La disputada ley de biodiversidad tropieza de nuevo en la Eurocámara

La comisión de Medio Ambiente rechaza en una tensa votación la propuesta de Ley para la Restauración de la Naturaleza que los conservadores europeos habían llamado a tumbar. La normativa irá aun así al pleno de la Eurocámara, pero llegará debilitada

El futuro de la Ley para la Restauración de la Naturaleza queda en manos del pleno de la Eurocámara en Estrasburgo.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty Images)

La Ley para la Restauración de la Naturaleza (LRN) ha sufrido este martes un fuerte traspié en el Parlamento Europeo al ser rechazada en la comisión de Medio Ambiente. Aunque ello no supone su muerte legislativa, vuelve a complicar su camino para convertirse en una de las normas más ambiciosas en materia de biodiversidad de la UE y del mundo. La propuesta de la Comisión Europea, que prevé reparar el 20% de la superficie...

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La Ley para la Restauración de la Naturaleza (LRN) ha sufrido este martes un fuerte traspié en el Parlamento Europeo al ser rechazada en la comisión de Medio Ambiente. Aunque ello no supone su muerte legislativa, vuelve a complicar su camino para convertirse en una de las normas más ambiciosas en materia de biodiversidad de la UE y del mundo. La propuesta de la Comisión Europea, que prevé reparar el 20% de la superficie terrestre y marina de la UE para 2030 y el conjunto de los ecosistemas que necesiten ser restaurados para 2050, está considerada una pieza clave para la transición verde de los Veintisiete. Pero se ha transformado en un arma arrojadiza política desde que el Partido Popular Europeo (PPE) llamara a tumbarla, en lo que sus críticos ven un nuevo guiño de su líder, Manfred Weber, a posiciones de la extrema derecha.

En ese pulso que mantienen desde hace semanas, los conservadores han obtenido este martes un tanto importante —aunque no definitivo— al lograr, en una votación muy tensa, ajustada y, de nuevo, salpicada de acusaciones de manipulación y presiones, que lo que finalmente salga de la comisión de Medio Ambiente al plenario no sea un texto revisado de la ley, sino una propuesta formal de rechazo de la misma.

Mientras miembros del PPE celebraban un voto que, afirman, demuestra que es una “mala ley”, el ponente responsable de la propuesta parlamentaria, el socialista español César Luena, subrayaba que, pese al tropiezo en esta última comisión, los conservadores no han podido impedir, como buscaban, que el texto muriera en comisiones. “Hemos parado a la coalición de derecha y extrema derecha y vamos al pleno. Continúa la tramitación de la LRN, que es lo que querían impedir”, ha afirmado en rueda de prensa tras la votación.

El eurodiputado español considera que la estrategia de Weber es un juego peligroso. “Competir con la extrema derecha en los marcos del debate público de la extrema derecha. Eso fracasa siempre y está empezando a verlo también en su país”, ha lanzado Luena en referencia a la reciente primera victoria del partido ultra AfD en una comarca alemana, Sonneberg, donde el candidato de Alternativa para Alemania se impuso a su rival cristianodemócrata de la CDU, hermana de la CSU de Weber.

El PPE obtuvo este martes su victoria gracias a todos los votos de su partido —entre ellos varios sustitutos elegidos para reemplazar a miembros conservadores originales de la comisión favorables a la normativa que Weber había ordenado rechazar— y el apoyo de los ultraconservadores de ECR y de la extrema derecha de ID, así como de cuatro miembros del liberal Renew.

