Xoel López, realismo mágico a la gallega

El músico expande su universo musical en su último trabajo, ‘Si mi rayo te alcanzara’

El músico Xoel López en un encuentro virtual con lectores de EL PAÍS.

Xoel López (A Coruña, 43 años) logró hace tiempo crear su propio universo musical con reverberaciones de sus abuelos, habitantes de la montaña lucense; el mar melancólico de A Coruña, las vibraciones de las calles madrileñas y la exuberante musicalidad latinoamericana. En su último trabajo, Si mi rayo te alcanzara, los colores, aromas y luces de su realismo mágico a la gallega han alcanzado sus máximos gracias a un esfuerzo consciente por ampliar horizontes sonoros y sentimentales.

Subido a un burro, el tío abuelo de ...

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Xoel López (A Coruña, 43 años) logró hace tiempo crear su propio universo musical con reverberaciones de sus abuelos, habitantes de la montaña lucense; el mar melancólico de A Coruña, las vibraciones de las calles madrileñas y la exuberante musicalidad latinoamericana. En su último trabajo, Si mi rayo te alcanzara, los colores, aromas y luces de su realismo mágico a la gallega han alcanzado sus máximos gracias a un esfuerzo consciente por ampliar horizontes sonoros y sentimentales.

Subido a un burro, el tío abuelo de Xoel López recorría los pueblos de Lugo y Asturias cantando historias. Era ciego y le llamaban O cego dos Vilares, aunque su nombre real era Florencio López. Esos son los primeros genes de trovador de los que Xoel López es conocedor. Su abuelo se los pasó a su padre y así, a través de la propia sangre, de los momentos familiares, de las orquestas en las fiestas de verano y de sus inquietudes, los elementos se prepararon para eclosionar en el big bang de Xoel López.

Con este relato familiar, rescatado por la pluma del periodista Manuel Jabois para la presentación del disco, ha lanzado Xoel López Si mi rayo te alcanzara, donde se podría ver una alusión a esa chispa creadora que llega desde el pasado. Dice que le ha quedado un disco “atrevido, por su origen más intenso a nivel emocional y de composición de letras y también por la idea de ir un poco más allá cada vez”. Así se lo explicó la semana pasada a un grupo de lectores del diario en un encuentro virtual integrado en el programa de actividades exclusivas de EL PAÍS+. Si en anteriores álbumes se movía “en aguas más tranquilas”, en esta ocasión se ha arriesgado con temas que han ganado en intensidad, tanto alegre como melancólica.

El año pasado, cuando comenzó a fraguarse el disco, ha tenido mucho que ver. “Fue muy intenso, muy vivido y profundo”, describió. También que en medio de la grabación irrumpiera la pandemia de la covid-19. El confinamiento frenó en seco el trabajo en el estudio, pero en lugar de menguar el disco, la espera le insufló más vigor. Volvieron con tanta “energía y vitalidad” que Xoel López se atrevió a convertirse en un rockero, tirándose por el suelo, sin camiseta y agarrando el micro durante las sesiones de trabajo. “Todo eso está reflejado en el disco de alguna manera, así que me quedo con esa parte positiva”, aseveró.

La necesidad de expandirse y de descargar responsabilidad tras más de 20 años de carrera le han hecho delegar, tanto en la producción, como en la composición, invitando a su amigo David Quinzán a participar de todos los temas. Ha sido “un ejercicio” para el músico, pero en favor de un resultado mejor. “No estar tan cerca en todas las fases me ha dado una visión global y me ha permitido hacer tomas de voz más desenfadadas y libres”, concedió.

Su rayo que no cesa, como en el poema de Miguel Hernández, ha podido alcanzar a sus seguidores también en los directos. Tan añorados por otros artistas que han preferido posponer sus presentaciones, Xoel López bromea con que ha conseguido un “récord” con 23 actuaciones en este atípico verano. “Quisimos buscar soluciones”, explicó apuntando que aceptaron conciertos de muy pequeño formato. La idea original se redujo a cuatro músicos y cuatro técnicos. El cantante quería así adaptarse al momento, sin perder de vista que el sector necesita espectáculos para sobrevivir. Entre los conciertos más especiales que ha dado se encuentra el ofrecido en septiembre con la Orquesta Sinfónica de Galicia, “un sueño” cumplido.

Reconoce que ahora llega un tiempo más ingrato sin una gira planteada, pero defiende el disco como “una obra en sí misma” y le parecía importante “que en este momento” la gente pudiese contar con él: “Si nos tenemos que quedar en casa, por lo menos poder escuchar la música que nos gusta”.

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