¿Cuánto cuesta una iglesia del siglo XV?
El Ayuntamiento de Belalcázar (Córdoba) y una asociación cultural local pugnan por salvar de la ruina un templo gótico propiedad del obispado de Córdoba
Hay dos formas de entrar en el convento de los Cinco Mártires de Marruecos, también llamado de San Francisco, a las afueras de la localidad cordobesa de Belalcázar. La oficial consiste en acudir al Ayuntamiento y solicitar una visita en la Concejalía de Cultura, lo que puede llevar su tiempo. Pero mucho más fácil es acercarse hasta su iglesia, a cualquier hora del día, pedirle permiso al dueño del huerto que está pegado al ábside lateral para atravesar sus cultivos, con cuidado de no pisarlos, y empujar una puerta de ...
Hay dos formas de entrar en el convento de los Cinco Mártires de Marruecos, también llamado de San Francisco, a las afueras de la localidad cordobesa de Belalcázar. La oficial consiste en acudir al Ayuntamiento y solicitar una visita en la Concejalía de Cultura, lo que puede llevar su tiempo. Pero mucho más fácil es acercarse hasta su iglesia, a cualquier hora del día, pedirle permiso al dueño del huerto que está pegado al ábside lateral para atravesar sus cultivos, con cuidado de no pisarlos, y empujar una puerta de metal entre dos contrafuertes que está siempre abierta, ya que carece de cerrojo o candado. Pasado este obstáculo se accede a una iglesia gótica del siglo XV, abandonada hace unos dos siglos, con las paredes desconchadas y montones de escombros por el piso pero que todavía conserva, en los frisos de varias capillas, elegantes hornacinas aveneradas, motivos vegetales, roleos, pequeñas cabezas y una bóveda completa de granito que muchos consideran única en Andalucía.
“Ahora no está tan mal. Hasta hace unos 20 años servía de establo, por las noches guardaban las vacas. Y junto al altar estaba el gallinero. También hubo una época en la que aparcaban los tractores dentro”, comenta Rafael López Monge, antiguo jefe de la policía local de Belalcázar, ahora jubilado, que al frente de la Asociación Turdulia defiende la preservación de este edificio, inscrito desde 2008 en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. “Esté como esté, esta iglesia es historia de nuestro pueblo y hay que conservarla”, insiste mientras señala varias estructuras de ladrillo que se tuvieron que montar de urgencia en 2008 para reforzar los cuatro arcos originales de piedra de granito e impedir que se desplomase la bóveda de medio cañón, lo que habría significado la ruina definitiva del edificio, cinco siglos después de su fundación. Aquel año, además, fue incluido en la lista roja de Hispania Nostra ante el riesgo de desaparición.
La iglesia es lo único que queda en pie del antiguo convento. A pesar del estado de desamparo en que se encuentra, conserva una singular belleza, especialmente en su fachada renacentista, presidida por un escudo de piedra granítica con las armas de los condes de Belalcázar y una espectacular espadaña, visible desde cualquier punto del pueblo.
Construido en la década de 1480, el convento de los Cinco Mártires de Marruecos, llamado así en homenaje a cinco frailes franciscanos ejecutados por los almohades en Marrakech a principios del siglo XIII, comenzó a ser habitado el 21 de marzo de 1490 por varios religiosos procedentes del vecino convento de Santa Clara y alcanzó su apogeo en el siglo XVI, cuando albergó reliquias de gran devoción como las cabezas de Santa Eunodia y Santa Manila o el Cristo de los Alivios, que atraían a numerosos fieles. Tras la desamortización de Mendizábal en 1836, el monasterio inició un largo proceso de decadencia y abandono que culminó durante la Guerra Civil, cuando todo el Valle de los Pedroches, donde se encuentra Belalcázar, quedó en la línea de frente. “Los objetos de valor que permanecían en la iglesia se los llevó el Gobierno de la República, sin que se hayan podido recuperar hasta la fecha, y los distintos ejércitos que pasaron terminaron de destrozar lo que quedó”, constata López Monge.
