¿Cómo es el plan ADO para el cine?

En la reunión del lunes del ministro Rodríguez Uribes con el mundo cinematográfico se planteó una iniciativa similar a la que apoya a los deportistas olímpicos y que contaría con inversión privada

Pedro Almodóvar, Julieta Serrano y Antonio Banderas, durante el rodaje de la película 'Dolor y gloria'.

El lunes por la mañana, el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, se reunió de forma telemática con representantes de diversos ámbitos de su cometido. Entre ellos, con un numeroso grupo de activos del cine español (tanto exhibidores como productores, distribuidores, creadores y diversas asociaciones). Cada uno de ellos desgranó los problemas que en estos momentos ahogan a la industria cinematográfica, que en realidad no son más que prolongación de lo que está sufriendo España entera. Y entre esos mensajes, hubo uno que sonó a diferente y novedoso: ...

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El lunes por la mañana, el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, se reunió de forma telemática con representantes de diversos ámbitos de su cometido. Entre ellos, con un numeroso grupo de activos del cine español (tanto exhibidores como productores, distribuidores, creadores y diversas asociaciones). Cada uno de ellos desgranó los problemas que en estos momentos ahogan a la industria cinematográfica, que en realidad no son más que prolongación de lo que está sufriendo España entera. Y entre esos mensajes, hubo uno que sonó a diferente y novedoso: el plan ADO para el cine, que se articularía de manera similar a como funciona el deportivo, que sirve de colchón económico a los deportistas olímpicos.

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A la espera de una Ley de Mecenazgo que muchos creen que nunca cuajará, el plan ADO del cine se basaría en los mismos mimbres que el deportivo, que se inició cuando Barcelona asumió la organización de los Juegos Olímpicos de 1992. El espíritu de aquella iniciativa era ayudar a los deportistas de especialidades alejadas de grandes contratos publicitarios y de audiencias millonarias. Finalmente, visto su resultado, se ha seguido repitiendo en cada ciclo olímpico. Ahora mismo, ese plan, que articula financiación privada y pública, depende de la Ley 49 / 2002 de 23 de diciembre, normativa que regula el régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo. En su artículo 1 subraya que sirve para “entidades sin fines lucrativos definidas en la misma, en consideración a su función social, actividades y características”. ¿Cómo se aplica en el cine? Pues con la figura Acontecimiento de Especial Interés Público (AEIP), recogido en su artículo 27. Gracias a ello, las empresas que invirtieron en AEIP como los Años Jacobeos, el V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús o el IV Centenario de la Muerte de Cervantes. De esa forma los AEIP reciben beneficios fiscales especiales, como una deducciónde la cuota íntegra del 15%d e losgastos enpublicidad y propaganda para la promoción del acontecimiento; deducción del 30% o 35% en casos de donación reiterada durante 3 años en el IRPF o en el impuesto de sociedades, beneficios del 95% de las cuotas y recargos en IAE por actividades artísticas a celebrar durante el acontecimiento en el marco de los planes y programas aprobados, y bonificación del 95% de los impuestos y tasas locales que graven operaciones relacionadas con el programa.

Pero para ello Rodríguez Uribes debería presentar en el Consejo de Ministros un plan que convirtiera al cine -como hecho excepcional- en un sector muy atractivo de invertir para las grandes corporaciones. Desde la industria cinematográfica se pone como ejemplo el buen funcionamiento a imitar del programa Universo Mujer (que tiene por objeto “la promoción y el incremento de la participación femenina en todos los ámbitos del deporte, para contribuir a la mejora y transformación social a través de los valores del deporte”, según su presentación) del Consejo Superior de Deportes,. “Pero para eso necesitamos un paso adelante”, dice uno de sus impulsores. Ahora ha quedado en manos del ministro. Sin embargo, tras su comparecencia pública del martes por la tarde no parece que siga esa senda; la industria de cine, considerada por el ministro como “guerrillera”, entre risas y veras, se define como decepcionada por sus declaraciones: tampoco esperaban mucho más tras su reunión del lunes.

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