“De Alemania no me diga nada, que lo sé todo”
Luis Aragonés, el seleccionador más veterano en ganar la Eurocopa, con 69 años y 336 días, no quiso ver el informe del rival de la final de 2008
29 de junio de 2008. San Luis Aragonés. España ganó la Eurocopa 44 años después del triunfo de 1964. Con aquel gol de Fernando Torres en el Prater de Viena, el seleccionador pasó a la historia de la competición. No solo por ganar el título, sino también por convertirse en el técnico más veterano en celebrar el torneo. Tenía 69 años y 336 días. Todavía mantiene ese honor...
29 de junio de 2008. San Luis Aragonés. España ganó la Eurocopa 44 años después del triunfo de 1964. Con aquel gol de Fernando Torres en el Prater de Viena, el seleccionador pasó a la historia de la competición. No solo por ganar el título, sino también por convertirse en el técnico más veterano en celebrar el torneo. Tenía 69 años y 336 días. Todavía mantiene ese honor. Vicente del Bosque ganó en 2012 con 61 años, los mismos que Fernando Santos (Portugal) en 2016.
Si Luis Aragonés sustenta todavía este galardón fruto de la veteranía, José Villalonga, el técnico con el que España conquistó la Eurocopa del 64, continúa siendo en la actualidad el seleccionador más joven en ganarlo. Aquella tarde-noche del 21 de junio en la que España derrotó a la URSS con el inolvidable gol de Marcelino, tenía 44 años y 192 días. Por esas coincidencias del destino entre ambos existe otro nexo de unión además de ganar el torneo: el primero hizo debutar al segundo en la selección el 8 de mayo de 1965 cuando el Luis futbolista tenía 26 años, nueve meses y 10 días. Fue en un amistoso contra Escocia en Hampden Park (0-0).
De lo sucedido antes y después de la final de Viena de hace 13 junios (se cumplen este martes) se han escrito libros, se han emitido documentales y poco debe quedar por contar salvo los respetados secretos del sumario. Sin embargo, todavía surgen anécdotas y situaciones menos conocidas e idóneas para desvelar en un cumpleaños. Aunque Luis Aragonés consideraba que en un partido lo sustancial era lo que hacía su equipo, siempre dedicó tiempo y espacio a conocer a los rivales. En aquella Eurocopa, César Mendiondo era su espía oficial. El hombre que le radiografiaba al enemigo con todo tipo de detalles. Además del vídeo de rigor de no más de 15 minutos para que los jugadores no comenzaran a distraerse, confeccionaba un informe escrito con todo tipo de detalles: rotuladores de colores para diferenciar conceptos, fotografías, gráficos con flechas en todas las direcciones…
Cada presentación del rival ocupaba el tiempo de un partido en sí. A veces con prórroga. Luis, a pesar de tener el dosier delante, preguntaba por todo. Le preocupaba, por ejemplo, quién era el central encargado de sacar el balón jugado desde atrás. Sea quien fuere le ponía encima a Fernando Torres. “Les tenemos que forzar a salir por el que nos la pueda regalar… Siempre hay uno malo y ese suele ser el más grande”, les recordaba a sus jugadores.
Luis no se quedaba con los nombres de los rivales salvo que fueran estrellas ya reconocidas. Para identificarlos se quedaba con los números o con detalles futbolísticos. Invertía su media hora larga en las acciones a balón parado. Recibir un gol de córner o de falta lateral o frontal lo consideraba una falta de atención y quien cometiera el despiste tenía la bronca asegurada.
España fue superando rivales hasta llegar a la final. Un par de días antes del partido contra Alemania, César Mendiondo llegó con su correspondiente informe para analizarlo con Luis y el resto del equipo de trabajo: Armando Ufarte y Jesús Paredes. La sorpresa fue reveladora. “No me diga nada, Mendi, váyase a descansar, buen trabajo. De Alemania ya lo sé todo”. Recogió la carpeta de la mesa y le dio a su colaborador un cariñoso golpecito en la espalda. Luis ya sabía que sus jugadores conocían sobradamente a quién de los dos centrales, Mertesacker o Metzelder, tenían que tapar; que Silva no dejaría a Lahm correr por su banda; que Schweinsteiger (el del nombre largo, como él le llamaba) corría a veces de más y perdía balones y que Wallace, que en realidad era Ballack, no iba a poder con Senna…
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