Enrique Moradiellos, nuevo miembro de la Real Academia de la Historia

El catedrático es conocido por sus trabajos sobre la Segunda República y su estudio crítico y exhaustivo del dictador Francisco Franco

Enrique Moradiellos, historiador, en una fotografía de archivo.� Carlos Rosillo

La Real Academia de la Historia (RAH) ha nombrado este viernes nuevo académico de número (medalla nº 31) al historiador Enrique Moradiellos (Oviedo, 1961), catedrático y director del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura. Moradiellos es conocido por su constante investigación sobre la Segunda República y el franquismo. En 2017 recibió el ...

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La Real Academia de la Historia (RAH) ha nombrado este viernes nuevo académico de número (medalla nº 31) al historiador Enrique Moradiellos (Oviedo, 1961), catedrático y director del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura. Moradiellos es conocido por su constante investigación sobre la Segunda República y el franquismo. En 2017 recibió el Premio Nacional de Historia por su obra Historia mínima de la Guerra Civil (Turner y El Colegio de México), de la que el jurado destacó especialmente su “ecuanimidad”. También es conocida su faceta como articulista de prensa, especialmente en textos sobre el dictador Francisco Franco, al que ha dedicado multitud de trabajos. En el último, Franco. Anatomía de un dictador (2019) realizó una revisión histórica exhaustiva del golpista donde prueba tajantemente su crueldad durante la Guerra Civil y el régimen, algo que incomodó a muchos simpatizantes del caudillo.

“Es un honor entrar en una institución con tanta historia como la Real Academia y de la que forman parte tantos colegas de conocida trayectoria investigadora. Siento mucha emoción. Con todo lo que me permitan mis aptitudes, trabajaré sin descanso para aportar a la sociedad española la verdad del conocimiento histórico. Porque no es un privilegio, sino un derecho”, ha explicado a EL PAÍS el profesor.

La entrada de Moradiellos como académico indica un leve cambio de timón en el trato que, durante el siglo pasado, ha demostrado la RAH sobre Franco y su mandato. Muy polémica fue la biografía que esta institución hizo de él en 2009 en su Diccionario biográfico español, donde evitó emplear la palabra dictador. Pese a las críticas y presiones (el tema llegó hasta el Congreso), la definición correcta de este general autoritario no fue corregida hasta que la historiadora Carmen Iglesias asumió la dirección de la institución en 2015. El discurso tan alejado de la militancia y de la verdad absoluta de Moradiellos (conocida es su frase: “No hay que dar ningún hecho histórico por asumido”) marca la nueva línea aperturista y de carácter divulgativo que parece haber tomado la RAH desde la entrada de su actual directora.

Su carrera como investigador comenzó en la Universidad de Oviedo, donde se licenció en 1984. Prosiguió como profesor e historiador en el Queen Mary College (Londres) de la mano del prestigioso hispanista Paul Preston. Continuó, años después, en la Universidad Complutense hasta acabar como catedrático en Cáceres en la Facultad de Filosofía y Letras. Ocupa un asiento en la RAH con 59 años, una edad temprana teniendo en cuenta que la media es de 70. Del mismo modo que ocurre con la Real Academia de la Lengua, los nombramientos de nuevos académicos solo pueden realizarse si hay una vacante y tras ser propuesto por otros académicos. En este caso, los historiadores Carmen Sanz Ayán, Juan Pablo Fusi y Luis Antonio Ribot propusieron su candidatura tras el fallecimiento de Faustino Menéndez-Pidal.

Algunos de sus textos más relevantes también están enfocados en las relaciones hispano-británicas durante el pasado siglo, particularmente en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Conocidos son sus libros El Reñidero de Europa. Las dimensiones internacionales de la guerra civil española (2001), Franco frente a Churchill. España y Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial (2005) y Don Juan Negrín. Una biografía (2006). Otra de sus líneas de investigación entra de lleno en el ámbito de la docencia, una preocupación que le llevó a escribir su conocido El oficio del historiador (1994) y Clío en las aulas, este último galardonado con el premio Arturo Barea de 2012. Una característica que, según fuentes de la Real Academia de la Historia, fomentará el recién nombrado académico dentro de la institución.

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