El Barça, con la soga al cuello

El conjunto de Koeman, condicionado por las ausencias y lastrado por las goleadas encajadas ante el Bayern y el Benfica, está obligado a ganar al Dinamo de Kiev

Ronald Koeman, en la Ciudad Deportiva del Barcelona.MIGUEL RUIZ/FCB (Europa Press)

Al Barça no se le puede exigir que gane la Champions, como asegura Koeman. La trayectoria del equipo ha sido muy errática desde Berlín 2015 y sus derrotas fueron históricas en Roma, Liverpool y Lisboa. Asumido que difícilmente peleará por el título, al equipo se le exige desde el propio club que en el peor de los casos alcance al menos los cuartos de final y permita ingresar los 20,2 millones previstos en el ejercicio económico de la temporada que contempla un beneficio final de...

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Al Barça no se le puede exigir que gane la Champions, como asegura Koeman. La trayectoria del equipo ha sido muy errática desde Berlín 2015 y sus derrotas fueron históricas en Roma, Liverpool y Lisboa. Asumido que difícilmente peleará por el título, al equipo se le exige desde el propio club que en el peor de los casos alcance al menos los cuartos de final y permita ingresar los 20,2 millones previstos en el ejercicio económico de la temporada que contempla un beneficio final de cinco millones. El problema es que ahora mismo corre el serio riesgo de no superar siquiera la fase de grupos y por tanto no llegar a los octavos después de sumar dos derrotas consecutivas por 3-0 contra el Bayern en el Camp Nou y el Benfica en Da Luz. Así que no le queda más remedio que ganar hoy al Dinamo de Kiev (18.45, Movistar) para mantener sus opciones de ser segundo y jugarse el pase con el Benfica en el Camp Nou.

La ventaja azulgrana de jugar en casa queda condicionada por el horario, muy poco común en Barcelona, y por la desafección manifiesta de los socios en citas importantes como la del pasado domingo contra el Valencia. Las ausencias tampoco favorecen al Barça. Araujo está sancionado, Eric García cumplirá sanción y Dembélé y Pedri todavía no se han recuperado de unas lesiones que seguramente les impedirán jugar contra el Madrid. Y el Dinamo de Kiev siempre genera desconfianza en el Camp Nou.

El joven equipo del veterano Lucescu, de 76 años, se batió muy bien la temporada pasada en cancha azulgrana, a pesar de que contaba con hasta nueve bajas (2-1), y ahora se presenta como un adversario más experimentado y ambicioso, goleado en Múnich (5-0) y en cambio capaz de empatar con el Benfica (0-0). Jugadores como Tsygankov, con ocho goles, Buyalskyi, Zabarnyi, Shaparenko o el uruguayo De Pena tienen ya un buen cartel en Europa después de brillar en Ucrania.

“No tenemos más alternativa que ganar sí o sí”, insiste Agüero, debutante ante el Valencia en un partido que levantó la moral azulgrana por el buen funcionamiento de la delantera y la sintonía mostrada entre Memphis, Ansu Fati y los buenos minutos de Coutinho, un jugador en el que confía Koeman. Las dudas se centran en defensa porque los barcelonistas no consiguen cerrar bien el marco de Ter Stegen. La recuperación de Jordi Alba ha favorecido el ataque de la misma manera que no ha mejorado la zaga capitaneada por Piqué. Alba propició que el Barça ganara amplitud y profundidad por la banda izquierda mientras Dest desequilibró al final por la derecha, convertido en extremo, resguardado por Sergi Roberto.

“Nosotros también queremos ganar”, replicó Lucescu. “El Barça es un equipo joven, en construcción, está flojo como se vio ante el Bayern y por tanto los aficionados deberán tener paciencia”, prosiguió. “Koeman tiene razón cuando dice que les costará ganar algo. No todo depende de Ansu. También les dará un impulso Kun Agüero”, comentó. Necesita el Barça que sus veteranos asuman la presión en un partido sin margen de error: no ganar supondría una nueva catástrofe en la Champions.

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