Badosa y Davidovich, con el espíritu de Fiz
La catalana remonta un cruce de casi tres horas con Bogdan (2-6, 7-6 y 6-4) y el malagueño, asesorado por el fondista, elimina a Ruud después de casi cinco (7-6, 2-6, 7-6, 0-6 y 7-5) para alcanzar los octavos
“Venga, a ver si me puedo mover…”. Han sido 4h 45m y, claro, a Alejandro Davidovich le cuesta bajar el escalón del podio en la sala de conferencias. Su cuerpo lleva un palizón de aúpa y paga el precio de la descompresión, tanto física como anímica. Casper Ruud, el noruego al que ha rendido previamente, es un tipo duro de pelar y entre ambos han decidido explorar nuevas fronteras de resistencia en un duelo que se ha decantado a base de agallas, piernas y pulmones. A limpio mangazo. Al final se ha impuesto el español por 7-6(...
“Venga, a ver si me puedo mover…”. Han sido 4h 45m y, claro, a Alejandro Davidovich le cuesta bajar el escalón del podio en la sala de conferencias. Su cuerpo lleva un palizón de aúpa y paga el precio de la descompresión, tanto física como anímica. Casper Ruud, el noruego al que ha rendido previamente, es un tipo duro de pelar y entre ambos han decidido explorar nuevas fronteras de resistencia en un duelo que se ha decantado a base de agallas, piernas y pulmones. A limpio mangazo. Al final se ha impuesto el español por 7-6(3), 2-6, 7-6(6), 0-6 y 7-5, y de esta forma vuelve a saborear los octavos de final de un grande tras los que disputó en septiembre en el US Open.
Son los primeros en París, donde los aficionados que se concentran en la Pista 14 disfrutan de lo lindo una refriega a pecho descubierto, sin miramientos ni cuartel. Casi cinco horas de puro fuego, a cara de perro. “¡Fo-kí, Fokí, Fo-kí!”, le jalean los parisinos al español, el chico que hace cuatro años se coronó en Wimbledon como júnior y que ahora, en fase de despegue y aprendiendo a controlar ese nervio traicionero que le agita de vez en cuando, se ha filtrado ya entre los cincuenta mejores del mundo y quiere más, mucho más. “Me he demostrado hasta dónde puedo llegar y hasta dónde soy capaz de sufrir”, valora antes de poner rumbo al hotel e iniciar la recuperación, más que necesaria esta vez.
Lo ha conseguido Davidovich –citado mañana con Federico Delbonis, 6-4, 6-1 y 6-3 para el argentino ante Fabio Fognini– con su sello característico. Es decir, donde otros tiemblan, él se crece. Inventa. Imagina. Cuando el partido está dirimiéndose sobre un finísimo alambre, en lugar de agarrotarse se saca de la chistera un saque por abajo que convierte en una estatua a Ruud, y después pega un furibundo revés en suspensión gracias a los muelles que tiene en esas das piernas de velocista. Firma 59 golpes ganadores, los mismos que su adversario, y así se presenta en los octavos. A lo grande. Si el malagueño tiene que caer, lo hará de pie.
“Jugar un Grand Slam a cinco sets es como un maratón. Ganado el tercero quería ir a tope a por el cuarto, pero se me ha ido y luego tuve que ahorrar energía. Había mucha tensión al final y se estaba notando en las piernas, pero me ha funcionado”, valora sabiendo que ha ganado los cuatro partidos a cinco sets que ha disputado desde que accediera al circuito profesional, hace menos de dos años. “Si sabes que van a ir por ahí los tiros, debes mentalizarte de que vas a tener que estar como un toro”, añade orgulloso. No le faltan razones. Virtualmente escala hasta el 38º puesto del listado y ha apeado a Ruud, el 16º y uno de los más fuertes este año en la gira de tierra. Al noruego (17 triunfos y 5 derrotas en la arcilla) solo le superan Delbonis (19-9) y el griego Stefanos Tsitsipas (18-3).
“Esta victoria me da mucha confianza, mucha más energía para seguir luchando y ver dónde están mis límites”, prolonga el andaluz, que este sábado celebra 22 años y el pasado mes de diciembre solicitó ayuda al fondista Martín Fiz, de 57 años, campeón de Europa y mundial. Su entrenador, Jorge Aguirre, telefoneó al atleta vitoriano y nació el vínculo. “Le gustó la idea. Estuvimos entrenando una semana y media juntos, pero aparte de eso me ayuda también mucho en lo mental. Me manda mensajes de motivación para seguir luchando. Lo que ha hecho en su carrera, y lo que sigue haciendo, es una inspiración que me da ganas de seguir, te hace ver que se puede llegar más lejos”, explica.
De ese espíritu resiliente se ha contagiado en la recta final de la tarde Paula Badosa, que sigue la senda y remonta a la rumana Ana Bogdan (2-6, 7-6(4) y 6-4, en 2h 51m) para igualar su mejor registro en un Grand Slam, el año pasado, también en París. Ha levantado un punto de partido en el segundo set, antes del tie-break; un 4-2 adverso en el tercero; tres opciones de rotura con el 4-4... Lo salva todo y se lleva el índice a la sien, diciéndole a su entrenador, Javier Martí, que la clave está ahí: cabeza, cabeza, cabeza. La catalana, de 23 años, continúa creciendo y volando. Después de lograr el primer título de su carrera, en Belgrado hace dos semanas, se hace notar en el Bois de Boulogne. La checa Marketa Vondrousova (21 años, 21 de la WTA) será su próxima rival.
”Me alegro de que la gente crea en mí”, dice cuando se le informa de que los pronósticos la dan ahora como tercera favorita, después de Serena Williams e Iga Swiatek; “he sacado fuerzas de donde pensaba que no las tenía”.
En paralelo, Pablo Carreño ha batido a Steve Johnson (6-4, 6-4 y 6-2) y chocará con Tsitsipas (5-7, 6-3, 7-6(3) y 6-1 a John Isner), y la legendaria Serena ha sorteado otro obstáculo, el de su compatriota Danielle Collins (doble 6-4). Sucede todo antes de que Rafael Nadal afronte este sábado a Cameron Norrie en la Suzanne Lenglen (tercer turno de la sesión que arranca a las 11.00, Eurosport) y de que los ojos vuelvan a enfocar hacia la progresión de Carlos Alcaraz, cara a cara con el alemán Jan-Lennard Struff en el segundo turno de la Simonne Mathieu.
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