Francia prohíbe los vuelos nacionales entre destinos conectados por un tren de menos de dos horas y media

El decreto solo supondrá la eliminación de las rutas aéreas entre París y Nantes, Burdeos o Lyon

Un avión de Air France en el aeropuerto de Charles de Gaulle (París).GONZALO FUENTES (Reuters)

El decreto que prohíbe los vuelos nacionales entre destinos conectados por un trayecto de tren de menos de dos horas y media entró este martes en vigor en Francia. La norma solo supondrá la eliminación de las rutas aéreas entre París y Nantes, Burdeos y Lyon —esta última, para vuelos desde el aeropuerto París-Orly y no desde el principal de la capital francesa, el Charles de Gaulle—, ya que, como avanza el Ministerio de Transportes en un comunicado, “el servicio ferroviario permite realizar el trayecto en menos de dos horas y media”.

Ciertos sectores del activismo climático francés han...

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El decreto que prohíbe los vuelos nacionales entre destinos conectados por un trayecto de tren de menos de dos horas y media entró este martes en vigor en Francia. La norma solo supondrá la eliminación de las rutas aéreas entre París y Nantes, Burdeos y Lyon —esta última, para vuelos desde el aeropuerto París-Orly y no desde el principal de la capital francesa, el Charles de Gaulle—, ya que, como avanza el Ministerio de Transportes en un comunicado, “el servicio ferroviario permite realizar el trayecto en menos de dos horas y media”.

Ciertos sectores del activismo climático francés han criticado que la prohibición no es suficiente, y que debería ir más allá: el Gobierno galo ha salvado otras tres líneas aéreas porque, aunque cumplen con el requisito de las dos horas y media en tren, el sistema ferroviario no ofrece una alternativa suficiente. Son las conexiones entre el aeropuerto Charles de Gaulle y las ciudades de Rennes y Lyon, así como la conexión entre Lyon y Marsella, cuyos horarios ferroviarios no permitían, según el Gobierno, asegurar un enlace eficaz. Otras dos conexiones con el Charles de Gaulle, explica el diario francés Le Monde, se han salvado porque el Ejecutivo calcula el trayecto en tren desde el aeropuerto, que está a las afueras de la ciudad, y no desde el centro de cada núcleo urbano, donde sí cumpliría el requisito.

El ministro de Transportes, Clement Beaune, ha afirmado en su cuenta de Twitter que la publicación de la norma es “una gran señal y una primicia mundial”: “Conseguir la neutralidad de carbono supone reforzar intensamente nuestra acción en materia de descarbonización de los transportes, que representan el 30% de las emisiones”, ha indicado Beaune en el comunicado. “Mientras que luchamos sin descanso para descarbonizar nuestro modo de vida, ¿cómo justificar el uso del avión entre las grandes ciudades que gozan de enlaces regulares, rápidos y eficaces en tren?”, se ha preguntado el ministro.

Según el tercer informe medioambiental de la aviación europea, que se elabora cada tres años, las emisiones de CO₂ de los aviones que despegaron desde el espacio europeo aumentaron entre 2005 y 2019 un 34%, hasta los 147 millones de toneladas. El reporte, de la Agencia Europea de la Seguridad Aérea (EASA) y presentado el septiembre pasado en la Comisión Europea, prevé que la tendencia, si no se toman medidas, podría seguir al alza hasta llegar a los 188 millones de toneladas en 2050. Esto es, un 28% más que en 2019.

La Asamblea Nacional francesa dio los primeros pasos para aprobar el texto en abril de 2021, en pleno descenso del tráfico aéreo por la pandemia de covid. La medida tiene su origen en los trabajos realizados por la Convención Ciudadana para el Clima, la asamblea organizada por el Ejecutivo de Emmanuel Macron en 2021 con ciudadanos elegidos por sorteo para abordar las políticas climáticas. La propuesta inicial buscaba prohibir los vuelos domésticos entre destinos que estuvieran conectados por viajes en tren de menos de cuatro horas de duración.

Cuando el decreto llegó a la Asamblea, la industria aérea francesa criticó la medida, argumentando que, en plena recuperación de la pandemia, no era el momento más propicio para prohibir la mayoría de vuelos nacionales. Esta medida coincidió, paradójicamente, con la inyección de 4.000 millones realizada por el Estado francés en la aerolínea Air France —que lo convirtió en su primer accionista—, el mayor operador de vuelos domésticos en Francia.

Un año después del comienzo del proceso legislativo, la cuestión de los vuelos nacionales en Francia volvió al centro de la atención mediática cuando, en septiembre del año pasado, la estrella del Paris Saint Germain Kylian Mbappé se riese a carcajadas después de que un periodista le preguntase si se planteaba tomar un tren en vez del avión para desplazarse a partidos cercanos.

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