Las redes sociales ganan terreno en el consumo de noticias y TikTok sigue su ascenso entre los jóvenes
La encuesta anual del Instituto Reuters sobre hábitos de información, realizada en 46 países, muestra una conexión debilitada de los jóvenes con las webs y aplicaciones de las marcas periodísticas
Que la revolución digital iba a cambiar el mundo era algo predecible. Que las redes sociales iban a darle la vuelta al modelo de consumo de noticias y que el papel de la juventud iba a ser esencial en el proceso, no tanto. El porcentaje de personas que entra al sitio web específico de un medio de comunicación para leer las noticias ha disminuido en todo el mundo del 32% en 2018 al 22% en 2023, mientras que el acceso a través de redes sociales ha aumentado en la misma proporción. Y esto es especialmente significativo entre los jóvenes menores de 24 años, que muestran una conexión debilitada con...
Que la revolución digital iba a cambiar el mundo era algo predecible. Que las redes sociales iban a darle la vuelta al modelo de consumo de noticias y que el papel de la juventud iba a ser esencial en el proceso, no tanto. El porcentaje de personas que entra al sitio web específico de un medio de comunicación para leer las noticias ha disminuido en todo el mundo del 32% en 2018 al 22% en 2023, mientras que el acceso a través de redes sociales ha aumentado en la misma proporción. Y esto es especialmente significativo entre los jóvenes menores de 24 años, que muestran una conexión debilitada con las webs y aplicaciones de noticias de las marcas periodísticas. Solo un 24% de ellos accedió a la información acudiendo directamente a la web o aplicación de un medio de comunicación durante la última semana, frente a un 52% de la población mayor de 35 años. Así lo revela el informe Digital News Report 2023, de referencia en el sector de la prensa, elaborado por el Instituto Reuters y la Universidad de Oxford.
El estudio, que se publica anualmente, tiene como objetivo comprender cómo se consumen las noticias en diversos países. La investigación se realizó a partir de más de 93.000 entrevistas online a consumidores de 46 países entre enero y febrero de este año. A pesar de que el informe se ha efectuado mediante muestras representativas con cuotas de edad, género y región en cada país, los autores avisan de que las entrevistas online tienden a sobrerrepresentar los hábitos de consumo digitales, y a atenuar los valores de uso tradicional y de las personas mayores y menos acomodadas.
En el caso de España, la entidad que colabora para elaborarlo es la Universidad de Navarra. Según los resultados de su investigación, las tendencias de consumo de los españoles en redes sociales son similares a las globales. Aumenta la popularidad de las nuevas formas alternativas de comunicación, especialmente entre los más jóvenes, y el 39% de la población utiliza las redes sociales con fines informativos. Facebook y Twitter ralentizan su uso como canal de noticias y TikTok ya es el referente informativo para el 20% de los jóvenes menores de 35 años. Sin embargo, la televisión aguanta el ímpetu de las redes sociales. Sigue siendo el medio más consumido por los españoles, con un 56%, y un 37% de la población lo escoge como primera opción para informarse.
Facebook sigue siendo la red social más empleada para informarse en todo el mundo: un 28% de la población la usa para ese fin, pero se trata de 14 puntos menos que en 2016, año en el que alcanzó su pico. Además, son principalmente las generaciones más mayores las que continúan utilizándola. Le siguen en popularidad YouTube (20%), WhatsApp (16%), Instagram (14%) y Twitter (11%). Y a rebufo va TikTok, con un 6%. Pero es un aumento considerable respecto al 1% que alcanzaba en 2020, el primer año en que la midió el estudio. Y lo que es más destacable: la red social de propiedad china se está convirtiendo en una plataforma cada vez más popular entre los jóvenes. La usa un 44% de las personas de entre 18 y 24 años. De ellos, el 20% se informa con ella. Ha alcanzado a plataformas como Twitter y Snapchat en esta franja de edad, y está casi empatada con Facebook.
Los datos del informe exponen que la audiencia presta más atención a los influencers y personalidades de las redes que a los periodistas en plataformas como TikTok, Instagram y Snapchat. Esto, sin embargo, contrasta notablemente con Facebook y Twitter, donde los medios de comunicación y los periodistas siguen siendo elementos centrales en la conversación.
Al mismo tiempo, una gran parte del público manifiesta escepticismo hacia los algoritmos que las empresas de redes sociales utilizan para seleccionar las noticias que muestran a sus usuarios. La elección de las recomendaciones se basa en un cálculo que hace el algoritmo, dependiendo de las interacciones de la persona con el contenido de la app. Menos de un tercio de los encuestados, un 30%, considera que esta es la mejor manera de obtener la información, un porcentaje seis puntos menor que la última vez que se hizo esta pregunta, en 2016. Ahora bien, tampoco gusta que los editores de medios de comunicación o los periodistas elijan qué es lo relevante. Solo un 27% de la población mundial encuestada se fía de su selección.
