De Drácula a Nosferatu, pasando por Foster Wallace
'Sipo Phantasma', único filme español en Zabaltegi-Tabakalera, juega con las relaciones entre el viaje del vampiro a Londres, los cruceros del escritor y la vida de Murnau
Un gigantesco crucero se mueve por la noche con espectros en su cubierta. Podría ser una ilustración fílmica del libro Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, de David Foster Wallace, sobre esos viajes de placer en transatlánticos. O tal vez imágenes de la travesía hasta Londres de Drácula narrada en la novela de Bram Stoker. O sencillamente, la imaginación de F. W. Murnau, que ahondó en esa figura vampírica en Nosferatu. Quién sabe, al final puede que se hayan reunidos todos en un akelarre marítimo final organizado por Florence Balcombe, la viuda de Stoker, guardiana de la obra de su marido y primera novia de Oscar Wilde.
O tal vez todo eso sea Sipo Phantasma, la película de Koldo Almandoz (San Sebastián, 1973), la revelación al gran público de este festival de San Sebastián gracias a esta película, que ya ha pasado por los prestigiosos festivales de Róterdam y el bonaerense Bafici, y que es el único largometraje español en la sección Zabaltegi-Tabakalera, y por su corto Narciso dentro del filme colectivo Kalebegiak. En Sipo Phantasma hay hipnotismo fílmico, precisión visual, un largo y laborioso trabajo en montaje par encontrar su estructura y arrebatador resultado, que se convierte, en palabras de su director, "en una película muda del siglo XXI".
La película nació "sin guion previo". "Fui grabando, primero en el crucero siguiendo las huellas de Foster Wallace, y mas tarde aparecen Murnau, del que no soy muy estudioso, y Balcombe, a la que no conocía". Almandoz reconoce que su primera idea era un documental "observacional sobre el crucero". Pero la primera noche subió a cubierta, vio los espacios vacíos y que nadie disfrutaba de la navegación y pantallas donde se proyectaba cine para nadie. "Me sobrevino ahí la idea del barco fantasma. Dejé de filmar el ocio y me centré en quienes trabajaban allí, a la vez que grababa a mi acompañante, Maider Intxauspe, en espacios espectrales. Eso estuvo mucho tiempo en un archivo en el ordenador. Y releyendo Drácula, me asaltó en el prólogo la historia de la viuda de Bram Stoker, Florence Balcombe, de cómo luchó contra Murnau por la creación de su marido y casi logra destruir todas las copias de su película. Ahí algo encajó: la mujer que filmábamos era Balcombe. Así apareció también Nosferatu".
Y de esa misma manera lo que era una película lineal con una voz en off se adentra en una estructura por capítulos, como la novela Drácula, con cartas, telegramas, una forma muy experimental de narrar una historia de terror. "Yo no recordaba lo arriesgado para la época de la forma del libro de Stoker y me encajó en mi proyecto". Almandoz ha luchado por no ser pedante, "y no tengo claro si lo he logrado". "Mi deseo es que el espectador haga el mismo viaje que yo, a la deriva, del crucero a los diarios de Drácula, a la vida de Balcombe. Un descubrimiento lleva a otro. Requiere un esfuerzo, aunque merece la pena". La vida ha ayudado a Sipo Phantasma: el epílogo se filmó el año pasado, tras el robo del craneo de Murnau de su tumba. La profanación del mauselo del cineasta aún empuja a otro requiebro fílmico. "No podia dejarlo pasar". No habido problemas con los derechos de reproducción de Nosferatu, han pasado más de 75 años, es una obra liberada, pero si de su banda sonora. "Así que hemos hecho nuestra propia labor con el sonido".
Con sus trabajos previos, Almandoz ha obtenido cierta fama de provocador, de saber poder dedos en la llaga. "Bueno, yo en el cine paso mucha vergüenza ajena, lo llevo muy mal. No quiero caer ni en la pedantería ni el aburrimiento. Con Sipo Phantasma espero no haber hecho una película para cinéfilos, sino algo más sensorial". ¿Y lo de provocador? "Yo no me veo así, siempre me veo en la misma línea. Ahora bien, me temo que la línea de lo políticamente correcto se ha movido y cada vez es más fina la piel de la gente. A mi alrededor hay artistas mucho más arresgados, y gente que dice mayores burradas. Por suerte no vivo de hacer películas ni dependo de las taquillas. No tengo miedos por ese lado". Ahora ya está levantado su segundo largometraje, "más industrial y convencional para rodar el año que viene".
El filme ya ha pasado por dos festivales tan prestigiosos como Róterdam y Bafici, y pronto viajará al Zinemaldi. "Me daba miedo estar en San Sebastián porque soy el de casa. Pero cuando dos certámenes tan interesantes me han seleccionado y proyectado previamente se reafirma la idea de que la película merece la pena". Visualmente, y por tamaño y estilo, Sipo Phantasma entra en ese gran saco que es "el otro cine español". "Entra ahí porque no es industrial, pero yo mismo me veo fuera de ese otro cine español porque ese movimiento está atomizado... Y además hay una cierta élite, la secta, que se mueve sola. Sí noto que hay mucha gente que quiere verlo en sitios muy distintos. Yo espero que mi película enganche a todo el mundo". Lo curioso es que en el resto de Europa y América Latina ese es el cine español que se ve en festivales, el que atrae al público cinéfilo. "Tengo la sensación cuando voy a una sala comercial de que estamos cuatro, y asisto a un pase a una cineteca o a una filmoteca y está lleno. Será una audiencia minoritaria, pero es my fiel".
Babelia
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