El eccehomo atribuido a Caravaggio perteneció a las colecciones reales

El lienzo de igual tamaño y motivo aparece en los inventarios de Carlos III de 1789 elaborado por Goya y en el de Carlos II

Empieza a despejarse el misterio en torno al cuadro atribuido a Caravaggio que estuvo a punto a subastarse en Madrid en abril antes de ser retirado de la venta y protegido como Bien de Interés Cultural. Un lienzo de igual tamaño y motivo aparece en los inventarios de Carlos II y de Carlos III, según reveló este lunes la revista especializada en arte Ars Magazine. Poco a poco, ...

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Empieza a despejarse el misterio en torno al cuadro atribuido a Caravaggio que estuvo a punto a subastarse en Madrid en abril antes de ser retirado de la venta y protegido como Bien de Interés Cultural. Un lienzo de igual tamaño y motivo aparece en los inventarios de Carlos II y de Carlos III, según reveló este lunes la revista especializada en arte Ars Magazine. Poco a poco, el puzle documental en torno a esta obra, que representa a un eccehomo y que pertenece a la familia madrileña Pérez de Castro, se completa: aparece en el inventario del conde de Castrillo, virrey de Nápoles, que lo trajo a España entre 1657 y 1659. Pasó luego a las colecciones reales y de ahí a la Real Academia de San Fernando, que lo permutó por un alonso cano en 1823 al político Evaristo Pérez Castro. Desde entonces, hasta que emergió en la sala Ansorena, atribuido a la escuela de Ribera y a un precio ridículo (1.500 euros) comparado con su valor en el mercado si se confirma que es un caravaggio (más de 100 millones en el mercado internacional, unos 30 en España), permaneció fuera del radar de los historiadores.

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Los inventarios recogen todos los bienes de una personalidad en el momento de su fallecimiento: la testamentaria de Carlos II (1661-1700) se refiere en la entrada número 7793 a: “Otra pintura, de un excehomo, de vara y media de alto: con marco negro tasado en sesenta doblones = existe”. El tamaño y el motivo coinciden con el cuadro de Ansorena, aunque no se habla del autor. Sin embargo, en el inventario de Carlos III (1716-1788), elaborado por Francisco de Goya, Jacinto Gómez y Francisco Bayeu (sus dos cuñados), aparece la siguiente referencia en el número 4598: “Vara y media de alto y cinco cuartas escasas de ancho. Un Ecceomo con dos figuras más en dos mil reales. Estilo de Carabajio”. Este inventario fue estudiado y publicado por Fernando Fernández Miranda.

Página del inventario real que recoge la testamentaria de Carlos II y su colección en el Palacio de Madrid.

El cuadro se encontraba en el Palacio de los Vargas o Palacio de la Casa del Campo, como se llamaba entonces, y, según el inventario, estaba en la alcoba de Carlos II. Se trataba de un pabellón de caza y, aunque muy reformado, es conocido por muchos madrileños que pasan junto a él en una de las entradas más frecuentadas de la Casa de Campo. “Podría ser plausible, pero necesitamos más datos”, señala Ángel Aterido, profesor de Historia del Arte de la Universidad Complutense y especialista en pintura barroca, que ha estudiado las colecciones de arte de este pabellón. “Ahí donde están los reyes las habitaciones deben estar decoradas. Al ser un lugar cercano al Palacio Real, tiene que estar alhajado”, prosigue este historiador.

Página del inventario real que recoge la testamentaria de Carlos II y su colección en el Palacio de Madrid (1700)

Estos documentos, según este profesor, cerrarían una de las hipótesis que se han barajado hasta ahora: que el cuadro pasase de la colección de Godoy a la Real Academia. “No tenemos ningún registro de trasvases desde las colecciones reales a Godoy”, prosigue este experto que también baraja una hipótesis adelantada por Ars Magazine: que el cuadro fuese incautado por las tropas francesas para integrarse en el llamado Museo Josefino (de José Bonaparte), que nunca llegó a inaugurarse, y que luego pasase a la Real Academia, donde aparece por primera vez en el inventario de 1821. En el documento de permuta a Pérez Castro, la Real Academia sostiene que desconoce la procedencia del cuadro y que por eso puede entregárselo a este político y coleccionista.

Inventarios reales: Carlos III. Tomo II. Madrid: Patrimonio Nacional, 1989, elaborado por Fernando Fernández Miranda

Aterido sostiene que varios cuadros que aparecen en los inventarios de Carlos II y Carlos III se encuentran actualmente en esta institución como por ejemplo el cuadro de Alonso Cano que aparece inmediatamente antes que el caravaggio en el inventario con la entrada 4597. Considera que es una procedencia lógica del cuadro, aunque todavía no ha aparecido el documento que certifique su entrada en la Real Academia.

La investigadora Belén Bartolomé, que publicó un estudio sobre el inventario del conde del Castrillo en el que aparecía por primera vez el caravaggio, también cree que resulta muy plausible, sobre todo porque el otro cuadro del artista del barroco que el virrey de Nápoles trajo a España, una Salomé, sigue todavía en las colecciones reales y se puede ver en el Palacio Real de Madrid. “Se va despejando el misterio”, señala. “Es lógico que pudiera haber entrado en la Academia a través del Museo Josefino y de las tropas francesas”, prosigue Bartolomé, que considera sin embargo extraño que en el inventario de Carlos II no figure como un caravaggio. El misterio del eccehomo se va aclarando, pero permanecen zonas de sombra.

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