallazgo, el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES). Los investigadores señalan que los dibujos, por su composición e intencionalidad, reflejan la cosmovisión de las sociedades agricultoras y ganaderas que las pintaron.
Entre las muestras de arte rupestre, hay representaciones de diferentes figuras de cuadrúpedos, zigzags, trazos lineales, angulosos y círculos, y destacan una serie de zoomorfos (posiblemente bóvidos y équidos), esteliformes (solos o con estrellas) y reticulados. El descubrimiento de los grabados, del período Calcolítico-Bronce, constituye “una de las pocas representaciones de arte esquemático subterráneo de todo el Arco Mediterráneo”, según ha informado la Generalitat catalana.
El descubrimiento marca “un hito histórico para la arqueología prehistórica”, según el IPHES. Un grupo de espeleólogos, que realizaban unas exploraciones y trabajos topográficos en la zona encontraron la Cueva de la Vila, una cavidad que había sido explorada por Salvador Vilaseca en los años cuarenta y de la que se había perdido su ubicación. Los espeleólogos consiguieron abrir un pequeño agujero entre bloques y se toparon con una sala oval de más de 90 metros cuadrados.
La primera persona en entrar fue Juli Serrano, quien, para su sorpresa, vio un “mural lleno de rayas y figuras”. Pese a no saber interpretarlo en ese momento, sintió “una emoción muy grande, que me llevaré de por vida”. Sin saberlo, acababa de descubrir uno de los conjuntos más importantes de arte rupestre prehistórico. A partir de ese momento, los investigadores Ramon Viñas y Josep Vallverdú del IPHES se pusieron a trabajar en lugar.
Viñas detalla cómo el panel de grabados está configurado a partir de cinco líneas horizontales, una encima de otra y, en cada una de ellas, existen diferentes figuras grabadas que tienen su propio significado y simbolismo. El científico apunta a que se trata de una composición “absolutamente insólita” que indica “una cosmovisión por parte de las poblaciones del territorio durante el proceso de neolitización”.
Una de las singularidades es que está hecho “exclusivamente con la técnica del grabado”, explica Viñas, mediante una herramienta de piedra o de madera o, directamente, con los dedos. El investigador considera esto, así como que el conjunto sea “muy homogéneo estilísticamente, con escasas superposiciones”, lo que indica que responde a un significado simbólico. No se trata de una composición fruto del azar, aclara.
El trabajo de investigación del centro lo define como un arte asociado a las comunidades campesinas y ganaderas durante el período de transición entre el Calcolítico y el Bronce, entre los 5.000 y los 3.000 años antes de nuestra era. Unos grupos humanos que generalmente se encontraban al aire libre, siendo muy escasa su presencia en las cavidades subterráneas de Cataluña, al norte peninsular, mientras que el resto de España también se han encontrado en Andalucía, Segovia, Burgos o en Soria.
Para garantizar su conservación, en buenas condiciones climáticas, la administración ha cerrado el acceso a la gatera, que da paso directo a la denominada Sala dels Gravats, de manera que este espacio no será de acceso libre. El yacimiento ha sido declarado bien cultural de interés nacional por la Generalitat en la categoría de zona arqueológica y se está trabajando en crear un modelo 3D de la cavidad.
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