El futuro de la LRN depende ahora del pleno de la Eurocámara, en un voto que probablemente tendrá lugar a mediados de julio, aunque los populares prefieren que sea en septiembre. En esa cita, los 705 eurodiputados deberán votar primero la propuesta adoptada este martes en la comisión de Medio Ambiente, que es rechazar la ley presentada por la Comisión. Si esa votación fracasa —y es a lo que se aferran los defensores de la normativa, que afirman que en el pleno los eurodiputados tendrán una libertad de voto que estuvo más restringida en comisiones, donde algunos conservadores fueron sustituidos por otros representantes de su partido para que se siguiera la línea de votación fijada por el PPE— la LRN volvería a tener una oportunidad de ser votada en tanto que posición del Parlamento. Y si eso sucede, se pasaría, a continuación, a las negociaciones a tres bandas para lograr un texto legislativo definitivo consensuado con la Comisión y con el Consejo de la UE, que hace justo una semana aprobó su propia versión del texto legal en la reunión de ministros de Medio Ambiente en Luxemburgo. España, que ostentará la presidencia europea de turno a partir del 1 de julio, ya ha dicho que quiere priorizar la aprobación de la LRN.

El 15 de junio, el PPE fracasó en su primer asalto a la LRN, al no lograr que la misma comisión de Medio Ambiente aprobara una enmienda a la totalidad de los conservadores y que habría supuesto el fin de la normativa. Que los Veintisiete aprobaran también su propia posición negociadora sobre la ley una semana más tarde —con el apoyo de varios gobiernos conservadores— fue un nuevo revés para Weber, a quien se atribuye una rencilla personal con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen (de su misma familia política) y que ha sido acusado de presionar tanto a eurodiputados como a gobiernos en manos conservadoras para lograr descarrilar la normativa. No lo ha logrado, pero sí ha hecho que se tambalee. Porque la votación en una comisión como la de Medio Ambiente era altamente simbólica, y se produce además después del rechazo que la propuesta legislativa recibió también en las comisiones de Pesca y Agricultura.

“El rechazo de tres comisiones no puede ser ignorado”, ha dicho este martes la jefa negociadora del PPE en Medio Ambiente, Christine Schneider. La conservadora alemana ha llamado al vicepresidente de la Comisión y responsable del Pacto Verde, Frans Timmermans, a retirar la ley y proponer una nueva, extremo que el comisario neerlandés ya ha rechazado puesto que, con las elecciones europeas en menos de un año, no daría tiempo a elaborar otra propuesta legislativa.

La Ley de Restauración de la Naturaleza está considerada un elemento clave del gran proyecto de transición verde europeo y una medida pionera en materia de biodiversidad que, además, ayudará a la UE a cumplir los compromisos internacionales acordados en la COP15 de Kunming-Montreal en diciembre de 2022, en particular sobre la restauración de ecosistemas.

Pero se ha topado con la oposición, sobre todo, de algunas organizaciones de agricultores y ganaderos, que dicen estar lidiando ya con numerosas imposiciones medioambientales de Bruselas. El PPE ha querido capitalizar este descontento y, tras participar durante meses en las negociaciones de la propuesta final, acabó hace unas semanas levantándose de la mesa y llamando a retirarla del todo, alegando que amenaza la seguridad alimentaria —algo que numerosos científicos rechazan— y que perjudicará al campo, entre otros.

“Todo el PPE apoya los objetivos del Pacto Verde europeo, sus pilares fundamentales, pero la LRN es el camino inadecuado, es una propuesta impracticable”, ha insistido Schneider, que ha recordado que su formación ha apoyado muchas otras leyes medioambientales.

A pesar de que también votaron en contra parte de sus colegas de Renew, el presidente de la comisión, el francés Pascal Canfin, acusó a Weber de haber “manipulado” la votación al forzar el reemplazo de los miembros conservadores de Medio Ambiente que no querían rechazar de plano, como exigía el líder del PPE, la normativa. Al igual que Luena, Canfin se dijo “optimista” de cara al plenario porque, en esa ocasión, Weber no podrá sustituir a los eurodiputados rebeldes, ha señalado. Por su parte, el socialista ha emplazado a la presidenta de la Comisión a pronunciarse públicamente a favor de la ley propuesta por su equipo y rechazada por su familia política. “Estamos esperando la reacción de Von der Leyen. Todos sabemos que hay una pelea interna importante en el PPE, pero la primera ley de restauración de la naturaleza en la historia de Europa no puede depender de una trifulca política interna de los conservadores”, ha advertido.

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