El cerrojo del ‘Comandante’ Koulibaly
A partir de liderazgo del central senegalés, el Nápoles de Spalletti es el equipo menos goleado de la Serie A
Kalidou Koulibaly, campeón de África con Senegal el pasado 6 de febrero, nació hace 30 años en Francia. Se crió en Saint-Dié, a 90 kilómetros de Estrasburgo. “Éramos negros, blancos, africanos, musulmanes y cristianos, sí; pero éramos todos franceses”, explica el defensa del Nápoles. Koulibaly, sin embargo, después de pasar por los juveniles de los bleus decidió representar al país de sus padres. Su elección no tuvo que ver con sus progenitores, ni con su barrio ni tampoco con su educación en F...
Kalidou Koulibaly, campeón de África con Senegal el pasado 6 de febrero, nació hace 30 años en Francia. Se crió en Saint-Dié, a 90 kilómetros de Estrasburgo. “Éramos negros, blancos, africanos, musulmanes y cristianos, sí; pero éramos todos franceses”, explica el defensa del Nápoles. Koulibaly, sin embargo, después de pasar por los juveniles de los bleus decidió representar al país de sus padres. Su elección no tuvo que ver con sus progenitores, ni con su barrio ni tampoco con su educación en Francia; fue mucho más pura, si se quiere ingenua: escogió la pelota. La primera vez que tocó un balón fue en Senegal. No encontró, entonces, mejor patria.
“Tenía seis años. Estaba asustado. Iba a conocer a mis abuelos, a mis tíos y a mis primos. Fue un shock ver cómo vivían y cómo los niños jugaban sin zapatillas al fútbol. Mi madre me dijo: ‘quítatelas y ve a jugar’. Así comenzó mi historia en el fútbol”.
De Senegal a la cantera del SR Saint-Dié, para aterrizar en el filial del Metz. El despegue de Koulibaly, en cualquier caso, se produjo en el KRC Genk de la liga belga; pero la popularidad la consiguió en el Nápoles. Llegó a Italia en el verano de 2014 a cambio de 7,7 millones de euros. Encontró su lugar en el sur de Italia, aprendió el idioma rápido —habla un poco del dialecto napolitano—, se aficionó a los espaguetis vongole y se convirtió en una de las caras de la lucha contra el racismo.
Pero Koulibaly es, sobre todo, un central de referencia, elegido en el equipo ideal de la Copa de África, líder de la zaga napolitana. El Comandante, le llama su técnico, Luciano Spalletti.
Después de su frustrado paso por el Inter (se quedó dos veces en la cuarta posición), Spalletti construyó un Nápoles combativo a partir de la solidez defensiva, con Koulibaly como símbolo. A pesar de que en la fase de grupos de la Liga Europa encajó 10 tantos en seis partidos, en la Serie A, el cuadro napolitano es el equipo menos goleado: 17 en 25 duelos.
El Nápoles se agrupa en un 4-4-2 cuando no tiene el balón, mientras que en ataque se abre en un 4-2-3-1, con Osimhen en ataque —el delantero es duda—. El socio del nigeriano es el histórico Insigne, que ya anunció que continuará su carrera en el Toronto de la MLS. El Nápoles, equipo también del andaluz Fabián, se anima a pelear el título con el Inter y el Milan —les separan dos puntos—, aferrado al cerrojo del Comandante Koulibaly.
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