El hombre que invitó a las plataformas digitales a la mesa de Hollywood
Charles Rivkin, el consejero delegado de la MPA, la asociación que agrupa a los grandes estudios de cine, asegura: “La gente quiere decidir en qué dispositivo va a ver las películas. No podemos pensar en términos de salas o plataformas”
No va a haber vuelta atrás, comenta Charles Rivkin: los estudios de Hollywood y las plataformas digitales son lo mismo. Y por eso hasta la poderosa MPA —anteriormente llamada MPAA—, la asociación que reúne a las majors, los más grandes estudios de Hollywood, les ha abierto sus puertas. Rivkin, su actual consejero delegado, invitó a Netflix a sentarse con ellos en enero de 2019. “Y estoy seguro de que el año que viene podremos anunciar otras incorporaciones”, asegura. Es decir, Apple TV y Amazon, nombres que él no...
No va a haber vuelta atrás, comenta Charles Rivkin: los estudios de Hollywood y las plataformas digitales son lo mismo. Y por eso hasta la poderosa MPA —anteriormente llamada MPAA—, la asociación que reúne a las majors, los más grandes estudios de Hollywood, les ha abierto sus puertas. Rivkin, su actual consejero delegado, invitó a Netflix a sentarse con ellos en enero de 2019. “Y estoy seguro de que el año que viene podremos anunciar otras incorporaciones”, asegura. Es decir, Apple TV y Amazon, nombres que él no puede confirmar, pero que subraya con una sonrisa.
La MPA podría definirse como la patronal de Hollywood. Fundada en 1922, hasta septiembre de 2019 se llamó Motion Picture Association of America, es decir, el lobby de presión de los estudios (a la vez productores y distribuidores) de Hollywood. Durante 38 años (de 1966 a 2004) la presidió Jack Valenti, mítico nombre entre los cinéfilos veteranos. Aunque su misión era calificar las películas por edades —a cambio de que no existiera censura federal— y en el siglo XXI luchar contra la piratería digital, Valenti devino en peso pesado de Hollywood. De 2011 a 2017 fue el senador Chris Dodd quien presidió la MPAA. Otro ejecutivo de la vieja escuela, muchas risas, bastante ironía y abrazos contundentes, amigo de Ted Kennedy y motor del Partido Demócrata, que creó la ACE (Alliance for Creativity and Entertainment), una coalición de compañías centradas en el entretenimiento para luchar contra la piratería digital.
Rivkin, su sucesor, sin perder encanto, pertenece a otra escuela: hijo de diplomático estadounidense, fue presidente de The Jim Henson Company y posteriormente Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Económicos y Empresariales (es amigo y fue ayudante de John Kerry) antes de convertirse durante cuatro años en el embajador de Estados Unidos en Francia, todo bajo la Administración Obama. A su llegada a la MPAA, y antes de la pandemia, además de insistir en la batalla contra la piratería, cambió el nombre de la asociación —adiós a América, en pos de un mensaje de globalización— e invitó a Netflix a un consejo en el que hay hoy seis grandes compañías (además de la plataforma mencionada están Warner Media, Disney, Viacom CBS/Paramount, NBCUniversal y Sony).
Cualquier empresa audiovisual que haga productos con la calidad con la que las crea Netflix —y los otros miembros del consejo— merece pertenecer a la MPA”
El pasado martes, Rivkin, de 59 años, despertó en el hotel Palace en Madrid. El día anterior había estado en Barcelona, en CineEurope, la convención más grande del continente, y en la que participó hasta Tom Cruise. Después de la entrevista, recibió la Cruz al mérito policial con distintivo blanco de la Policía Nacional, por su compromiso contra la piratería digital, y tuvo varios encuentros políticos. Café en mano, Rivkin pide perdón por no manejarse en español (”Es que hasta lo habla ya más gente en EE UU que en España”) y no rehúye ninguna pregunta, sino que las regatea con elegancia. Por ejemplo, se declara preocupado por la posible huelga que sobrevuela Hollywood, cuyos técnicos se han declarado en guerra tras no llegar a un acuerdo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP por sus siglas en inglés). “Solo quiero apuntar que somos el sector con más trabajadores sindicados en EE UU, y que son más de dos millones de empleos, la mayor parte realizados por clase trabajadora, técnicos... Y que considero a los sindicatos parte de nosotros, muy cercanos a nuestro espíritu”.
