Carmen Martín Gaite, la reina de las firmas que habitó la soledad
Un documental dirigido por Mariela Artiles recorre la vida y obra de la autora de ‘Entre visillos’. La película se proyecta en Cineteca en Madrid y se exhibirá el domingo en La 2
De Carmen Martín Gaite a Carmiña y a Calila, como la llamaban sus íntimos. Más que a una premiada escritora, nacida en Salamanca en 1925 y convertida en una recurrente superventas tardía que arrasaba cada año en la Feria del Libro, hasta su fallecimiento en Madrid en 2000, el documental ...
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De Carmen Martín Gaite a Carmiña y a Calila, como la llamaban sus íntimos. Más que a una premiada escritora, nacida en Salamanca en 1925 y convertida en una recurrente superventas tardía que arrasaba cada año en la Feria del Libro, hasta su fallecimiento en Madrid en 2000, el documental La reina de las nieves desvela a una mujer que fue pionera simplemente siendo ella misma, sin proponérselo, y cuya sabiduría no se encadenaba a academicismos.
Así lo muestra la anécdota personal con la que arranca este relato biográfico de Mariela Artiles, la directora de la cinta, que se proyecta este jueves en la Cineteca de Madrid antes de emitirse este domingo en el programa Imprescindibles de La 2 de Televisión Española. La cineasta, salmantina como la escritora, vivió durante 25 años en Inglaterra. Una de las conexiones más sólidas que tenía con su tierra fueron las extensas conversaciones telefónicas que mantenía todas las semanas con su abuela. “Ella deseaba que yo conservara mis raíces y, una de esas tardes, empezó a hablarme de una literata de su época que también era de nuestra ciudad. Al colgar, fui a la biblioteca de Mánchester y, para mi sorpresa, me encontré varios de sus libros traducidos al inglés”, cuenta. Artiles se llevó a casa El cuarto de atrás. “Descubrí a una mujer muy contemporánea, que era genial con la palabra. Sabía jugar con ella para expresar sentimientos con gran precisión”.
Al regresar a Madrid, en un encuentro con su paisano el director Chema de la Peña, surgió la posibilidad de que Artiles se encargara de dirigir el documental sobre Carmen Martín Gaite que él pensaba producir. “Supongo que intuyó la cercanía que sentía con ella, así que acepté de inmediato”, recuerda.
En ese discreto paralelismo entre ambas mujeres que puede apreciarse en la película, Artiles desarrolla un ensayo sobre una autora que disfrutaba enormemente de ese género literario: firmó El proceso de Macanaz y Usos amorosos del dieciocho en España. El que le dedica la cineasta en este documental lo componen las cartas que se intercambió a lo largo de su vida con Juan Benet, los testimonios de gente cercana, como el cantautor Amancio Prada y Marisa Torrente y Marcos Giralt Torrente (hija y nieto de Gonzalo Torrente Ballester), y de biógrafos y estudiosos de su obra. Aunque en un principio Artiles no quería emplear en La reina de las nieves una estructura tradicional, finalmente optó por construir un relato lineal: “Su vida no puede contarse de otra forma que no sea cronológica, porque esa cronología es la que marca su obra, que empieza con un mundo rígido y va haciéndose más flexible con el paso del tiempo”.
“En una época de tantos cambios en España, ella aprovechó cada segundo vivido para invertirlo en su literatura”, cuenta Mariela Artiles sobre Carmen Martín Gaite
Para Artiles, Carmen Martín Gaite es más que la joven promesa que encontró apoyo casi de inmediato en su entorno literario (ganó el premio Café Gijón en 1954 con El balneario y el Nadal en 1957 con Entre visillos), la única superviviente en la memoria colectiva de todos los que conformaron la olvidada generación de los 50 (los llamados hijos de la guerra), celebrada autora en el ambiente universitario estadounidense y la popular escritora que se hartaba en los años noventa de firmar copias en la Feria del Libro de sus novelas Caperucita en Manhattan y Nubosidad variable. Es además la mujer que supo habitar la soledad, como explicó ella misma en una dedicatoria pensada para su marido, el escritor Rafael Sánchez Ferlosio.
Los padres de la escritora, de ideas liberales, decidieron que se formara en casa para evitar los colegios religiosos de la época. Esa inusual educación hizo que practicara un feminismo espontáneo y no reflexionado, más práctico que teórico. “Probablemente no era consciente de que, en ese aspecto, era una avanzada a su tiempo. Ella nunca se vio distinta a los hombres con los que convivía, aunque la claustrofobia de la mujer de la época sí aparecía en sus escritos”, comenta la directora.
La Guerra Civil impidió que Martín Gaite acudiera al progresista Instituto-Escuela de Madrid y terminó en el más conservador Instituto Femenino de Salamanca. Ese retroceso con respecto a lo vivido en su infancia definió el tono y la esencia de su novela Entre visillos, premio Nadal en 1957. En ella retrató a una sociedad tediosa y abúlica y en sus páginas germina el concepto de libertad en el que vivió: todo lo que ansiaban algunas de sus protagonistas mirando a través de las ventanas puede encontrarse en una misma, a través de la fantasía, la creación y la vida interior. “Es una autora especialmente buena en una cualidad que hace grande a un artista. Sabía observar muy bien lo que la rodeaba. Fue capaz de estar alerta constantemente con todo lo que sucedía. En una época de tantos cambios en España, ella aprovechó cada segundo vivido para invertirlo en su literatura”, defiende Artiles.
También sus tragedias personales supo canalizarlas en su escritura, entre ellas la pérdida de sus dos hijos. Miguel falleció a los siete meses de nacer y Marta lo hizo en la década de los 80, víctima del sida. La joven era su confidente e interlocutora, la que mantenía su curiosidad por la vida e incluso le prestaba a sus amigos. La cinta hereda su título de uno de sus textos más celebrados. La reina de las nieves, novela publicada en 1994, refleja la indisoluble unión que existe entre la literatura y la vida de Martin Gaite, al conectar a su protagonista con el cuento homónimo de Hans Christian Andersen y, a su vez, con su hija Marta. El personaje es como “la vida que no pudo ser” para Marta, comenta una de las entrevistadas. La empatía de Carmen Martín Gaite con las personas de cualquier género, clase social o generación se notaba en el uso del lenguaje, comenta Artiles. “Podía ser tan rico y variado como fuera necesario para sus personajes. Con Marta consiguió seguir hablando a través de su ficción”.