Victoria Alonso, presidenta de producción de Marvel: “El beso de ‘Lightyear’ es una actualización de la familia, y lo vamos a seguir mostrando”

La argentina, la mujer más poderosa de Hollywood, apuesta por la diversidad y la inclusión en el cine

Victoria Alonso, el pasado 15 de junio en Madrid.Luis Sevillano

No hay mujer más poderosa en Hollywood. Ni latina con más influencia. La argentina Victoria Alonso (La Plata, 56 años) es presidenta de producción física, posproducción, efectos digitales y animación de los estudios Marvel. Detrás de esa retahíla se esconde un hecho: primero estarán los dos copresidentes, el todopoderoso Kevin Feige y Louis D’Esposito, pero Alonso se encarga de la producción de Marvel. Un cargo casi creado a su antojo, porque fue renuente, en los inicios de Marvel, a aceptar un puesto de ejecutiva. “Soy productora, el resto es añadido”, dice en una sala de un hotel madrileño. ...

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No hay mujer más poderosa en Hollywood. Ni latina con más influencia. La argentina Victoria Alonso (La Plata, 56 años) es presidenta de producción física, posproducción, efectos digitales y animación de los estudios Marvel. Detrás de esa retahíla se esconde un hecho: primero estarán los dos copresidentes, el todopoderoso Kevin Feige y Louis D’Esposito, pero Alonso se encarga de la producción de Marvel. Un cargo casi creado a su antojo, porque fue renuente, en los inicios de Marvel, a aceptar un puesto de ejecutiva. “Soy productora, el resto es añadido”, dice en una sala de un hotel madrileño. Mide sus palabras, no le gusta hacer entrevistas, rehúye lecturas políticas al hecho de que en Marvel este año haya llegado a la pantalla, dentro de la segunda Doctor Strange, América Chávez, una superheroína con dos madres. “Solo mostramos cómo es la sociedad actual”. Tampoco quiere sentirse abanderada de nada, pero... “Durante demasiado tiempo fui la única mujer y no tengo ningún interés en seguir siéndolo”.

Y, sin embargo, su mera presencia ya emite una declaración de intenciones. El pasado miércoles, entre risas, Alonso regateaba hablar de su viaje vital hasta su actual puesto laboral. “Nunca miro al pasado. Ya pasó. Siempre miro hacia adelante”, asegura. A los 19 años dejó Argentina para ser actriz y estudió teatro en Seattle. Fue bajando por la costa oeste estadounidense: se mudó a San Francisco y finalmente recaló en Los Ángeles. Lo de la interpretación no cuajaba, así que comenzó a trabajar como asistente de producción y acabó en Digital Domain, el estudio de efectos digitales de James Cameron. Y en 2003 ya fue la productora de efectos visuales de Big Fish, de Tim Burton. Dos años más tarde, Kevin Fiege la reclutó para unos incipientes estudios Marvel, y ella, que no se siente “cómoda dentro del entramado de una corporación”, se subió a aquel tren con la condición de poder producir y de hacerse cargo de toda la posproducción. “Las películas son de todos sus trabajadores. Que eso se entienda me parece fundamental”.

El privilegio de llevar los cómics al cine

Alonso insiste en que el pasado no le interesa. “La gente lo recuerda para mirar otra cosa. Y eso nos distrae del presente, de con quién estás hablando”. Lo dice alguien que trabaja en una productora cuyos filmes y series son devorados por aficionados nostálgicos y muy conscientes del pasado. “Soy consciente de que nuestra base es generacional, de que cuando eras niño leerías cómics de Spiderman, de que en ese momento se implantó en tu interior una semilla de aventura que ahora nosotros tenemos el privilegio de mostrarte en el audiovisual”, apunta. Pero, ¿hasta qué punto respetan los tebeos? “Son nuestra base. En el inicio de cada producción estudiamos esa versión de la historia. Incluso en detalles de vestuario. Aunque cambiemos cosas, el martillo de Thor siempre será el martillo de Thor. Hay constantes que se mantendrán religiosamente”.

En Marvel el calendario de producción ejemplifica cómo trabaja un estudio a muy largo plazo. ¿Hay sitio para la improvisación o todo va agendado? “Sí y sí. No se puede producir tanto y de este tamaño sin planificación. A la vez poseemos suficiente flexibilidad para cambiar cosas que mejoren los resultados. Lo que sí no teníamos previsto fue la pandemia, esa sí nos dio un cachetazo”.

