El Huesca respira en el penúltimo minuto
Un gol de Sandro en el 88 tumba a la Real Sociedad, su antiguo equipo, con el que no marcó ninguno
La Real Sociedad que deslumbró por su fútbol en LaLiga, se ha transformado, y esa metamorfosis a un plan B menos brillante pero más eficaz, a veces sale rana, como en El Alcoraz. Imanol ha interiorizado que lo bonito no siempre es práctico, como algún puente de Calatrava; que a veces es más conveniente un buen chupinazo que un castillo de fuegos artificiales, pero frente al Huesca la pólvora estuvo mojada.
En los últimos partidos han llegado en Zubieta a la conclusión que sí, que a la afición le encanta ver combinar a sus figuras, pero que todavía más les satisface ganar un título de Co...
La Real Sociedad que deslumbró por su fútbol en LaLiga, se ha transformado, y esa metamorfosis a un plan B menos brillante pero más eficaz, a veces sale rana, como en El Alcoraz. Imanol ha interiorizado que lo bonito no siempre es práctico, como algún puente de Calatrava; que a veces es más conveniente un buen chupinazo que un castillo de fuegos artificiales, pero frente al Huesca la pólvora estuvo mojada.
En los últimos partidos han llegado en Zubieta a la conclusión que sí, que a la afición le encanta ver combinar a sus figuras, pero que todavía más les satisface ganar un título de Copa o el quinto puesto para asegurar Europa. Sin renunciar a los principios esenciales, claro, pero es que, casi siempre, la línea recta es el camino más corto. Lo siguieron durante 88 minutos, hasta que se dieron cuenta de que hubiera sido más conveniente dar un rodeo.
Sigue jugando igual de bien el equipo donostiarra, pero como en Ipurua la jornada anterior, se trabajaba las alubias frente a un rival necesitado como el Huesca, un equipo tan aseado como ingenuo, que tiene muy buenas intenciones pero al que no le llega para jugar tranquilo. Su temporada es un sinvivir y juega finales cada semana, pero no de esas tan soñadas, de jolgorio y celebración, sino de ataque de nervios.
Como Imanol conoce el estado de ansiedad de los futbolistas que dirige Pacheta, optó por macerar a los aragoneses en su propio jugo, desde el minuto 1, cuando un disparo de Guevara puso los pelos de punta a la afición local que lo veía desde el salón. Jugaba el Huesca con ambición, pero siempre con un ojo en el retrovisor, porque Isak estaba al quite para aprovechar cualquier titubeo.
No los tuvo el equipo oscense, que desactivó con suficiencia al medio campo de la Real, y secas las fuentes, los delanteros no tuvieron oportunidad de lucir sus cualidades. No es que el equipo de casa derrochara llegadas, porque la más clara la tuvo en el 38, en una acción de Rafa Mir que desbarató Remiro, pero controlaron la situación los jugadores azulgranas, enfrentados al plan B de la Real.
Fue más equilibrada la segunda parte. Los jugadores del Huesca comenzaron a acusar la fatiga, y en ese escenario, la Real se movió mejor, y al menos, tuvo la pelota en campo contrario bastante más que en los 45 minutos iniciales. No se prodigó en el área, pero evitó que lo hiciera el equipo de casa. Se inclinó la pendiente con porcentajes en los que se atragantaban los futbolistas del Huesca, que ya no tenían tanto la pelota, claro que, desaparecido Oyarzabal, bien tapado Portu y con Isak más torpe que otras tardes, tampoco Álvaro tuvo demasiado trabajo.
El partido viajaba hacia un final sin goles cuando en una llegada del Huesca por la izquierda, Zaldua cortó un centro con la mano. Sandro, que en su periplo donostiarra firmó el finiquito sin conseguir anotar ni un solo gol, se encargó del lanzamiento lateral. Lo hizo con rosca, entre un enjambre de defensas y delanteros. Aritz Elustondo rozó la pelota con la coronilla y despistó a Remiro, que se llevó el disgusto de la tarde cuando la pelota se incrustó en la red. Pidió la Real fuera de juego posicional de Rafa Mir, pero ni Mateu ni el VAR lo consideraron. Ganó el Huesca, respira oxígeno de Primera; a la Real le salió rana el plan B.
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