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Así se hace un ‘thriller’ perfecto para el cine

Rian Johnson, que estrena ‘Puñales por la espalda: el misterio de Glass Onion’, y Javier Ruiz Caldera, que lanza ‘Un hombre de acción’, explican las claves para crear un filme acorde a las reglas de este género

Rian Johnson y Daniel Craig, en 'Puñales por la espalda: el misterio de Glass Onion'.
Gregorio Belinchón

“Para mí lo importante es la estructura, porque necesito tener clara la composición”, apunta Rian Johnson. “A mí me interesan los personajes, y lo primero que hago es definirlos”, considera Javier Ruiz Caldera. Ambos cineastas han estrenado en Netflix sus dos últimos trabajos, y curiosamente han coincidido en la clasicidad de sus apuestas y su plena integración en un género, el thriller (algunos críticos consideran el término sinónimo de cine negro; otros, en cambio, entienden sus conexiones aunque rechazan su simbiosis). Así que los dos pueden responder a las claves para construir un thriller clásico y qué elementos son necesarios para cumplir con el canon del género y triunfar.

Johnson (Silver Spring, Maryland, 49 años) ha vuelto a su cóctel de Agatha Christie —dibujando un Hércules Poirot para los nuevos tiempos— y modernidad en Puñales por la espalda: el misterio de Glass Onion, un whodunit (la palabra inglesa que contrae en un término la frase “quién lo ha hecho”) de manual. Ruiz Caldera (Viladecans, 46 años) lleva a la pantalla en Un hombre de acción la vida de Lucio Urtubia, anarquista ladrón de bancos y falsificador, un Robin Hood español que en la Francia de los años ochenta puso en jaque al Citibank, un hombre que cumple el dicho anglosajón de bigger than life. Para contar su vida llena de pequeños episodios de thriller, Ruiz Caldera ha recurrido a ese género, creando un juego de muñecas rusas y alejándose de los documentales que ya habían testimoniado las andanzas de Urtubia.

Johnson insiste en la importancia de la estructura, “porque de ella se derivan las acciones, los temas y los personajes”. “Con todo”, asegura el estadounidense, “me parece fundamental que para el público la película tiene que ser un viaje, un paseo, no un puzle. Sobre todo, en un thriller whodunit. Las cartas deben estar claras, no valen las trampas. Porque al espectador no le puedes ir parando para que decida, sino que la trama tiene que avanzar fluida”. En el caso de Ruiz Caldera, el reto estaba “en que en general la vida de las personas tiene poco de cinematográfico, y esto es una película”. Por eso, reconstruyó los personajes y, como Johnson, apostó por la estructura. “El thriller tiene que funcionar sí o no. No puedes poner tiritas. Así que o te subordinas a él, o dedícate a otro género”, dice. “Hay muchos Lucios, hemos apostado por uno”. ¿Un elemento ineludible para un protagonista en este género? “Sin duda, el carisma”.

Juanjo Ballesta y Javier Ruiz Caldera, en el rodaje de 'Un hombre de acción'. Foto: Quim Vives (Netflix)

Como no es el primer thriller, ni el segundo, de Johnson, su experiencia ha ido sumando a sus indagaciones en este género. “Es cierto, he ido cambiando mi aproximación al género. Puede que cada vez añada más capas de complejidad y, sin embargo, siento que cada día aumenta mi compromiso con que el público disfrute más del paseo. Que en el truco final no sientan que se le han hecho trampas”, desgrana antes de confesar: “En realidad, de mayor o menor manera, todas mis películas avanzan por ese camino, aunque prefiero no ser muy consciente de eso, porque no quiero repetirme como cineasta”. Ruiz Caldera cuenta: “Por cómo funciona la industria española, solo me han ido encargando comedias. Y yo quería salir, encarar riesgos, disfrutar de géneros como el thriller. Un hombre de acción no tiene casi comedia. Ya en Malnazidos había drama, acción y thriller dentro de un filme de zombis. Soy tan director como espectador: creo en los géneros y en jugar con ellos. Un hombre de acción engancha por el carisma de Lucio, y cuenta además con su antagonista y su macguffin canónicos”.