Tras ser utilizado durante décadas por los campesinos de la zona, en 1995 el Ayuntamiento de Belalcázar consiguió una cesión del obispado de Córdoba por 30 años, que concluye en 2025, pero en todo este tiempo, aparte de unas obras de apuntalamiento de la estructura, nada se ha hecho. “Que nosotros sepamos [el obispado] no quiere darle ningún uso; es más, el obispo llegó a decir que se podía trasladar la capilla de piedra a la parroquia y derruir el resto de la iglesia”, denuncia López Monge. A todo esto, si la iglesia fue desamortizada en el siglo XIX, ¿cuándo recuperó el obispado de Córdoba la titularidad del edificio? “No lo sabemos. Dicen que la desamortización de Mendizábal solo afectó a las tierras de cultivo alrededor pero no al templo, que siguió siendo propiedad de la Iglesia. También dicen que fue Franco quien se lo devolvió”.
Para evitar la desaparición de la iglesia de los Cinco Mártires, el Ayuntamiento de Belalcázar y la Asociación Turdulia le han propuesto al obispado de Córdoba renovar la actual cesión, aunque lo ideal sería que donara el edificio al pueblo o lo vendiese a un precio accesible. Pero ¿cuánto cuesta una iglesia gótica del siglo XV? “El coste del edificio es cero, pues está en ruina, por lo que solo tendría el valor del suelo, no siendo todo urbano, hay una parte que es rústica”. El coste de una hectárea de cultivo en Belalcázar oscila entre los 5.000 y los 10.000 euros, cantidad que podría servir de referencia para la venta de la iglesia, aunque López Monge espera que el obispado acceda a poner un precio simbólico.
El dinero lo reuniría el Ayuntamiento con el apoyo, si fuese necesario, de la Asociación Turdulia, fundada en 2017, en su origen un grupo de amigos que recorría los alrededores del pueblo buscando las antiguas aldeas, chozos y molinos harineros pero que ha hecho descubrimientos arqueológicos sobresalientes, como un dolmen con grabados circulares de 7.000 años de antigüedad y restos cerámicos de la época romana y celtíbera, que se exhibirán en un futuro museo arqueológico.
“Estamos en plena España vacía, fuera de las rutas turísticas, a más de 100 kilómetros de Córdoba, pero tenemos un patrimonio espectacular, el castillo de los Sotomayor y Zúñiga, con la torre del homenaje más alta de España, y el convento de Santa Clara, el edificio religioso más grande de la provincia, después de la mezquita de Córdoba. La iglesia de los Cinco Mártires debe preservarse como parte de este legado”, agrega López Monge, que desearía ver este edificio, abandonado hace dos siglos, convertido en un centro cultural en el que se celebrasen exposiciones, espectáculos de teatro y congresos.
Un pueblo bautizado por Isabel la Católica
Tras la rendición de Baza y Almería, a finales de 1489 a las tropas castellanas, el reino nazarí de Granada, que durante dos siglos se extendió por toda Andalucía oriental, se vio reducido a los límites de su capital y por lo tanto al borde del colapso. Decidida a asestarle el golpe de gracia, la reina Isabel de Castilla emprendió en 1490 la tercera y definitiva campaña contra el último reino musulmán en la península ibérica. Con el objetivo de recaudar dinero y reclutar hombres visitó a su prima y aliada, doña Elvira de Zúñiga, en el castillo que poseía en la localidad conocida como Gahete, por los cristianos, y Gafiq, por los árabes. Dicho castillo había sido construido a mediados del siglo XV sobre una fortaleza árabe, de la que aún se conserva una línea de muralla exterior con varias torres barraganas, cuando se encontraba en el frente de batalla entre cristianos y musulmanes. Pero al retirarse estos últimos, y moverse la frontera hacia el este, doña Elvira reconvirtió el alcázar en un palacio con delicados artesonados mudéjares en su interior, y los escudos de los Zúñiga y Sotomayor en el exterior, sobre la que sigue siendo la torre del homenaje más alta de la península ibérica, con 47 metros de altura. Según cuentan, fue la reina Isabel la que, al ver el castillo a lo lejos, exclamó “¡qué bello alcázar!”, y con ese nombre, Belalcázar, quedaron bautizados, hasta la fecha, tanto el castillo como la localidad junto a la que se encuentra.