El diabólico rompecabezas del Barça
La opción de Morata explica los condicionantes deportivos y económicos de un club atrapado por el ‘fair-play’ de la Liga
El Barça está atrapado en un rompecabezas económico-deportivo tan diabólico que admite el movimiento más insospechado en su plantilla como podría ser el fichaje de Morata. El jeroglífico empezó con la salida de Messi y podría acabar con la llegada de Haaland. El juego, sin embargo, es tan cambiante que, mientras, se puede dar cualquier operación siempre que sea aprobada por Xavi. Ya no hay dudas sobre el técnico que liderará el proyecto deportivo del presidente Joan Laporta. Ahora se trata de vertebrar un equipo competitivo ...
El Barça está atrapado en un rompecabezas económico-deportivo tan diabólico que admite el movimiento más insospechado en su plantilla como podría ser el fichaje de Morata. El jeroglífico empezó con la salida de Messi y podría acabar con la llegada de Haaland. El juego, sin embargo, es tan cambiante que, mientras, se puede dar cualquier operación siempre que sea aprobada por Xavi. Ya no hay dudas sobre el técnico que liderará el proyecto deportivo del presidente Joan Laporta. Ahora se trata de vertebrar un equipo competitivo con incorporaciones como ha sido la de Ferran Torres. Aunque no descarta a un central, el técnico precisa ahora mismo de un 9 y le gusta Morata.
La incorporación de un ariete no debe comprometer, en cualquier caso, la opción de Haaland. La alternativa sería Vlahovic, de la Fiorentina. El álbum de cromos depende del juego limpio financiero y el margen de maniobra es escaso porque los futbolistas transferibles no se mueven y los que pueden ayudar a cuadrar las cuentas y la alineación no ceden, como es el caso de Dembélé. El agente del francés regateó al Barça en la última reunión y la renovación de su contrato, que vence en 2022, se adivina difícil pese al interés de Xavi y Laporta.
Dembélé pide unos 30 millones, más comisiones, después de que el club le ofreciera 20. Al Barça le interesa la continuidad del delantero, deportiva y económicamente, porque la actualización de su contrato y los periodos de la amortización liberaría una cantidad importante para afrontar inscripciones a partir del 3 de enero como la de Ferran Torres, cuya ficha es de unos 12,5 millones.
La actitud de Dembélé no juega a favor del debut de Ferran Torres después de que la retirada del Agüero propicie el alta de Alves. La rueda de altas y bajas solo funciona si se reduce una masa salarial que es del orden de unos 430 millones después de que Piqué, Busquets y Alba se rebajaran el sueldo y partieran Messi y Griezmann. Así se pudo incorporar a Memphis, Eric, Agüero, Demir y Luuk de Jong, renovar a Pedri y Ansu Fati y fichar a Xavi. Las prioridades, además de las de Alves y Ferran, son hoy mejorar los contratos de Gavi, Nico, Araujo e incorporar a un 9. Los objetivos dependen del fair play financiero y de la regla del 4x1: por cada cuatro euros liberados se puede invertir o gastar uno, aunque el club sopesa variantes de ahorro en función del importe de la ficha del jugador y su relación con el coste de la plantilla, y de ahí la importancia de Dembélé.
El Barça le plantea a Dembélé la disyuntiva de la renovación o el traspaso en enero porque no quiere dilatar una situación que perjudica por igual al club y al jugador en su carrera hacia el Mundial de Qatar. Xavi cuenta con el francés e insiste con el fichaje inmediato de un delantero centro. A pesar de no ser la única, la opción de Morata, de 29 años, gana enteros respecto a la de Cavani. El diario As adelantó la noticia y anunció que Xavi ya conversó con Morata. El Barça admite que el delantero español figura en la lista de candidatos y advierte de que su incorporación no afectaría al interés por Haaland, cuyo representante, Mino Raiola, mantiene buenas relaciones con Laporta.
El fichaje de Morata, que aspira a salir ya mismo de la Juventus, podría comprometer en cambio la continuidad de Memphis porque su contrato acaba en 2023. Morata actúa en la Juve en calidad de cedido por el Atlético y al club rojiblanco puede que, por una parte no le interese recuperar al jugador por cuestiones económicas y deportivas y, por otra, tiene pendiente ejecutar en verano la opción de compra de Griezmann después de su salida del Camp Nou. Los quebraderos de los ejecutivos para sanear la contabilidad de la entidad son tan duros como los de Xavi para armar la delantera sin Messi. El técnico, en cualquier caso, conoce bien a Morata, igualmente respetado por los internacionales del Barça y por el seleccionador Luis Enrique. Laporta, en cualquier caso, aspira a que su plan tenga un icono como el de Haaland, también pretendido por el Madrid. La pugna no tendría por qué afectar las buenas relaciones Barça-Madrid. Ambos clubes son aliados en el proyecto de la Superliga, precisamente junto con la Juventus, y los dos se oponen al crédito de la Liga acordado con el fondo de inversión CVC y que tampoco ha sido votado por el Athletic. Al mismo tiempo, las directivas del Madrid, Athletic, Barcelona, Osasuna y Amorebieta ya no tendrán que avalar el 15% de sus presupuestos, según la nueva Ley del Deporte, aprobada después de una enmienda del PNV y con el visto bueno del Consejo Superior de Deportes, cuyo director general es Albert Soler, exdirector de deportes profesionales del Barça desde 2014 al 2021, cuando fue cesado por Laporta. El presidente espera que a partir de enero pueda actuar sin estar condicionado por quienes le ayudaron a formalizar el aval de 124 millones, prorrogado en noviembre tras ser presentado en marzo a la Liga.
El Barça no solo necesita atacar la masa salarial para remodelar su plantilla sino que precisa capitalizarse después de poder operar con un crédito de 600 millones de Goldman Sachs, el mismo grupo de inversión que financiará el Espai Barça con 1.500 millones. El contexto es de tal apuro que el club mantiene abiertas por su cuenta las negociaciones con CVC. No se sabe todavía en cambio si la directiva emprenderá acciones legales contra la junta de Bartomeu, a la que se responsabiliza en gran parte de la deuda del club que asciende a 1.350 millones, después de analizar las auditorias y estar a la espera del resultado del Barçagate. El rompecabezas económico condiciona al deportivo y, por tanto, las circunstancias favorecen operaciones no previstas como la de Morata.
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