En esta nueva entrega de Puñales por la espalda está Angela Lansbury en su última aparición en pantalla, y eso la enlaza con la serie Se ha escrito un crimen, otro producto audiovisual que ha mamado de Agatha Christie. “Estoy feliz y orgulloso con esa conexión en un pequeño momento muy divertido. Además, pude conocerla, porque fui a su casa a explicarle cómo íbamos a filmar su aparición, que se realiza en el guion a través de una llamada grupal. Me gusta el detalle de Lansbury, aporta más capas”, asegura.

Todo por el truco, nada para la historia

Con el tiempo, el thriller ha ido mutando en la historia del cine. Algunos elementos se han diluido, otros han aumentado en importancia. “Actualmente, está algo sobrevalorado el truco final, esa noción de que en los whodunits prevalezca la resolución en detrimento de la historia, cuando esa es la parte más complicada de escribir un guion”, dice Johnson. “Nunca, bajo ningún concepto, puedes perder la atención de la audiencia”. Otro detalle sobrevalorado: “Encajar a los actores en los personajes. No puedes escribir así, sino que primero construyes los personajes y luego ya veremos qué intérprete encaja. A veces veo eso, y me chirría”. En la película de Ruiz Caldera, el gran cineasta francés Jean-Pierre Melville ha servido como guía. “Su huella trasciende hasta hoy. Y ese subgénero de David contra Goliat [en el caso de Urtubia, su falsificación de cheques de viaje lleva a Citibank al borde del abismo]... Se ha perdido en el cine el reflejo de cierta moralidad, sentido de la decencia, que había en el cine de Melville. En mi caso, como Lucio era de esa pasta, encaja en estos códigos de honor”.

Javier Ruiz Caldera, en el rodaje de 'Un hombre de acción'.
Javier Ruiz Caldera, en el rodaje de 'Un hombre de acción'.QUIM VIVES/NETFLIX (QUIM VIVES/NETFLIX)

Para ambas entregas de Puñales por la espalda, su creador considera que su gran base es la literatura. “Mi referente es tan obvio, que para qué subrayarlo”, apunta sobre Poirot y Agatha Christie. “En cine, mi perspectiva también es clásica. Para la primera me basé en esas intrigas en las bibliotecas de Nueva Inglaterra; para la segunda pensé en Muerte en el Nilo con Peter Ustinov”, antes de insistir: “En esta ocasión hay mayor pirueta”. Lo dice un cineasta cuya primera película, Brick (2005), era un homenaje clásico al cine negro que adapta el mundo retratado por Dashiel Hammett.

¿Qué creadores usa como referentes? “Pues la mayoría son televisivos. Series de otros tiempos como Se ha escrito un crimen a actuales como The Afterparty o Solo asesinatos en el edificio. Solo ver a Steve Martin resolviendo un crimen se me alegra el corazón. Finalmente, desde luego, la versión de Kenneth Branagh de Poirot. Y siempre puedes confiar en la BBC para ver un buen thriller”, responde Johnson. El referente de Ruiz Caldera fue otro: el polar, el cine negro francés. “Cuanto mayor me hago, menos referentes uso, pero el polar marca Un hombre de acción, entre otras cosas porque se desarrolla en un París sucio, nublado, al estilo Melville. Es que todo eso nace del personaje, que, por un lado, cumple las normas clásicas, pero por otro, ¡es un albañil! y no dejó de serlo nunca. Nadie con manos manchadas de cemento ha protagonizado un thriller, y eso me apasionó”.

Rina Johnson, con Janelle Monáe en el rodaje.
Rina Johnson, con Janelle Monáe en el rodaje.

Cada día, los amantes de los thrillers se sienten más abandonados en el cine: las películas que ahora alardean de la etiqueta de ese género suelen en realidad ser de aventuras o acción con giro final. Ruiz Caldera así lo cree: “Y por eso se agradecen estas apuestas”. Johnson es más claro: “Es un público adulto que busca y no encuentra sus películas whodunits, cierto. Y nunca entendí por qué. Cuando estrené la primera Puñales por la espalda, recibí una ola de cariño más por recuperar este género que por la película en sí”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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