Militante por los derechos LGTBI

En dos ocasiones en los últimos meses, una de manera consciente y otra por casualidad, Alonso ha subrayado el camino progresista de Marvel. Primero, en los premios GLAAD, entregados por la ONG Alianza de Gays y Lesbianas contra la difamación, el pasado abril, cuando en el discurso de agradecimiento a la mejor película por Eternals, y en mitad de la tormenta social alrededor de la ley antiderechos LGTBi del Estado de Florida, se dirigió a Bob Chapek, consejero delegado de Disney, y por tanto su gran jefe: “Para de decir que nos toleras. Nadie me tolera, que quede claro. Se tolera el calor en Florida, la humedad en Arizona o la rabieta de un niño. No quiero que me toleren como tampoco que me normalicen. Luchad contra la legislación antigay porque el silencio significa la muerte”. Alonso está casada con la actriz Imelda Corcoran, y la hija del matrimonio aparecerá en diversas ocasiones en la entrevista, que justo tiene lugar tras el anuncio de la prohibición del estreno de Lightyear en 15 países por el beso entre una astronauta y su novia. “Es importante que la gente pueda expresar en su cultura lo que es la realidad de nuestra cultura. Cada uno tiene derecho a vivir como quiera, y por ello a no mostrarlo en su país. En EE UU ese beso es una actualización de la familia, y lo vamos a seguir mostrando. Ojalá que el mundo lo acepte”, explica a EL PAÍS.

Por otro lado, los cómics de Marvel siempre fueron más inclusivos que los de su competencia. “Sería muy irresponsable no entender el momento en el que se hizo cada cómic y la carga que conllevan. Piensa en Black Panther, y en que se creó en los años sesenta, en tiempos de revolución social en EE UU. Y a la vez, como cineastas, debemos entender que nuestras películas se producen para el público actual”. Toda película es política, y en el caso de Marvel hay un claro mensaje de empoderamiento femenino y de diversidad. “Si tienes delante la mente abierta de un niño de 13 años, una de las mejores cosas que le diremos es que se puede. Se puede soñar, se puede pensar, se puede expresar, se puede ganar, se puede perder... Durante dos horas ante nuestras películas hay una audiencia que no está mirando el móvil, ni a la que le está molestando nadie —y por eso apoyo y me encantan las salas—, y que puede olvidarse de todas las barreras sociales y culturales creadas por clases, religiones, familias, amigos... En esas dos horas solo deben soñar en libertad. Como cineasta eso se llama privilegio. Si de todos nuestros espectadores la mitad lo logra, lo vive así... para mí eso es ganar”.

La segunda se le escapó en el estreno de Eternals en octubre, cuando en la alfombra roja se puso a hablar con Salma Hayek en español ante la prensa mundial. Cuando la mexicana le señaló que la periodista no la entendía, Alonso soltó: “A mí no me interesa. Que aprendan todos [español]”. La aludida echa a reír recordando ese momento. “Cuando estoy con Salma, a veces me olvido y charlamos como comadres”, confiesa. “Pero mira, me parece un mensaje necesario. Yo no lo dije con esa intención, sino como mi verdad, y si tiene resonancia, bienvenida sea”.

Al final de la entrevista, Alonso acaba reculando. Habrá niñas que la verán y pensarán que si una argentina es jefaza en Marvel, ellas también pueden lograrlo. “Cierto, soy consciente. Desearía no dar entrevistas. Por un problema, me acompaña seguridad las 24 horas, una realidad de alguien si es referente. Esa distinción lleva por desgracia el achaque de la violencia. Para mí es 10 veces más importante aguantarme eso para que las niñas tengan en quién fijarse, para que mi hija entienda a lo que me dedico. Nunca pensé que iba a acabar aquí. Yo solo quería contar historias. Ahora cuento historias, y hago otras cosas más”.

De vuelta a producir en Argentina

Una decisión capital en los últimos tiempos para Victoria Alonso ha sido su vuelta a Argentina, esta vez como productora. La cineasta está detrás de Argentina, 1985, de Santiago Mitre, con guion de Mitre y Mariano Llinás, ambos pesos pesados del cine de autor en su país, y con Ricardo Darín y Peter Lanzani, como los fiscales Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo, respectivamente. Strassera y Moreno Ocampo encabezaron la acusación contra los máximos responsables de la última dictadura militar en el Juicio a las Juntas. "Es un proyecto necesario para la historia de mi país, incluso te diría creo que es el momento más importante de nuestra historia", asegura la productora. "Lo necesitamos para que nunca más vuelva a pasar lo que pasó en el tiempo de la dictadura militar".


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