Con su apuesta por lo digital, ¿no siente Rivkin que está rompiendo con el pasado? “Bueno, soy tanto el último de una cadena como el primero de la siguiente. He tenido mucha suerte. Cada mañana, cuando era embajador en Francia, me levantaba y pasaba por delante de los retratos de mis predecesores, como Thomas Jefferson... Así que me he habituado al peso del pasado. Pero es innegable que, más allá de pandemias, habitamos un nuevo mundo. Por eso cambié el nombre, porque ahora MPA sí refleja lo que somos: empresas globales, que no solo piensan en EE UU”.
En cuanto a la inclusión de Netflix, no tuvo dudas: “Soy amigo de Ted Sarandos [consejero delegado de Netflix] desde hace años. Y creo que cualquier empresa audiovisual que haga productos con la calidad con la que las crea Netflix —y los otros miembros del consejo— merece pertenecer a la MPA. El año que viene veremos si aumentan los socios”. Aunque no quiere ahondar en el nombre de los nuevos, obviamente el listado lo encabezan Amazon Prime Video y Apple TV.
La pandemia ha supuesto un duro golpe para la industria cinematográfica, aunque Rivkin se siente optimista: “Una industria que recauda en las taquillas 42.000 millones de dólares al año paró de repente por el confinamiento. Así que es lógico que le cueste volver a coger el ritmo. Pienso que la gente quiere ver películas fuera de casa. En mi país el verano pasado los autocines se llenaron. Y fíjate en la taquilla de Venom: habrá matanza en EE UU, o la recaudación mundial de Sin tiempo para morir. Personalmente, me muero de ganas de ver Dune en una sala, y a ser posible en una IMAX, porque la película está pensada para ese formato. O West Side Story o el nuevo Batman...”. En España, sin embargo, hay un problema con el retorno del público de más edad. “Cuando se sientan seguros, volverán. Ya pasó con la televisión, el vídeo, el DVD... Las salas estarán esperándoles”. Y lo mismo le sirve para China, que ya posee el doble de pantallas que EE UU. “Les gustan nuestras películas”. Aunque más las propias. “Y es lo lógico, pero van al cine y eso les conducirá a las nuestras”.
La pandemia ha acelerado un proceso que ya estaba en auge”
Rivkin no puede hablar de las decisiones comerciales de sus asociados, por lo que no comenta los lanzamientos simultáneos de superproducciones en salas y streaming. “Sí puedo decir que la pandemia ha acelerado un proceso que ya estaba en auge. La gente quiere decidir en qué dispositivo va a ver las películas. No podemos pensar en términos de salas o plataformas. Es como cuando comes en casa y cenas en un restaurante, lo combinas. No existe mejor sitio para ver una comedia, una de ciencia ficción o un título de terror que en una sala”. Este malabarismo le lleva incluso a no poder decir cuál es la última película que ha visto. “Tengo como seis hijos, y no puedo preferir lo que hace uno por encima del resto”.
No podemos olvidar que la piratería digital reduce un 20% la recaudación mundial”
En cuando a la piratería, repite el mantra de sus homólogos precedentes: “Sigue haciendo mucho daño. Antes era aquello de vender DVD en las calles; hoy son empresas que hacen grandes negocios en la internet oculta, y por tanto se complica su persecución. ¿Qué podemos hacer? Bueno, hace unos años empezamos con ACE, y fue un acierto, porque unimos fuerzas”. Para Hollywood, ¿la piratería aún es su principal problema? “Estamos en mundo en pleno cambio, hay más retos, pero no podemos olvidar que la piratería digital reduce un 20% la recaudación mundial. Y estamos muy satisfechos con la colaboración que hemos recibido de los sucesivos gobiernos españoles”.
La charla acaba con un recuerdo a Jim Henson. A Rivkin, que creo la estructura empresarial de The Jim Henson Company, le asoma una gran sonrisa: “Jamás podré olvidarle. Jim es la persona más educada y agradable que he conocido en mi vida. Él entendió que el entretenimiento podía servir para la educación y cambiar el mundo para bien. Y eso debería movernos al resto, incluidos los gobiernos”.