La flor del triple cubano se hace español en siete meses
El Gobierno concede la nacionalidad a Jordan Díaz, de 20 años y doble campeón del mundo, que en julio pidió asilo político
Jordan Díaz (23 de febrero de 2001) nació en Cuba, en La Habana, y es triplista, y tantos saltos, y muy largos, y muy rápidos, ha dado en la pista, como en la vida, tan rápidos y tan largos por lo menos.
A los 16 años ya pasó, y de largo, de los 17 metros, la señal de la excelencia en triple que muchos atletas solo alcanzan después de largos años de entrega (el récord español, de Pablo Torrijos, son 17,18 metros), 17,30 metros que le valieron el campeonato del mundo en Nairobi y el réc...
Jordan Díaz (23 de febrero de 2001) nació en Cuba, en La Habana, y es triplista, y tantos saltos, y muy largos, y muy rápidos, ha dado en la pista, como en la vida, tan rápidos y tan largos por lo menos.
A los 16 años ya pasó, y de largo, de los 17 metros, la señal de la excelencia en triple que muchos atletas solo alcanzan después de largos años de entrega (el récord español, de Pablo Torrijos, son 17,18 metros), 17,30 metros que le valieron el campeonato del mundo en Nairobi y el récord mundial juvenil; a los 17 alargó su récord juvenil, hasta los 17,41 metros, y se proclamó campeón mundial júnior; a los 18 quedó octavo en el Mundial absoluto de Doha y saltó 17,49 metros, la segunda mejor marca mundial júnior de siempre, a un centímetro del alemán Volker Mai, y a los 20, este mismo miércoles, dio el salto más largo: ha dejado de ser cubano para hacerse español, “por carta de naturaleza” (porque contribuirá a la gloria y la grandeza del país), según publica el Boletín Oficial del Estado.
La nacionalización, que será efectiva cuando el juzgado de Guadalajara, donde reside, le cite para jurar la Constitución, es el final de un proceso acelerado a velocidad récord, exprés, de siete meses. Lo inició el 30 de junio pasado, cuando abandonó en Barajas la expedición cubana que volaba a Oslo para los Bislett Games. La decisión le supuso renunciar a los Juegos de Tokio. Poco después solicitó asilo político alegando la situación política de Cuba, comenzó a entrenarse en Guadalajara con Iván Pedroso y fichó por el Barcelona de atletismo. E inició los trámites para nacionalizarse.
“Y un día me llamaron del Consejo Superior de Deportes preguntándome si era un atleta interesante, y yo les dije que por supuesto”, dice Raúl Chapado, presidente de la Federación Española de Atletismo y, en sus tiempos de atleta, olímpico de triple salto en Sidney 2000. “Que era un fenómeno, un gran talento, y que era una gran oportunidad para el atleta como persona, para su vida, para su futuro, y para el atletismo español. Y les recordé que el último campeón olímpico de triple, Pedro Pablo Pichardo, era cubano y competía por Portugal… Pero ni la federación consigue nada ni concede la nacionalidad ni intenta captar a nadie. Fue Jordan Díaz quien solicitó ser español, no fue la federación la que se lo pidió. En la velocidad de su proceso han influido muchos más factores que nuestro deseo, incluido el que lo iniciara desde un estatuto de acogimiento internacional. Si la ley lo contempla, no nos vamos a oponer nosotros”.
El triple salto es la especialidad atlética más cubana. Ocho de los 11 mejores saltadores de triple júniors de la historia son cubanos, y Díaz es su flor, coinciden los que saben, e Iván Pedroso es el primero, y dicen que el saltador y técnico cubano está emocionado entrenándolo y viéndolo en su grupo de superelite en la capital alcarreña, el grupo que integra con el francés Teddy Tamgho, el grupo de la campeona olímpica de Tokio y plusmarquista mundial (15,67 metros) Yulimar Rojas, de la plusmarquista española y bronce en Tokio Ana Peleteiro, del gran talento juvenil vasco Tessy Ebosele, del burkinabés Fabrice Zango, medallista de bronce en Tokio… Como bien sabe Pedroso, muy pocos de los grandes júniors de Cuba llegaron a ser grandes cuando crecieron, y Pichardo, uno de los seis saltadores que en la historia han pasado de los 18 metros, no cruzó la frontera de los 17 hasta los 20 años. En el la lista de todos los tiempos júnior es el 44º. En la absoluta, el quinto.
Un análisis rápido señala que muchos se lesionan demasiado temprano, quizás debido a que los métodos cubanos de entrenamiento privilegian antes que el trabajo con las pesas el de repetición de saltos, que castigan más las articulaciones. El método Pedroso es otro.
“Jordan Díaz es la Yulimar en hombres por su potencial, aunque está mucho más formado que cuando Yulimar llegó de Venezuela, que era un talento en bruto”, le define, extasiado, Ramón Cid, triplista histórico español y entrenador de María Vicente. “Es un portento. Tiene un triple precioso. La escuela cubana en su plenitud. Puro ritmo. Un espectáculo. Muy cubano. En la línea Pichardo. En los Juegos de París 24 tendrá 23 años. Estará en su plenitud”.
Cuando le concedan el DNI español, la federación española se lo notificará a la internacional para solicitar el transfer, y solo podrá competir con la camiseta de la selección pasados tres años de su última competición internacional con Cuba. “Creo que fue el Mundial de Doha, en septiembre de 2019, pero no estamos seguros, pero no creemos que llegue al Mundial de Eugene, el próximo julio, quizás sí a Budapest 2023″, dice Chapado. Y el presidente recuerda la línea de grandes atletas cubanos que engrandecieron al atletismo español y en la que espera que se integre Jordan Díaz: la campeona mundial de longitud en Sevilla 99 Niurka Montalvo, el medallista en Atenas 2004 Joan Lino Martínez, el saltador también Luis Felipe Méliz, el vallista Orlando Ortega, plata en Río 16. “Y su caso me recuerda más aún al de Glory Alozie, la vallista nigeriana que llegó a España muy joven, pero ya establecida en la elite, después de participar como nigeriana en Sidney 2000, y tanto nos dio”.
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