Desinformación, apatía y suscripciones
Los acontecimientos recientes, como la guerra en Ucrania y la pandemia de coronavirus, aceleraron cambios estructurales en los medios de comunicación e impulsaron las narrativas digitales. Pero a pesar de ese boom, la confianza que las personas tienen en las noticias sigue con rumbo descendente. Ha disminuido dos puntos porcentuales durante el último año, y los avances logrados durante la pandemia se han reducido en muchos países, según los resultados del estudio. Ocurre así en todo el mundo. Cuatro de cada diez encuestados dice confiar en las noticias, y un 46% de la población global dice fiarse “por completo” de las fuentes que elige para informarse.
Finlandia y Portugal siguen siendo los países con niveles de confianza en los medios más elevados, con un 69% y un 58% respectivamente. Por debajo, los países que tienen una alta polarización política, como Argentina (30%), Hungría (25%), Grecia (19%) y Estados Unidos (32%) —aunque el nivel de credibilidad de este último ha aumentado seis puntos desde el pasado año, con la presidencia de Joe Biden, precisa el informe—. En España, pese a que la confianza en las noticias en general ha dejado de caer por primera vez desde 2017, y se ha detenido en el 33%, la desconfianza ha alcanzado su cifra más alta en los diez años que se lleva realizando la encuesta, con un 40%, y es especialmente elevada entre los menores de 45 años.
El informe revela también que un 36% de los encuestados de todo el mundo evita de forma consciente las noticias. La cifra ha aumentado siete puntos desde 2017, pero ha caído dos puntos desde la última edición de la encuesta. Los usuarios aseguran que las evitan porque son repetitivas o “agotadoras”. De ellos, alrededor de la mitad (53%) trata de eludirlas de forma periódica —es decir, que, por ejemplo, cambia de canal cada vez que empieza un informativo—. La otra mitad las restringe de manera más específica: un 52% de ellos limita a ciertas horas del día y desconecta las notificaciones, y un 32% lo cuando se tratan sobre temas difíciles, que les deprimen o incrementan su ansiedad. En el caso de España, un 29% de los encuestados dice evitar las noticias, especialmente las “noticias duras”: la política nacional (39%), la guerra en Ucrania (34%) y las temáticas de negocios, finanzas y economía (27%) son los temas más esquivados. La favorita, en contraste, es la información local, que solo elude el 7% de los españoles.
El consumo de medios tradicionales, como la televisión y la prensa impresa, sigue disminuyendo en la mayoría de los mercados. Aún así, la mayoría de los encuestados todavía prefiere leer las noticias (57%), en vez de verlas (30%) o escucharlas (13%). Para los menores de 35 años, en cambio, la oportunidad de hacer tareas de limpieza, cocinar o ir en transporte mientras escuchan las noticias es especialmente atractiva. Un 17% de los jóvenes de todo el mundo escucha las noticias, lo que ha propiciado el ascenso de los podcasts. España es el país líder en Europa en el consumo de este formato, con un 45% de la población que afirma haberlo escuchado durante el último mes, cuatro puntos más con respecto al año pasado.
El uso de fuentes de información alternativas alimentan el debate sobre las fake news y la capacidad de la población de mantener una actitud crítica con lo que consume. Algo menos de la mitad de los encuestados de todo el mundo, un 48%, dice estar muy o extremadamente interesados en las noticias, frente al 63% que lo estaba en 2017. Según los datos del informe, en el conjunto de los 20 países más ricos del mundo, solo el 17% de la población paga una suscripción para consumir noticias de algún medio de comunicación.
En este terreno, España se encuentra en la media de los datos globales, con un matiz. La mayoría de los españoles no está dispuesta a pagar, pero el porcentaje de suscriptores ha alcanzado un récord, con un 13,3% de los consultados, según el informe, que no utiliza datos proporcionados por los medios, sino que se basa en las respuestas a su encuesta. Es la cifra más alta de españoles que pagan por contenido digital desde que comenzó el estudio de la Universidad de Navarra en 2014. Además, más de la mitad de ellos están suscritos a, por lo menos, dos medios, lo que sitúa a España entre los países con mayor promedio de suscripciones por usuario. Por otro lado, la prensa escrita también resiste: un 25% de la población declara haber comprado productos informativos impresos en la semana previa a la realización de la encuesta.
Noruega tiene la mayor proporción de personas que pagan por los medios (39%), mientras que Japón (9%) y el Reino Unido (9%) se encuentran entre los más bajos. En Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido, aproximadamente la mitad de los no suscriptores afirma que nada podría persuadirlos para pagar por la información. Entre las motivaciones para suscribirse, están la decisión de mantener una relación duradera con un medio concreto y la sensación de que ese medio de preferencia les habla a ellos directamente. Las razones principales para no hacerlo son el alto coste de la vida y el precio elevado de la suscripción. Y el obstáculo fundamental, la pérdida de interés de la población.