‘Bob Marley: One Love’: un ‘biopic’ convencional, salvado por el vigor de la música
Como mandan los cánones, son las canciones la que acaban dominando, aunque luchan contra una puesta en escena relamida, en esta recreación de la vida del genio jamaicano
A la hora de abordar la biografía cinematográfica de una estrella de la música popular, sus responsables siempre tienen dos opciones esenciales: abarcar toda una existencia o, al menos, un amplio recorrido que ayude a entender la trascendencia no solo de su música sino también de su personalidad; o centrarse en un periodo vital mucho más corto, el primordial en su faceta artística o en su médula personal, pero que acabe conformando un retrato poliédrico. En el primer caso, el mayor peligro es el de la superficialidad: se recorre todo el camino, pero se pasa por encima de todo sin hundir el cuc...
A la hora de abordar la biografía cinematográfica de una estrella de la música popular, sus responsables siempre tienen dos opciones esenciales: abarcar toda una existencia o, al menos, un amplio recorrido que ayude a entender la trascendencia no solo de su música sino también de su personalidad; o centrarse en un periodo vital mucho más corto, el primordial en su faceta artística o en su médula personal, pero que acabe conformando un retrato poliédrico. En el primer caso, el mayor peligro es el de la superficialidad: se recorre todo el camino, pero se pasa por encima de todo sin hundir el cuchillo en nada. En el segundo caso, la amenaza viene dada porque no todos los artistas tienen un imponente núcleo dramático que los compendie como artistas y como seres humanos.
En Bob Marley: One Love, biopic del mítico músico jamaicano, dirigido por Reinaldo Marcus Green y producido, entre otros, por Brad Pitt y por la viuda e hijos cantantes de Marley (Rita, Ziggy y Cedella), no han acabado de decidirse por una u otra opción y han querido abarcar las dos. Han elegido el periodo correcto, un reducido arco temporal que va desde los prolegómenos del concierto de diciembre de 1976 en el Parque de los Héroes nacionales de Kingston (Jamaica), convertido en un acto político desde el momento en que el organizador, el entonces primer ministro Michael Manley, convocó elecciones cuando aún no correspondía justo al día siguiente del beneplácito de Marley para tocar en al acto, y así aprovechar el impulso de la estrella, hasta el concierto por la paz One Love, en abril de 1978, este sí, organizado por el propio cantante en busca de la reconciliación nacional, en un tiempo en el que Jamaica estuvo al borde de la Guerra Civil. Un año y medio en el que la vida personal y artística de Marley dio un vuelco descomunal y en el que los acontecimientos que se sucedieron (de todo tipo: musicales, políticos, criminales y hasta de salud) tenían la suficiente entidad dramática como para dejarlo ahí bien acotado.
Sin embargo, en una película que comenzó escribiendo Terence Winter, uno de los prestigiosos guionistas de Los Soprano y creador de Boardwalk Empire, da la impresión de que han terminado metiendo baza demasiados creadores, entre ellos el propio director, Marcus Green, y no se han conformado con ese año y medio. Lo han llenado de insustanciales flashbacks (musicales, religiosos y hasta folletinescos) que intentan redondear el dibujo de Marley, pero que solo enturbian el conjunto. Entre otras cosas, porque la puesta en escena de corte académico por parte del director, ya demostrada en El método Williams (el biopic sobre las hermanas tenistas Venus y Serena alrededor de su padre), se torna relamida y de un cursi un tanto grandilocuente con esa dicotomía entre la ausencia del padre biológico (Marley era un bastardo, hijo de un militar británico blanco del que nada supo y del que únicamente conservaba una foto) y la presencia de una especie de padre espiritual, recreada en la fantasmal figura del líder etíope Haile Selassie, al que el músico no para de leer e idolatrar.
Ahora bien, y pese a que el lado mujeriego de Marley también brilla por su ausencia (No Woman no Cry), no todo es tan reprobable en la película. Como mandan los cánones, es la música la que acaba dominando y en ese sentido resulta gratificante el placer del proceso creativo de un álbum tan legendario como Exodus, concebido también en ese año y medio de pavor y furia, de dolor y de éxito. Bob Marley: One Love, más cerca de la idolatrada liviandad de Bohemian Rhapsody y de algunos títulos de los primeros años dos mil (principalmente, Ray) que de la energía de Rocketman, puede gustar a los amantes de los biopics más convencionales. La imponente personalidad de Marley y el vigor musical, social y político de sus canciones salen en socorro de la película.
BOB MARLEY: ONE LOVE
Dirección: Reinaldo Marcus Green.
Intérpretes: Kingsley Ben-Amir, Lashana Lynch, James Norton, Anthony Welsh.
Género: biopic. EE UU, 2024.
Duración: 104 minutos.
Estreno: 14 de febrero.