El Madrid se lo pasa en grande
El equipo de Ancelotti, ordenado por Kroos y Modric y lanzado por Vinicius y Benzema, abruma a un Shakhtar muy agrietado y se procura un partido a su antojo en Kiev
Kroos y Modric pusieron el partido en orden y Vinicius, Rodrygo y Benzema lo remataron. Más que suficiente para que el Shakhtar se viera en la cuneta toda la noche. El Madrid se lo pasó en grande ante un rival con poco forro que solo resistió el primer suspiro. Lo que tardaron Kroos y compañía en atornillar el choque. En la lona el equipo ucranio desde poco antes de la hora, el Real pudo comprobar que Mendy está presente tras cinco meses de baja. Y con...
Kroos y Modric pusieron el partido en orden y Vinicius, Rodrygo y Benzema lo remataron. Más que suficiente para que el Shakhtar se viera en la cuneta toda la noche. El Madrid se lo pasó en grande ante un rival con poco forro que solo resistió el primer suspiro. Lo que tardaron Kroos y compañía en atornillar el choque. En la lona el equipo ucranio desde poco antes de la hora, el Real pudo comprobar que Mendy está presente tras cinco meses de baja. Y con todo a favor, Ancelotti homenajeó a Marcelo, que solo había disputado tres minutos en lo que va de curso, con su partido centenario en la Copa de Europa. Y justo poco después, el clásico a la vista. Valverde, Camavinga y Asensio hicieron de aguadores para Kroos, Modric y Rodrygo. Incluso Vallejo, otro de los del camión escoba, tuvo premio en el tramo final para que descansara un ratito Militão —que lo había jugado todo esta temporada—. Una jornada al antojo del Madrid. En Kiev, exilio forzado del Shakhtar de Donetsk, monocultivo madridista de principio a fin. Un alivio tras el patinazo colosal ante el Sheriff moldavo.
Salió abrigado el Real Madrid. A cobijo en su campo mientras el Shakhtar ponía el partido entre paréntesis a pies del central Marlon. El exbarcelonista, encargado de dar vuelo al juego, se lo tomaba con toda la cachaza del mundo. A De Zerbi, técnico local, le gusta el fútbol geométrico en campo rival, pasito a pasito, todo bien adiestrado con ocho brasileños alistados de inicio. Diez minutos tardó en cabrearse el explosivo técnico italiano. El Madrid avisó con un par de contragolpes y Kroos y Benzema dijeron basta. El cuadro español comprobó la fragilidad defensiva de su adversario, un equipo que se resguarda de manera pánfila, más contemplativo que huesudo.
En Kiev, el fútbol comenzó a balizar sobre Kroos y Benzema y el Shakhtar se fue al garete. El alemán maniobraba sin apuros, lo mismo que el francés en la periferia del área. El conjunto ucranio, muy permeable, no cerraba bien en ningún sector, salvo en el duelo de Dodo, una flecha, ante Vinicius. El brasileño explotaría más tarde.
Poco profundo por las orillas, por las que Mendy pesa más en la retaguardia que en el ataque, el Real adivinó de entrada que tenía pasillo por el embudo central. Así produjo una batería de disparos lejanos que Trubin, el joven portero local, rechazaba sí o sí, ya fuera por apremio o por falta de confianza. Si el Shakhtar no disimulaba sus rebajas defensivas, tampoco evidenció nada en la vanguardia. Una llegada de Ismaily por la izquierda derivó en un cruce crucial del reaparecido Mendy ante Tete. Un espejismo. Era fuera de juego. Ni una amenaza más de los locales en el primer acto, salvo un mal control de Solomon en dirección a Courtois que le frustró el meta belga fuera de la portería.
Al hilo de Kroos y Benzema se sumó progresivamente Modric y el Madrid ya tuvo toda la gobernanza. El gol era cuestión de tiempo, salvo uno de esos guiños mayúsculos que tantas veces depara el fútbol. No en Kiev. Tan vencido estaba el Shakhtar que se ganó solo. Lucas lanzó un gran pase en diagonal para Benzema. Aterrorizado, Kryvtsov, capitán de los de Donetsk, pegó a la pelota con el juanete y en dirección a Trubin, que estaba extraviado fuera de la portería. Un churro precedió a dos golazos.
Un gol regate a regate
A De Zerbi no le dio tiempo a que su doble cambio al descanso surtiera efecto. De nuevo Kryvtsov salió en la foto para mal. El hombre se durmió en un saque de banda de un compañero, Benzema, que suda como nunca en estos tiempos, le acogotó, le birló la pelota y combinó con Modric. El croata, con su privilegiado observatorio, enhebró una asistencia genial para Vinicius, que irrumpió por el centro del área y cargó contra la red de Trubi. La puntilla para el Shakhtar, para un equipo que solo tuvo cuerpo en los diez primeros minutos. El Madrid ya era más profundo también por las bandas.
Agradecido, el Madrid se dispuso a disfrutar. Para ello, nadie como Vinicius, ya sin el mismo arresto anterior de Dodo. El brasileño enfiló a la zaga local con un repertorio de amagues, fintas y bicicletas. Hasta cuatro zagueros se quedaron sin cadena antes de que el extremo blanco machacara la red de Trubin. Un gol a lo Vinicius, a lo de este Vinicius que ya no se acota como regateador y velocista. También empieza a ser terminal.
A la fiesta se sumó Rodrygo, menos trapecista con la pelota pero jugador pulcro técnicamente y preciso ante el gol. La jugada la ingeniaron Benzema y Vinicius, asistente de su compatriota para el abrumador 0-4. Ni así dio un respiro Ancelotti a Benzema. Le faltaba el gol. Y llegó, claro. Todos felices. Hasta Courtois, con sello en tres o cuatro paradas cuando el Real ya tiraba serpentinas.
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