Hazaña del Cádiz con nueve jugadores
Gana en San Mamés después de conseguir su gol cuando ya jugaba en inferioridad
El Cádiz completó una hazaña en San Mamés. Su primera victoria liguera en campo bilbaíno llegó de forma inesperada. Marcó su gol con un futbolista menos sobre el césped, y consolidó su triunfo cuando se quedó con nueve. Frente a un Athletic sin ideas, sumó tres puntos que saben a gloria para un equipo que acaba de ingresar en la élite..
Los niños que jugaban en la puerta de San Mamés con una pelota de colores se lo estaban pasando mejor que los 22 profesion...
El Cádiz completó una hazaña en San Mamés. Su primera victoria liguera en campo bilbaíno llegó de forma inesperada. Marcó su gol con un futbolista menos sobre el césped, y consolidó su triunfo cuando se quedó con nueve. Frente a un Athletic sin ideas, sumó tres puntos que saben a gloria para un equipo que acaba de ingresar en la élite..
Los niños que jugaban en la puerta de San Mamés con una pelota de colores se lo estaban pasando mejor que los 22 profesionales que retozaban por el césped de la Catedral. Retozar por darle algún nombre al trotecillo al que se ¿jugó? la primera parte con un Athletic que quería y no podía y un Cádiz que no se sabía si quería o si podía. 45 minutos obtusos, difíciles de tragar, como un trozo de pan duro sin nada para beber. Nadie se lo pasaba bien en el campo ni en el césped, no tanto, desde luego, como los niños que daban balonazos a las puertas cerradas del coliseo rojiblanco.
Si quería el Cádiz o no, apenas se pudo adivinar, porque su única llegada con cierto peligro llegó en el primer minuto, cuando Malbasic, en buena posición, disparó muy lejos de la portería. Se puede achacar la ocasión amarilla a un desajuste defensivo, el único del Athletic a quien su rival no volvió a probar en la primera mitad. Los desajustes ofensivos se contaron por docenas. Los pases se quedaban largos o cortos, siempre a disgusto del receptor. Las bandas prácticamente no existieron, salvo en un par de acciones de los laterales. Con el Cádiz encerrado, el experimento de Garitano de jugar con Muniain en la derecha, no funcionó. Ledesma, el portero cadista, neutralizó un par de centros en globo y poco más. Para un equipo recién ascendido, una situación ideal encontrar un partido tan plácido.
Aunque se les complicó en el comienzo de la segunda. Akapo, que en la primera parte había visto una tarjeta por un pisotón a Yuri, reincidió de manera alevosa y recibió la segunda admonición. El Cádiz se quedó con diez. Sin embargo, en la dificultad encontró su oportunidad. Lozano, el futbolista más ofensivo de su equipo, amagó un par de veces antes de encontrar el camino hacia el área de Unai Simón, ganándole la partida a Núñez. Su centro encontró la bota de Unai López, goleador por partida doble en Ipurua, pero que en San Mamés vivió la cara amarga del gol, marcando en propia meta.
El Athletic se lanzó a por el empate, mientras Álvaro Cervera trataba de refrescar a su equipo con tres cambios simultáneos. Entre los que ingresaban, el goleador Álvaro Negredo, que duró nueve minutos en el campo. Un codazo primero, y una simulación después. Dos tarjetas amarillas y el Cádiz se quedaba con nueve futbolistas, un panorama desolador, aunque un marcador favorable. Quedaba por saber si aguantaría, y cuánto tiempo. Nadie daba un euro por su suerte.
Pero aguantó, hasta el final, o fracasó el Athletic, que posiblemente sea esa la razón, porque no tuvo ni media idea para penetrar la defensa visitante jugando en superioridad. El Cádiz nunca había ganado en San Mamés. Lo hizo con nueve jugadores.