Garazi Sánchez surfea la ola de la concienciación climática
La surfista vizcaína, de 30 años, presenta su segundo proyecto documental para sensibilizar sobre los daños a la tierra y los océanos
Garazi Sánchez (Getxo, Bizkaia, 30 años) descubrió de cría una fascinación sensorial por el mar. “Del agua siempre salía más feliz de lo que entraba”, rememora al repasar el álbum de aquellos días en la playa de Barinatxe, La Salvaje, junto a la casa familiar. A unos pasos de la arena descubrió su “centro”, el ecosistema en el que encontró “la paz y la pasión”, “los amigos y la excusa para recorrer mundo subida a una tabla”. La hija mediana de Ainhoa y Ángel, la “trasto” de la ikastola, se lanzó a surfear con apenas siete años y su intrépida carrera deportiva tomó dimensión internacional a los 14. Pero el vértigo que no sintió de niña lo descubrió a los 26 años, cuando ya era campeona de España y subcampeona de Europa. Un grave accidente en el verano de 2018, mientras entrenaba en Los Casernes, en la costa sur-occidental francesa, cerca de Hossegor, le cambió la vida abocándola a una tortuosa convalecencia de 10 meses. “No sabía si volvería siquiera a andar y el miedo me hizo madurar a marchas forzadas”, cuenta sobre aquel viaje de la cresta de las olas a las profundidades. La etapa en la que tuvo “un despertar de la conciencia” respecto a su medio natural.
Al tiempo que se recuperaba de la lesión de espalda, descubrió las heridas del mar: los nueve millones de toneladas de residuos que se arrojan cada año a los océanos —en siete décadas, el ser humano ha contaminado los ecosistemas acuáticos con más de 140 millones de toneladas de plástico, según datos de la OCDE—, las más de 1.000 especies marinas amenazadas por esos plásticos, el 50% de los arrecifes de coral destruidos... Del rubor por el desconocimiento de esa realidad ante la que “casi siempre se mira para otro lado” nació el impulso para poner en marcha el documental Vergüenza, con el que hace dos años se propuso concienciar sobre la conservación de los mares —”llevaba casi 20 años surfeando y desconocía el ecosistema marino”—. Y, dos años después, coincidiendo este miércoles con el Día Mundial de los Océanos promovido por Naciones Unidas, Garazi presenta Quitando la Vergüenza, una docuserie de seis capítulos en los que pasa de la denuncia a la búsqueda de respuestas y soluciones para revertir los daños del cambio climático. Una reflexión sobre los hábitos de vida y consumo en la que se rodea de expertos de distintos ámbitos, para activar pequeñas palancas y evitar que las perspectivas inabarcables y pesimistas lleven a la inacción general.
“La sostenibilidad pasa por aceptar muchas contradicciones en nuestros hábitos de vida, pero no por ello dejar de remar en la buena dirección. Si yo una semana entreno tres días en lugar de cinco no significa que todo lo hecho anteriormente no sirva para nada”, explica Garazi. Su nuevo proyecto, dirigido, producido y financiado por ella misma, con el respaldo de la Federación de Surf y la Fundación Deporte Joven del CSD, muestra la problemática a la que la naturaleza tiene que hacer frente y plantea alternativas para corregir la deriva creciente. “Un camino de aprendizaje a través de la conciencia de nuestra manera de ser y estar en el planeta. Una evolución para pasar a la acción”. Un recorrido de “miles de preguntas” que Garazi lanza sucesivamente a expertos como Elisa Sainz, doctora en geología e investigadora de impactos socioeconómicos del cambio climático, que en el primer capítulo cuenta que hacer frente al calentamiento global, con políticas de mitigación y adaptación, sale mucho más barato que esperar a recibir todos sus impactos (del 2% del PIB global ahora al 20% en unas décadas). Una brecha que se abre paso entre olas de calor, inundaciones, desestabilización de ecosistemas y ciclos de lluvias…
En su faceta de divulgadora, recorriendo escuelas con el primer documental para expandir el mensaje, como espera hacer con este, Garazi ha encontrado la vía para canalizar su pasión por el mar, conocerse a sí misma, y ventilar un estresante calendario competitivo. En abril consiguió clasificarse para las Challenger (el Mundial de surf) entre las 64 mejores del mundo, un hito que no había alcanzado ninguna surfista española. En un mes parte hacia Sudáfrica, en agosto irá a California y luego el viaje la llevará de forma consecutiva a Francia, Portugal y Brasil hasta desembocar en Hawái en diciembre. “Tengo ganas de seguir haciendo ruido y de estar en los Juegos de París 2024″, dice, al tiempo que lamenta la “barbaridad de vuelos” que tiene que coger al cabo del año. Una de esas contradicciones ante las que muestra “compasión, pero también compensación con otras acciones en positivo”.
Cavilaciones al bajar de la adrenalina de las olas. “Hace falta pausa, planificación y reflexión para que la corriente del mundo capitalista y consumista no nos arrastre. Pausa para descifrar lo que necesitamos y resolver las paradojas en las que nos movemos. Cuanto más caótica es nuestra vida, mayor impacto ejercemos sobre el medio ambiente”, prosigue Garazi. “Los efectos emocionales de la pandemia los empezaremos a ver a partir de ahora. En los hábitos de consumo, alimentación, movilidad… Quien ha podido reflexionar ha descubierto la importancia de la naturaleza y la salud, de los cuidados y de disfrutar de las pequeñas cosas. Pero enseguida se impone el miedo y la supervivencia, y cuando el miedo está tan elevado es difícil frenar el caos”, señala la surfista vizcaína, antes de lanzar ejemplos de acciones abarcables. “Hay una sobreinformación que nos hace muy difícil discernir y tomar decisiones entre etiquetas de orgánico, biodegradable, ecológico, producto nacional. Pero en la moda, por ejemplo, antes que mirar las etiquetas hay que mirar el armario, ver si realmente necesitas comprarte eso que tienes en la mano. Una prenda puede ser muy sostenible, pero si no la vas a usar... Igual compras una menos sostenible pero la usas muchos años y es mejor”, apunta.
Su documental presenta un conjunto de entrevistas para remover conciencias en distintos ámbitos, “con una perspectiva más humanista que técnica”, al que se suman Marije Goikoetxea, doctora en derechos humanos, psicóloga y profesora de ética y bioética en la Universidad de Deusto; Nuria Nubiola, ambientóloga y cofundadora de una asociación destinada al reciclaje y la reutilización de ropa; Daniel Trurán, director de una empresa que explora cómo construir el futuro de los negocios a través de la aplicación de valores (Ethical Business Building the Future); Emilio Froján, experto en movilidad sostenible; y Álex Boisset, fundador de una marca de productos saludables y veganos (B3tterFoods) que pretende quitarle el protagonismo a la industria de los ultraprocesados. “Si entre los que vean los capítulos hay un pequeño porcentaje al que le hace un clic, el objetivo estará cumplido”, explica Garazi. “Se trata de integrar pequeños cambios y atreverse a ir en la dirección correcta, sin miedo a equivocarse, sin la comodidad de la inacción. Hay un despertar en la creencia de que el cambio es posible y esa energía tiene que marcar nuestro sentido de vida. Igual que en el deporte, la única manera de ganar es entrenando. La única manera de ser sostenibles es intentarlo”, completa Garazi, antes de su mensaje final, ese en el que piensa mientras ve atardecer en la playa: “Esa maravilla que tenemos delante, un día puede no estar”.
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